'A Moncada Luna el poder lo obnubiló’



Ana Beatriz Bouche fue la testigo clave en el proceso penal seguido al ya encarcelado exmagistrado Alejandro Moncada Luna.



Su declaración fue la prueba sumaria que entregó el Colegio Nacional de Abogados (CNA) cuando presentó la denuncia contra Moncada Luna en octubre pasado, luego de que el diario La Prensa publicara que desde su designación en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) adquirió por $1.7 millón dos apartamentos en Coco del Mar –uno de ellos, al contado–, aunque estaban titulados a nombre de sociedades anónimas.



Bouche tenía por qué saber que esos apartamentos sí eran de Moncada Luna: fue su asistente y confidente por 19 años. Y en honor a esa confianza, le tocó redactar aquella declaración patrimonial en la que Moncada Luna listó como únicos bienes un vehículo Toyota de 2005 y un reloj Rolex de oro, tipo “Presidente”. Luego se descubrió que había amasado y escondido una fortuna.



Por estos hechos, Moncada Luna fue condenado por enriquecimiento injustificado y falsedad ideológica de documentos. Actualmente, cumple cinco años de sentencia en El Renacer. 

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¿Por qué Moncada Luna presentó una declaración patrimonial tarde e incompleta?

Pienso que no le dio mayor importancia. La realizó un año después [de su designación], porque de la Contraloría se emitió un memo que indicaba que iban a paralizar los pagos a los que no habían hecho esa declaración. Me dio la instrucción de que le preparara el borrador y me señaló categóricamente cuáles eran los únicos dos bienes que él quería en esa declaración.

¿Cómo nació su relación con Moncada Luna?

En diciembre de 1995, Moncada Luna es designado en la PTJ (Policía Técnica Judicial) como director. Yo ejercía funciones como jefa de asuntos internos de la Dirección de Responsabilidad Profesional. Nos conocemos desde esa fecha. En 2000, él dejó la PTJ y encontró el apoyo de [Jesús] Maco Rosas y [Uttam] Nandwani. Con ellos creó una agencia de seguridad; yo pasé a ser parte de la misma en temas de asesoría. Posteriormente cerró la agencia, porque en el gobierno de Martín Torrijos (2004-2009) iba a tener una designación, la cual nunca se dio, y es lo que lo obligó a él a abrir un bufete, hasta que en campaña apoyó a [Ricardo] Martinelli y una vez ganó, es designado en la Corte. 

¿Qué lo llevó a renunciar al PRD, para buscar votos para Martinelli en 2009?

Había una estrecha amistad entre Martinelli y Moncada Luna, desde mucho antes. Por eso es que él renunció al PRD y apoyó la campaña de Martinelli, porque incluso había una amistad entre las esposas. Tengo entendido que hubo aportes económicos. También lo apoyaba en recorridos a nivel nacional. Nunca se inscribió en CD. Siempre se dijo que estaba inscrito, pero es un error. Es el hijo de él, que sí está inscrito. La esposa tampoco. 

¿Cómo se da la designación en la CSJ? Su nombre no estaba entre los que presentaron su documentación a una comisión calificadora.

Lo desconozco. Lo que sí puedo decir es que en esas últimas semanas de diciembre [de 2009] recibí una llamada de Moncada Luna donde me indica que fuera de inmediato a la oficina que teníamos en el Comosa. Me señaló que recibió la llamada de Martinelli, donde le indicaba que lo iba a designar magistrado. Ese día fue titánico, porque él no tenía la certificación del Ministerio de Gobierno que lo declaraba idóneo. Fueron momentos muy tensos, porque ya la sociedad civil cuestionaba esa designación y señalaba que no reunía los requisitos. Martinelli le dijo que peligraba su designación, porque estaba Ítalo Antinori cuestionando en los medios. Moncada Luna se abocó a ver cómo contrarrestaba eso. No logró que algún colega amigo saliera en los medios, y me dio instrucciones para que me presentara en Canal 13, donde iba a estar Antinori. Quién más que yo que lo conocía bien. Y en efecto fui y di su versión. Se bajó la presión y se gestionó para que se diera rápidamente la ratificación en la Asamblea. La ratificación en el pleno empezó a las 5:00 p.m. y acabó a las 6:00 a.m. del día siguiente. Y en toda esa noche, quien lo acompañó fue mi persona. 

