La tradicional velada inaugural de la Scala de Milán, que abre la temporada musical 2021-2022, estará a cargo de una audaz representación contemporánea de Macbeth, la ópera de Giuseppe Verdi, sobre los tormentos frente a la búsqueda del poder.
“Tenemos mucha suerte porque hemos podido estar abiertos [...], reconoció Dominique Meyer, director de La Scala. “Queremos que este estreno sea como una luz que brilla para indicar que algún día esta pesadilla terminará”, comentó.
Si bien la cena de gala fue cancelada por el nuevo brote de la pandemia, el templo milanés de la lírica recibirá 2 mil espectadores, algunos de los cuales han pagado hasta 2 mil 500 euros (2 mil 800 dólares) por su sitio.
Tras seis meses de silencio, La Scala pudo reabrir sus puertas al público en mayo, con un reducido número de espectadores confinados en los balcones, y volvió a la normalidad en octubre.
La nueva versión de Macbeth, inspirada en la tragedia homónima de William Shakespeare (1564-1616), una intriga de amor, odio y sed de poder, es una versión llena de efectos especiales gracias a la puesta en escena de Davide Livermore y la dirección musical de Riccardo Chailly.
La inescrupulosa heroína de Shakespeare está encarnada por la diva rusa Anna Netrebko, una habitual de La Scala. “Es una de las representaciones más complicadas que he conocido”, admite la soprano.
La obra transcurre entre pantallas, con ir y venir del decorado, que a veces se eleva a alturas vertiginosas.
En el papel de Macbeth, el barítono italiano Luca Salsi, reconoce que cuenta “una historia contemporánea de poder y sangre”, interpretada con “ropas de hoy en día”, pero con “armas antiguas” como “la espada enorme” que blande en el escenario.
Y el escenario onírico es monumental, con rascacielos típicos de las grandes ciudades norteamericanas pero también con laberintos gigantescos, una metáfora de los tortuosos caminos por los que vagan las mentes de los protagonistas.
La ópera será transmitida en directo por la televisión pública italiana (Rai).