Así llegaron los millones de Odebrecht a Importadora Ricamar

Así llegaron los millones de Odebrecht a Importadora Ricamar


Importadora Ricamar, S.A. (Irisa), sociedad propietaria de los Súper 99, es la única persona jurídica –acusada de lavado de activos– que figura como imputada en el caso Odebrecht en Panamá. ¿Por qué está acusada? El presidente Ricardo Martinelli ha alegado que todo lo que recibió de Odebrecht eran fondos de campaña. ¿Cómo llegaron estos fondos a los Súper 99?

La Prensa envió el pasado viernes un cuestionario con cuatro interrogantes. Una de ellas era, si lo que le dio Odebrecht eran donaciones de campaña, ¿por qué sus hijos en Nueva York dijeron que conspiraron para blanquear $28 millones de Odebrecht y que usted ordenó recibir las coimas?

Martinelli se negó a responder los cuestionamientos, pero en redes publicó un comentario que decía: “Los felicito por su buena imaginación para crear novelas de cualquier tema. Les pido que por favor continúen, ya que me están haciendo la campaña política gratis”.

Caribbean Holding Services, Ltd., envió millones de dólares en transferencias y cheques de gerencia a Irisa en 2009, lo que generó serios cuestionamientos de una empresa estadounidense –contratada por Empresas Martinelli, S.A.– que practicó, con autorización de la familia Martinelli, una auditoría forense, en especial a Irisa, donde encontró manejos dudosos que calificó de “contabilidad creativa”, “maniobras de engaño” y “manipulación de sus cuentas”.

La ‘creativa contabilidad’ de Irisa

¿Cuál es el vínculo entre Importadora Ricamar, S.A. (Irisa) y el dinero sucio de Odebrecht? En 2018, Kroll Associates, Inc. –la empresa estadounidense de investigación corporativa y consultaría de riesgos más importante del mundo– fue contratada por Empresas Martinelli, S.A., sociedad holding de Irisa, para establecer un gobierno corporativo. Para tal efecto, Kroll, con autorización de la junta directiva de Empresas Martinelli, S.A., realizó una auditoría forense de sus finanzas y procesos corporativos.

En su extenso reporte, Kroll describe numerosos manejos dudosos que calificó de “contabilidad creativa”, “maniobras de engaño” y “manipulación de sus cuentas anuales”, que evidenciaban “malas prácticas comerciales, contables y de administración” entre 1998 y 2018, concluye en su Informe de Revisión Objetiva e Independiente (Auditoría Forense), fechado 21 de agoto de 2019, al que tuvo acceso este diario.

Kroll identificó, al menos, $3 millones 349 mil 835 en fondos provenientes de Caribbean Holding Services, Ltd., una sociedad controlada por Aaron Mizrachi Malca, cuñado del expresidente Ricardo Martinelli. Estos $3.35 millones fueron depositados en Irisa a través de 13 transacciones, entre el 30 de marzo y el 27 de octubre de 2009.

Dichas operaciones fueron reportadas al Ministerio Público en septiembre de 2020. En la vista fiscal del caso Odebrecht, los fiscales identificaron el origen de dichos fondos en el Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht –la famosa Caja 2– y sus múltiples sociedades fachada, como Klienfeld Services, Innovation Research Engineearing and Development, lntercorp Logistic y Constructora Internacional del Sur. Como consecuencia de estos hechos, Irisa –propietaria de los Súper 99– es la única persona jurídica acusada de lavado de activos en el caso Odebrecht.

Así, Kroll determina que la falta de controles en Irisa permitió “recibir y depositar dineros, de compañías que, como es el caso de Caribbean Holding Services Ltd., relacionadas por la autoridad como compañías que ayudaron y facilitaron la circulación de dineros que al final los utilizaron para pagar comisiones y coimas, colocando en riesgo la reputación de Empresas Martinelli, S.A. y subsidiarias, como es el caso de Importadora Ricamar, S.A., que evidentemente recibió y depositó dineros de esta empresa en sus cuentas...”.

