Hay distintos tipos de profundidades. Está la del mar donde las ballenas nadan como grandes soberanas, está la del corazón donde solo la mente puede sumergirse, y a veces ambas convergen en la superficie para respirar. Allí, entre los limites del aire y el agua, se encuentra Mariana y la ballena, el nuevo libro de la escritora panameña Tere Domínguez, una obra que nace de la admiración por estos cetáceos y la necesidad de alzar la voz por ellos.
“Fue en el primer viaje que hice para ver a las ballenas jorobadas, al sentirme impotente ante botes que las acechaban descontroladamente, en vez de mantener la distancia reglamentaria (250 metros). Me dije ese día que iba a escribir una historia sobre ellas, para que se tomara conciencia de cómo podría protegerse a las ballenas jorobadas: una especie tan grande y tan vulnerable”, recuerda Domínguez de cómo nació la idea de escribir este relato.
Pero si bien la intención del libro es clara con respecto al mensaje que busca enviar, también hay una trama paralela que lo hace más cercano a los lectores: un romance juvenil que se desarrolla en medio de un mundo lleno de realismo mágico. “Es la primera vez que uso este recurso. Me gusta mucho este tipo de lectura y lo vi como un recurso para que el lector pudiera adentrarse en el mundo de las ballenas jorobadas de manera impactante. Espero haberlo logrado”, confiesa la escritora.
Como en sus trabajos anteriores, esta tercera obra literaria de Domínguez, contiene partes de su vida que comparte con sus lectores. “En el libro describo mi playa preferida que está en una isla en el Archipiélago de Las Perlas. Y encontrarán a la Tere adolescente viviendo su primer amor”.
Pero también otras partes de su vida que se mezclan entre páginas y le sirvieron de motivación. Por ejemplo: su amor por las ballenas siendo ella adolescente y que continuó y compartió con sus hijos. “Les compraba libros de animales del mar y en especial de las ballenas. Yo los disfruté a la par de ellos. Siempre los llevaba a Punta Culebra donde está el Smithsonian”. Y aunque el cariño por estos animales era una particularidad familiar, tener un acercamiento un poco más directo con ellas se le era complicado a la escritora. “Ir a verlas lo veía imposible porque me mareaba mucho en cualquier tipo de embarcación. Hasta que después de sufrir un accidente y recuperarme me dije que iba a ir a verlas para disfrutar la vida, que había comprobado que podía desaparecer en un instante, y al final lo logré buscando ayuda para controlar los mareos. Fue una de las experiencias más sublimes que he tenido en mi vida y a partir de allí el enamoramiento se consolidó a tal punto que ahora logré escribir un cuento sobre ellas”.
Aunque todas estas experiencias personales, y la práctica con sus títulos anteriores ayudaron a que este libro no tuviera grandes problemas creativos al momento de plasmar la historia, Dominguez sí buscó ayuda profesional para darle el mayor realismo posible a la narración. “El doctor Héctor M. Guzmán, ecólogo marino y científico senior del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá revisó, no solo toda la parte científica escrita sino también que las ilustraciones fueran lo más cercano a la realidad. Por ejemplo, como debía estar la aleta cuando la ballena estaba en la arena. Donde debía acentuarse el color blanco. Son detalles que en fotos o videos en internet no se pueden apreciar. Ni tampoco en mi ida a ver las ballenas. Los científicos usan cámaras potentes que les permiten ver todos los detalles. Él tuvo el tiempo para apoyarme en esta parte. Por tanto las ilustraciones, creaciones de Natalia Tertusio, no solo son hermosas, sino muy realistas” explica Domínguez, resaltando el epílogo del libro, escrito por el doctor Guzmán, el cual considera “tiene información muy valiosa para que todos los panameños puedan conocer más a nuestros visitantes anuales”.
El libro actualmente se encuentra disponible en diversas librerías del país, así como en la página web de la escritora (www.teredominguez.com), junto a sus otras obras.
Sobre qué parecidos encontró entre las ballenas y los seres humanos, Domínguez respondió: “Lo vulnerables que son a pesar de ser tan grandes”.
Conozca un poco más sobre las ballenas
El doctor Héctor M. Guzmán, ecólogo marino y científico senior del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá da algunos detalles de las ballenas.
¿Qué tipo de ballenas pasa por Panamá?
La que es casi permanente es la ballena jorobada. Pero a Panamá la visitan también, por ejemplo, las orcas, la ballena piloto, la ballena azul o los cachalotes (La ballena de la novela Moby Dick - 1851).
¿Son peligrosas?
No son peligrosas..., como todo animal, si te metes en su territorio tienes el chance de tener un percance o si las comienzas a fastidiar, como acosarlas en lanchas.
¿La ballena jorobada está en extinción?
Estuvo en vía de extinción, pero gracias a organismos como la Comisión internacional ballenera que reguló la cacería de ballenas, huvo un impacto positivo en las poblaciones. Y en este momento hay un incremento poblacional de entre 6 a 10%, aunque la especie se considera vulnerable.
¿Qué tan rápido se mueven las ballenas?
Depende de la especie y de lo que esté haciendo. Una ballena jorobada, por ejemplo, puede nadar entre los 14 y 20 kilómetros por hora. Pero son mucho más lentas si están con sus crías, mientras juegan con ellas, las alimentan o les enseñan.