Quien acoge a un peregrino, está recibiendo a Jesús.
Esa es la filosofía que aprendieron y aplicaron muchachos como Rommel Guerrero, Andrea Villalaz y Darío Villalaz, tres de los jóvenes panameños que participaron en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud que ocurrió entre el 26 y el 31 de julio de 2016, en la ciudad de Cracovia, en Polonia.
Un idioma único
Andrea Villalaz rememora con emoción cuántos miles de jóvenes había en Cracovia y sus alrededores, de diferentes destinos, que hablaban los más diversos idiomas, aunque todos tenían en común su condición de creyentes en Jesús.
“Dios era un idioma único entre todos nosotros”, agrega.
“Te sientes igual que todos los demás. La vivencia fue increíble. Estábamos preparados para dormir donde fuera. Al peregrino no le importa tanto dónde va a dormir, pues todos llevamos un saco de dormir. Lo importante es reunirnos con otros jóvenes de otros países”, comenta Andrea.
Cantos
Como llegaron a Polonia en plena madrugada les tocó dormir un rato en el aeropuerto, mientras se organizaba todo para su traslado, indica por su parte Rommel Guerrero.
Mientras que otros en ese aeropuerto se pusieron a cantar como si fuera pleno mediodía, señala por su lado Darío Villalaz.
Padres adoptivos
Andrea Villalaz bautizó a quienes fueron su hogar de acogida en Polonia como sus “padres de adopción”, pues le brindaron en todo momento amor, felicidad, seguridad y protección.
Entre risas, Andrea comenta que hasta la regañaban en ocasiones si no comía la merienda que le daban para que se llevara para las actividades, por si había largas filas para recibir comida en la Jornada Mundial de la Juventud. La idea era que ella ya tuviera algo para aguantar hasta que llegara su turno.
“Aunque no es una obligación brindarles comida a los peregrinos, igual mis papás de adopción lo hacían con mucho gusto”, afirma Andrea.
En Cracovia, anota, les entregaban cupones con los que podían comer en restaurantes determinados, de diversas especialidades.
Los tiquetes del kit del peregrino les permitía comer varios tipos de menú.
Las opciones iban desde empanadas con carne, pollo con mozzarella y tomate, pasando por pizzas variadas, chuletas de puerco, hamburguesas con papas fritas, así como lasaña con espinaca, tortellini con espinaca o platos mexicanos y polacos.
Acogida
Rommel Guerrero destaca que donde le tocó cobijo en Cracovia era una casa grande, donde dejaban la puerta abierta para que pudieran entrar y salir de acuerdo a los horarios de cada uno de los eventos.
Eso sí, siempre con la mirada protectora de la mamá de la familia, que los atendía siempre hasta en los mínimos detalles, comenta Guerrero.
“Todo esto se trata de tener un encuentro con Dios”, añade con convicción.
“Ya verán los que sean hogares de acogida en Panamá, les va a encantar esta experiencia y no la van a olvidar. Ustedes van a estar tan emocionados como los propios muchachos”, resalta Andrea Villalaz.
A Villalaz no le preocupaban las distancias en Cracovia, podían ser hasta dos horas en tren de un punto a otro, lo esencial para ella y sus compañeros era aprender y acercarse a Dios a través de sus nuevos compañeros de la fe.
Un agradecimiento al pueblo de Cracovia por su hospitalidad
Tras el punto final de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, el papa Francisco le mandó un mensaje a toda la población de Polonia: “Agradezco al pueblo polaco y a la Iglesia polaca por este gran festival de la juventud que se pudo vivir en Cracovia.
Una vez más, le agradezco al presidente de Polonia, a representantes del gobierno, al cardenal arzobispo de Cracovia y a todo el episcopado de Polonia, por haber preparado este evento y haberlo hecho posible; evento que se convierte en signo de paz para Polonia, Europa y el mundo”.
