Las relaciones diplomáticas entre Italia y Panamá continúan caminando a trompicones. El hielo que se empezó a descongelar en febrero pasado, cuando el primer ministro italiano Matteo Renzi aseguró ante el presidente Juan Carlos Varela su compromiso para solventar el caso Finmeccanica, se ha solidificado de nuevo.
El subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, Mario Giro, ha declinado la responsabilidad de la administración pública italiana en las adjudicaciones en parte corruptas a las filiales de Finmeccanica en 2010.
Para Giro, sindicalista católico y miembro de la Comunidad de San Egidio, “no se trata de una cuestión que refiera al Gobierno (italiano) directamente” sino que es un tema que alude exclusivamente al conglomerado italiano.
“El Gobierno (italiano) trata de mantener las buenas relaciones con Panamá, pero sobre esta cuestión hay poco que decir porque es a la empresa a la que implica y es ella la que lo está negociando”, ha detallado mientras desayunaba un capuchino junto a varios periodistas.
El contrato con Finmeccanica fue una compra directa, sin licitación ni acto público, que se efectuó en virtud de un Memorándum de Entendimiento de Cooperación Técnica firmado por Martinelli y por el exjefe del Consejo de ministros italiano, Silvio Berlusconi, que presupone claramente una implicación directa de la República italiana.
De hecho, el exministro de Seguridad de Panamá que firmó los contratos con la empresa italiana, José Raúl Mulino, ha asegurado en repetidas ocasiones que su gobierno le compró al conglomerado italiano los equipos como parte de un acuerdo entre ambos estados.
El responsable del Ministerio de Exteriores de Italia -que ha ilustrado el próximo viaje que Renzi realizará a Chile, Perú, Colombia y Cuba para reforzar las relaciones diplomáticas y estrechar lazos económicos en compañía de empresarios italianos- ha reconocido que fue un tema de supuesta corrupción que se fraguó entre los gobiernos anteriores de ambos países, pero ha asegurado que lo único que se puede favorecer es la vía del diálogo.
“La diferencia es esta. En Italia es una cuestión de corrupción del gobierno Berlusconi. Y en cambio, en Panamá se ha convertido en una cuestión de política nacional”, ha detallado.
“Yo hablo constantemente del tema con el embajador (Fernando Berguido) y también con Finmeccanica, pero más no podemos hacer. Además, hay un juicio en Roma en curso y hasta que no haya sentencia no podemos intervenir y quién sabe cuánto durará este proceso”, ha agregado posteriormente.
El próximo 29 de octubre el principal intermediario entre Italia y Panamá, Valter Lavítola y el ex director comercial de Finmeccanica, Paolo Pozzesere, están llamados a prestar declaración en el tribunal de Roma, acusados de corrupción internacional en Panamá.
En tanto en Panamá, la Corte Suprema de Justicia panameña ha suspendido provisionalmente los efectos del contrato de compra de 19 radares a Selex y el Gobierno ha demandado el contrato con Telespazio Argentina, S.A., por la compra de un mapa digital.
Los dos recursos legales contencioso administrativos se han tramitado invocando la figura de desviación de poder por considerar los contratos ilegales al haber indicios de corrupción.
Tras explicarle la delicada situación que afecta a las filiales del conglomerado italiano Finmeccanica, Giro ha sentenciado con resignación: “En este momento no se puede hacer nada más que favorecer el diálogo. Puedo hacerlo, pero hasta un cierto punto”.