Wole Soyinka: Cincuenta años después

Wole Soyinka: Cincuenta años después


¿De qué escribe un hombre después de cincuenta años sin publicar una novela? Wole Soyinka (Nigeria, 1934) publicó su última novela en 1973. Poeta, ensayista y dramaturgo, reconoce que su fuerte no es el de ser novelista pero, a la vista de cómo maneja el tempo narrativo y la construcción de personajes en su primera novela, Los intérpretes, no cabe duda de que estamos ante un escritor brillante y sugestivo.

En 2021, el Premio Nobel de Literatura de 1986 (primer escritor africano y negro en obtenerlo), vuelve al terreno de la novela con Crónicas desde el país más feliz de la Tierra (Alfaguara) casi cincuenta años después, con una voluntad casi testamentaria.

Las más de 600 páginas de la novela, y su largo título, dan cuenta de que estamos ante una obra que consigna varios de los mejores retratos de su Nigeria natal.

El virtuosismo del dramaturgo se pone al servicio de la novela. Basta leer los grandes escenarios que dibuja Soyinka para palpar la riqueza teatral que andamia las atmósferas y estancias donde transcurre la acción. Es una novela fácil de ver. El autor se esfuerza en el detallismo de los buenos atrecistas, y las transiciones de tramoyista también están presentes en las largas secuencias que van construyendo la novela.

Nigeria es el país de la gente más feliz de la Tierra, aunque dicen que es una Nigeria imaginaria. Para los no iniciados en la historia de ese país, lo que descubrimos es la gran similitud de los perfiles de pícaros y corruptos; se descubre que, aunque no es un consuelo, en todos lados se cuecen habas, siempre hay un iluminado o politicastro dispuesto a lo peor, y que la corrupción es la misma y no es una abstracción literaria.

Nigeria cobra vida delante de lector atento y lo introduce a una realidad compleja que requiere más interés desde este lado del mundo.

Soyinka, acostumbrado a la ironía y a la acidez directa en sus juicios y perspectivas sobre la realidad (lo que le llevó a la cárcel durante años), dibuja una realidad que seguramente no gustará a los poderosos y mandamases de su tierra. Esta ficción les dibuja como unos vendepatrias con forma de predicadores y políticos, dispuestos a defraudar lo que haga falta con tal de no dejar el negocio que los está haciendo ricos.

Esta fijación por el poder (religioso o político) retrata, con una precisión de detalles, un perfil exportable a cualquier territorio. En tanto que humanos, la realidad de Nigeria es la misma en muchos países del mundo.

Casi cincuenta años mirando la realidad de su país, rumiando con la mirada reflexiva los cambios que han ocurrido, creando opinión, escribiendo ensayos, poemas, obras de teatro. Y entonces, llega la novela, larga, definitiva, morosa, que se resuelve muy lentamente y que recobra el ritmo en su último tramo, así es este novelón Crónicas desde el país más feliz de la Tierra, que tiene vocación de testamento, de confesión y de retrato, para que nadie se olvide de lo que es Nigeria, para que todos sepamos que, aunque de este lado del charco las cosas parecen distintas, las apariencias engañan, y que estos señores de la fe y la política siempre están tramando algo más turbio de lo que pensamos.

En definitiva, sin ser la mejor novela de Soyinka, esta obra les va a aportar dos cosas: la primera, la belleza del pensamiento reflexivo transformado en literatura. La capacidad de Soyinka no tiene límites a la hora de producir una obra que nos muestre lo que nos ocurre, tirando de ironía, humor y belleza terrosa, sabor ocre, pero belleza. Lo otro que les ofrece, es una radiografía del cúmulo de circunstancias que se amontonan detrás de los corruptos y pilluelos criollos o africanos. Hay retratos que sólo les hace falta el acento panameño.

Un acontecimiento que les invito a leer, una clase magistral de manejo literario y un derroche de sabiduría vital. Wole Soyinka puede no tener un buen momento literario, pero siempre te deja una imagen sobre la que renovar nuestro compromiso con lo que nos pasa, con el afán de hacer que nos movilicemos para impedir que nuestras peores pesadillas se hagan realidad.

LAS MÁS LEÍDAS