El juez de las investigaciones preliminares del Tribunal de Nápoles, Bruno Urso, retrasó la apertura del juicio oral hasta el próximo mes de septiembre, en el caso sobre el presunto desvío de $20 millones en la frustrada construcción de cuatro cárceles modulares en varias localidades de Panamá por parte del consorcio italiano Svemark.
Este jueves se resolvieron algunas cuestiones previas referidas a las garantías sustanciales del debido proceso. Además, se fijó la fecha –1 de junio– para otra audiencia para tratar otros asuntos de carácter técnico. Una vez superada esta fase preliminar, comenzará el juicio penal propiamente dicho.
Los procesados por este caso son Valter Lavítola, “director” de las operaciones corruptivas entre los privados y el Gobierno de Panamá; Angelo Capriotti, socio del consorcio Svemark; Paolo Passalacqua, responsable y representante legal de Precetti Spa., empresa suministradora de componentes de las cabinas navales de barcos, que formaba parte del consorcio Svemark, y Claudio Fagiano, agente en Panamá del consorcio Svemark.
Sin embargo, solo los dos primeros imputados -Lavítola y Capriotti- se presentaron en sede judicial. Las autoridades italianas no pudieron notificar a Passalacqua y Fagiano la audiencia preliminar, ya que se ignora su paradero real. En caso de que continúen sin poder comunicarles legalmente las diligencias previas, podrían ser juzgados en ausencia.
El juez Urso dispuso además que el próximo 1 de junio el fiscal jefe del tribunal de Nápoles, Vincenzo Piscitelli, y su adjunto, Henry John Woodcock, que ejercen la acusación, agreguen al auto la explicación legal de la responsabilidad administrativa de las empresas Consorcio Svemark y consorcio SVE.
SARASQUETA, EN LA SEDE JUDICIAL
Lavítola llegó al tribunal acompañado de Rodrigo Sarasqueta, exsecretario de Seguridad del expresidente Ricardo Martinelli, quien se presentó ante los jueces como "abogado en Italia" de Lavítola. Para que un abogado extranjero ejerza en Italia tiene que domiciliarse en un estudio legal nacional, aunque no es necesario que hable la lengua oficial. De hecho, Sarasqueta, que se domicilió en el estudio de la joven Mariana Febbrario, carece de esta competencia lingüística.
Preguntado sobre la perplejidad que genera que sea al mismo tiempo aspirante a la candidatura presidencial de Cambio Democrático para las elecciones de 2019, aliado de Martinelli y defensor legal de Lavítola, Sarasqueta explicó: "Puede que sea paradójico, pero no es ilegal. No hago nada ilícito".
Se autodefinió como el encargado de regenerar CD, pero no supo explicar a esta periodista cómo iba a resucitar un partido implicado en varios casos de corrupción y con una cantidad considerable de dirigentes procesados judicialmente.
- Yo soy joven y no tuve nada que ver con lo anterior. Además, mi posición no era de ministro, por lo que no pude acceder al dinero (sic).
- Pero, usted ha dicho que Martinelli sería su vicepresidente si gana las elecciones.
- Él es el líder indiscutible de CD. Si crease otro partido político sería un suicidio político para mí.
Asimismo, aseguró que ejerce de abogado de Lavítola –entre otras cosas–, porque así garantiza que "podamos hablar al teléfono sin que nuestras conversaciones sean intervenidas o usadas como prueba".