La vuelta al colegio en Francia después de las vacaciones de verano estuvo marcada ayer por la prohibición de los teléfonos móviles en la enseñanza obligatoria, una medida que suscitó un amplio debate.
La nueva ley, adoptada a fines de julio y que responde a una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron, prohíbe el uso de todo aparato conectado (celular, tableta, reloj) en las escuelas de primaria y los colleges, es decir, hasta los 14-15 años.
Esta práctica ya había sido adoptada por muchos centros, pero ahora la ley se aplicará a todos los establecimientos.
Marie-Coline Madeleine, madre de 41 años.
En cuanto a los liceos (hasta los 18 años), tendrán la posibilidad de aplicar la medida total o parcialmente.
Es una ley “de entrada al siglo XXI”, que envía un mensaje a la sociedad francesa y también al extranjero, con otros países interesados, dijo el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.
Casi 9 de cada 10 jóvenes de 12 a 17 años (86%) poseen un teléfono móvil en Francia.
Los detractores de la medida denunciaron una “operación de comunicación” y una “ley de circunstancias” que “no cambiará nada”. También subrayan la falta de recursos para su aplicación puesto que el gobierno aconseja, por ejemplo, guardar los celulares en taquillas, pero algunas escuelas no tienen. La ley permite paralelamente la confiscación del aparato, cosa que los profesores no tenían derecho a hacer hasta ahora.
Varios alumnos interrogados en un colegio de París indicaron que mantendrán sus aparatos apagados durante la jornada, pero que los guardarán para comunicar con sus padres al terminar las clases.
Más de 12 millones de alumnos regresaron este lunes al colegio en Francia.