Peticiones inusuales

Caribbean Holding Services, Ltd., propiedad de Mizrachi, se utilizó para triangular, tanto compras del Gobierno como para recibir dinero de Odebrecht. Caribbean primero se prestó para recibir fondos de la Caja 2 de Odebrecht, aunque el dueño de la cuenta dijo que no veía nada de malo en ello, pues era permitido si el dinero iba dirigido a la campaña presidencial de 2009, a favor de Martinelli. Años después, sirvió para triangular pagos que se hicieron por el sistema de espionaje Pegasus.

Mizrachi fue llamado el 2 de octubre de 2018 por la Fiscalía Especial Anticorrupción para responder por sus transferencias a Irisa. El empresario se declaró inocente de los cargos que le formularon. Y pasó a explicar por qué pensaba que era inocente.

Mizrachi se identificó como cuñado de Martinelli desde hacía 17 años, tiempo en el que desarrollaron “confianza”, dijo. Esa confianza quizás haya sido la poderosa razón por la que empresas vinculadas a Mizrachi acumularon contratos en el gobierno de su cuñado que sumaron decenas de millones de dólares. Solo uno, en el Ministerio de Seguridad, fue de $30 millones.

La vista fiscal del caso Odebrecht describe esa primera entrevista con Mizrachi. Este dijo a los fiscales que a principios de 2009 Martinelli le explicó que iba a recibir “una donación para la campaña política” de parte de Odebrecht, y que no confiaba en nadie más para recibirla. A Mizrachi, según la vista fiscal, no le pareció extraño ni malo que Martinelli le solicitara la triangulación de los fondos que recibiría.

Odebrecht, añadió Mizrachi, “era una empresa reconocida a nivel mundial y gozaba de una buena reputación” y que no era ilegal recibir pagos de compañías internacionales a travé́s de terceros, y, además, indicó que él no se quedó con un centavo de esas “donaciones”, que él solo recibía y entregaba el dinero.

Pero el MP advirtió que funcionarios del Tribunal Electoral “dejaron claro que la Ley Electoral prohíbe recibir dinero de empresas con actividad fuera de la República de Panamá y además prohíbe la triangulación para el envío de fondos…”.

El 13 de enero de 2009 llegó la primera “donación” a las cuentas de Caribbean Holding, pero Mizrachi notó que este –y los posteriores depósitos– no provenía de las cuentas de Odebrecht, sino de sociedades que Martinelli no le había mencionado. Su cuñado lo tranquilizó: le aseguró que la transferencia provenía de una “filial de Odebrecht”. Mizrachi insistió en que no tenía por qué sospechar, pues por entonces Odebrecht gozaba de buena reputación, sin preguntarse por qué necesitaba triangular sus “donaciones”.

La explicación de Martinelli habría calmado al cuñado, pues Mizrachi recibió, al menos, otras 12 transferencias.

El origen de la plata

Pero no todo lo que dijo Mizrachi al MP era verdad. Odebrecht, en 2009, era blanco de críticas, al menos en Panamá. La construcción de la cinta costera en la Avenida Balboa era cuestionada por su precio: $189.1 millones. Y, de hecho, el propio Martinelli había hecho campaña electoral atacando el gobierno del entonces presidente, Martín Torrijos, llamando su obra más visible –que construía Odebrecht– la “cinta coimera”.

Con todo, Mizrachi recibió los fondos –que, a su vez, Odebrecht triangulaba antes– en las cuentas de Caribbean. En ningún caso el dinero provino de Odebrecht, sino de sus empresas fantasmas. Según la vista fiscal del MP, el dinero que recibió Caribbean provenía de Klienfeld Services, Ltd. ($1.6 millones); de Innovation Research Engineearing and Development, Ltd. ($365 mil) lntercorp Logistic, Ltd. ($600 mil) y de Constructora Internacional del Sur ($1 millón 185 mil), para un total de $3 millones 750 mil, de los cuales, $3.35 millones terminaron en las cuentas de Irisa.

Martinelli alega que los fondos que recibió del Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht eran para su campaña y, de hecho, en los asientos contables, el dinero recibido era registrado en Irisa como abono a “cuentas por cobrar” al partido Cambio Democrático.

Mizrachi, incluso, dijo que él pensaba que su cuñado, al pedirle que depositara el dinero en Irisa, se estaba auto pagando la “inversión” que había hecho en su campaña, porque Martinelli había sacado mucho dinero de su bolsillo para costearla.