¿Pensó que, cinco años después, Moncada Luna abandonaría la Corte en esas condiciones?

Jamás. A Moncada Luna el poder lo obnubiló. No lo supo manejar. Cinco años después no era el mismo hombre que entró en 2010 a la Corte. Nunca pensé que su carrera iba a terminar de la forma que terminó. 

¿Cómo llegó Moncada Luna a presidir la Corte? ¿Hubo alguna intervención del Ejecutivo?

Tengo entendido que había acuerdos, que la Presidencia tenía que ser asumida por uno de los que había sido designado en ese momento. Se había dado ya la renuncia de José Almengor y quedó entonces Moncada Luna, porque Harry Díaz estaba recién llegado. Obviamente él hizo cabildeo con sus colegas y logró los votos.

Aún hoy me pregunto cómo inscribió esa escritura con una sociedad que no cumplía con los requisitos exigidos por ley, porque no tenía agente residente, secretario y tesorero.



¿Cómo se rompió su relación con Moncada Luna? 

Podría decirse que yo ocupaba dos cargos: coordinaba los asistentes en el despacho de Moncada Luna en la Sala III y, adicional, ejercía como coordinadora de Presidencia de la CSJ. Moncada Luna decidió pasar esa posición a su despacho pero de una forma muy irregular, porque no se cumplieron ciertos requisitos y eso dio pie a que cuando se instaló el nuevo presidente de la Corte [José Ayú Prado], él solicitó esa posición y tenía todo el derecho. No sabía cuál iba a ser mi labor dentro de la Sala III, y para evitar alguna confrontaciones, decidí dejar la CSJ el 13 de enero de 2014. Le agradecí todo lo que en un momento hizo por mí y le deseé que pudiera culminar su período. 

¿Qué pasó entre ese 13 de enero y el mes de septiembre de 2014, cuando La Prensa publicó que Moncada Luna adquirió dos apartamentos en Coco del Mar?

Yo dejé de tener comunicación con Moncada Luna, salvo una vez que me mandó a decir que daba gracias a Dios que yo había dejado la CSJ, porque él sentía paz. En ese momento recordé que era parte, junto con mi madre, de una sociedad anónima, que era Alpil, que él había indicado que quería precisamente para adquirir un inmueble. Así que procedí a renunciar con mi madre. Posteriormente, un amigo común me localizó porque Moncada Luna quería que le hiciera un favor, que le firmara un acta, porque estaba comprando el apartamento. Le dije que ya no fungía como secretaria de esa sociedad. Resultó que él realizó la compra e insertó en la escritura de compraventa un acta con una fecha anterior a la renuncia de mi madre y mía de Alpil. Aún hoy me pregunto cómo inscribió esa escritura con una sociedad que no cumplía con los requisitos exigidos por ley, porque no tenía agente residente, secretario y tesorero.Cuando soy contactada por el medio de comunicación, me percato que él adquirió el apartamento a través de esa sociedad y que en la escritura decía que se había pagado en efectivo. Eso me forzó a tener que decir quién era el verdadero dueño, para no quedar mi madre y yo involucradas en una compra en la que desconocíamos de dónde habían surgido los fondos. 

¿Cómo quedó colaborando con el diputado fiscal Pedro Miguel González?

Cuando La Prensa sacó la información, el presidente del CNA dijo que ellos interpondrían la denuncia. Consideré que era mi deber coadyuvar para que la verdad surgiera y se me desligara a mi madre y a mí de cualquier responsabilidad. Aporté mi declaración notarial al Colegio, para que la denuncia fuera acompañada de la prueba idónea o sumaria, que era lo que se necesitaba para establecer a quién pertenecía la sociedad y por ende el bien adquirido. La Comisión de Credenciales no pudo rechazar la denuncia porque reunía todos los requisitos de forma. Una vez que González se instaló como fiscal, me contactó para que me ratificara. 

¿Hubo presiones para que no declarara o colaborara con el fiscal?

Cuando el CNA presentó la denuncia, ese fin de semana recibí más de 30 llamadas de números ocultos. Todo el fin de semana hubo ese tipo de presiones. Al final ya había hasta llamadas de números registrados a nombre del chofer del señor [Ricardo Ricki] Calvo. Le pedí al fiscal que agilizara los trámites para ratificar mi declaración porque estaba recibiendo llamadas y no sabía cuál era su propósito, pero estaban incidiendo en mi estado de ánimo. Recibí amenazas y presiones durante todo el proceso, pero aun así decidí afrontarlo. 

¿Vio alguna anomalía en los fallos de Moncada Luna?

Las decisiones las tomaba él. Se limitaba a dar instrucciones, que en determinado expediente o caso él quería que se proyectara el fallo de tal manera y así se hacía. 

¿Moncada Luna fallaba en estricto derecho o favoreció a alguien? Está el testimonio del exjuez Alexis Ballesteros, que dijo que fue coaccionado por Moncada Luna y otros magistrados.

No lo puedo señalar. Cuando comparecí fui categórica en decirle al fiscal que no puedo señalar si hubo o no manejo irregular de expedientes, porque mi función se limitaba a hacer los proyectos conforme a lo que él solicitaba. Lo que sí puedo señalar es que en el curso de la investigación que hizo el fiscal, sí hay elementos que establecen que en ciertos actos públicos que se realizaron él posteriormente sí fue favorecido por las empresas que se ganaron esos actos. Y ahora corresponderá al Ministerio Público investigar al respecto. 

¿Cómo fue favorecido por esos contratistas del Órgano Judicial?

El fiscal tenía constancia en la investigación que una vez que las empresas cobraban le daban un monto, el cual se consignaba en sociedades que guardan relación con Moncada Luna. 

¿Cómo fue la evolución del patrimonio de Moncada Luna? ¿Siempre vivió con lujos?

Previo a la Corte, llevaba una vida normal, como cualquier profesional que ocupó cargos importantes. Reconozco que fui sorprendida al ver que de la investigación que realizó Pedro Miguel González salieron a relucir compras que iban más allá de lo que puede sufragar un magistrado. 

¿Conocía usted que antes de llegar a la Corte los Moncada Luna Fernández vivían de alquiler?

No tenía casa propia. Su casa en Dos Mares fue objeto de una transacción donde hubo que pagar hipotecas y posteriormente residió en dos apartamentos alquilados.

De haber llegado hasta el final la decisión habría sido desfavorable y en lugar de cinco años [de cárcel] habría enfrentado muchos más. Él indicaba que aportaría pruebas, pero no las tenía y los hechos que estaban en las carpetas eran contundentes.



 ¿Por qué acudió a la última audiencia, aquella en la que se declaró culpable?

Decidí ir porque en toda la investigación me mantuve en silencio. Como estábamos bajo el sistema penal acusatorio, no quería que mi testimonio fuera desvirtuado y que el proceso se cayera. Pero quería dejar claro que mi responsabilidad había sido decir la verdad de lo que yo sabía. Y en parte sí, darle la cara a Moncada Luna, de que entendiera que la lealtad tiene límites. 

¿Sabía Moncada Luna que usted estaba presente en la audiencia?

Sí, como no. Llegué a la sala de audiencias cuando él ya estaba con su defensa. Hubo un cruce de miradas. Lo vi por primera vez derrotado, con su orgullo y su prestancia aniquilados. Después vi cuando le afloraron sus primeras lágrimas. La verdad es que es una situación difícil, donde hay muchos sentimientos, pero ese fue el destino que él se forjó. 

¿Por qué cree que pactó un acuerdo?

Tenía que aceptarlo. Hay que hacer un reconocimiento a Pedro Miguel González. Hizo una investigación prolija, científica, acopió todos los elementos probatorios y de haber llegado hasta el final la decisión habría sido desfavorable a Moncada Luna y en lugar de enfrentar cinco años [de cárcel] habría tenido que enfrentar muchos más. En todo el proceso él estuvo indicando que aportaría las pruebas, pero no las tenía y los hechos que estaban en las carpetas eran contundentes.

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