Pero la teoría de las fiscales va en otro camino. En la vista fiscal indican que, si eso fuera así, los pagos de Caja 2 de Odebrecht a Irisa habrían cesado al terminar la campaña de 2009, pero los fondos que recibió Caribbean se extendieron hasta finales de 2009.

Además, los fiscales subrayan que el entonces mandamás de Odebrecht en Panamá, André Rabello, afirmó que los pagos posteriores a mayo del 2009 tenían como único propósito “mantener los beneficios a favor de la empresa Odebrecht, beneficios que debían ser retribuidos a la familia Martinelli Linares”. Es así que los fiscales concluyen que “queda demostrado que, si bien Importadora Ricamar, S.A., es una sociedad con actividades legales, fue utilizada para cometer delito [... ], tal cual se registra en los estados de cuenta y en la información que ha proporcionado la propia empresa”.

Para el MP, la explicación de Mizrachi sobre la finalidad de los fondos “ha quedado desvirtuada, y no se justifica la triangulación realizada y que se intentó justificar como financiamiento de campaña política, porque la empresa siguió recibiendo dinero ilícito posterior a la culminación de la campaña”.

Ello, sin contar que Odebrecht pagó decenas de millones a lo largo de todo su período presidencial a sus hijos, quienes, en Nueva York, se declararon culpables de conspirar para lavar las coimas de Odebrecht, aunque dejaron claro que su padre les ordenó recibirlas.

Conclusiones de Kroll

En la auditoría forense que practicó Kroll a Empresas Martinelli, S.A., se desprenden serios cuestionamientos al manejo del grupo, en especial de Irisa. Kroll indicó que “la falta de un adecuado control interno y trabajo oportuno de auditoría interna y externa facilitó que colaboradores de Importadora Ricamar, S.A., en áreas de controlaría, tesorería y contabilidad permitirían recibir y depositar dineros, de compañías que, como es el caso de Caribbean Holding Services Ltd., relacionadas por la autoridad como compañías que ayudaron y facilitaron la circulación de dineros que al final los utilizaron para pagar comisiones y coimas […] como es el caso de Importadora Ricamar, S.A., que evidentemente recibió y depositó dineros de esta empresa en sus cuentas monetarias”.

Kroll advirtió que las transacciones de Caribbean a favor de Irisa fueron “una serie de malas prácticas e irregularidades contables relevantes al interior de la sociedad Irisa, S.A., facilitando operaciones y transacciones […] que tenían como único propósito ayudar, facilitar y contribuir a que el candidato a la presidencia Ricardo Martinelli Berrocal pudiera adelantar su campaña política...”.

Kroll concluye que, entre 1998 y 2018, pudo identificar en las empresas del grupo Martinelli “una serie de hechos que se pueden ver como contabilidad creativa, pero que en el fondo son maniobras de engaño, de manipulaciones de las cuentas anuales, obteniendo ventajas personales para los accionistas, dejando claramente evidenciado malas prácticas comerciales, contables y de administración, contrarias a lo debe ser un buen gobierno corporativo…”.

Martinelli no responde

La Prensa preguntó a Martinelli si lo que le dio Odebrecht eran donaciones de campaña, ¿por qué sus hijos en Nueva York dijeron que conspiraron para blanquear $28 millones de Odebrecht y que usted ordenó recibir las coimas? Y ¿si estos eran fondos para la campaña, por qué los desembolsos no cesaron en mayo de 2009? También ¿por qué era necesario triangular esos fondos si, como dijo Mizrachi, Odebrecht gozaba de buena reputación en 2009?

Martinelli no respondió las preguntas, pero, a través de las redes, comentó sobre el cuestionario: “Los felicito por su buena imaginación para crear novelas de cualquier tema. Les pido que por favor continúen, ya que me están haciendo la campaña política gratis”.

“Lamento como accionista que La Prensa tenga tan mala situación económica debido a la pérdida de credibilidad que ha producido una bajísima circulación del periódico, que pareciera sin mí, no tienen temas relevantes que publicar. Espero publiquen esta respuesta o lo haré yo en mis redes”, concluyó.

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