La estafa por $4 mil millones pergeñada por la autodenominaba “cryptoqueen” -la reina de las criptomonedas- Ruja Ignatova tiene su primer culpable: un socio suyo, llamado Karl Sebastian Greenwood, fue condenado en Estados Unidos a más de 20 años de cárcel por lavado de dinero y “fraude masivo”.
Una Corte Federal lo sentenció este martes 12 de septiembre, por su participación en uno de los fraudes más suculentos de los últimos años. Entre 2014 y 2016, Ignatova y Greenwood embaucaron a inversores con la creación de una criptomoneda capaz de sepultar al bitcóin, OneCoin.
La promesa era tentadora pero concretó poco: nunca existió, porque los socios no contaban con la tecnología blockchain para crearla. Después de la hazaña, la reina de las criptomonedas desapareció, pero las autoridades judiciales pudieron seguir la pista del dinero y reconstruir el robo.
“Fue una criptomoneda fraudulenta comercializada y vendida a millones de víctimas en todo el mundo, lo que generó pérdidas por miles de millones de dólares”, explicó en un comunicado el fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York.
La Fiscalía encontró que Greenwood ganó más de $300 millones con la hazaña. Gracias a eso, vivió como un rey: pasó de un exclusivo resort de cinco estrellas en Brasil, por unos $10 mil la noche, a una villa de lujo frente al mar de Koh Samui, en Tailandia, por $21 mil, hasta aterrizar en otro hotel exclusivo de Barcelona y recorrer la ciudad en una Range Rover de alquiler.
Greenwood fue fundamental en el éxito de la estafa que conecta con Panamá, a través de directores nominales locales. Concibió el uso de la estructura de marketing multinivel de OneCoin. Fue el distribuidor y el líder de la red MLM, a través de la cual “comercializó y vendió la criptomoneda fraudulenta”, según la justicia de Estados Unidos.
“El dominio de Greenwood como vendedor y el uso de la estructura de MLM ayudaron a contribuir al rápido crecimiento y al increíble éxito de OneCoin”, señalaron los fiscales.
También encontraron que tanto Greenwood como Ignatova sabían que OneCoin era un fraude. Y escudriñaron el esquema que usaron para lavar el dinero, que conecta con Panamá.
La conexión Panamá
Con los $4 mil millones en mano y sin capacidad de crear una crypto, Ignatova y Greenwood tuvieron que montar otro plan para no devolver a los inversores lo recolectado ni enfrentarlos con la realidad.
Nunca imaginaron que serían capaces de convencer a tantos, por lo que les representó un desafío. “Esta es la implicación de las grandes ventas de hace 4 semanas: $1.3 [mil millones] de monedas falsas. Estamos jodidos, esto fue inesperado y ahora necesita un pensamiento serio, serio”, escribió Ignatova en un correo electrónico a Greenwood.
La justicia de Emiratos Árabes Unidos (EAU) descubrió cómo lo hicieron.
A medida que la criptomoneda de Ignatova alcanzaba el apogeo de su popularidad, decenas de millones de dólares fluyeron a través de cuentas bancarias estadounidenses a nombre de una sociedad llamada OneCoin Limited, según un informe de transacciones sospechosas publicado por La Prensa en julio pasado.
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Hábil en el arte del engaño, Ignatova se cuidó muy bien de dejar su nombre fuera de todo. Para borrar su rastro, recurrió a accionistas nominales, el nombre legal asignado a los testaferros en el universo offshore. Cuatro de ellos son de Panamá.
César De Gracia Santos y Marisela Yasmín Simmons aparecen como propietarios de la mitad de OneCoin Limited, la empresa de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) propietaria de OneCoin. Dos más, Elva Marga Bolívar de Rodríguez y Eduardo Enrique Harris Robinson, estaban presentes en la empresa de los Emiratos Árabes Unidos que Ignatova utilizó para comprar propiedades en Bulgaria.
Aunque todo esto fue investigado en dos países, Estados Unidos y Emiratos, en Panamá nadie preguntó ni indagó en el asunto. Hay declaraciones juradas proporcionadas por Degracia Santos y Simmons Hay en Dubái en 2021, que sugieren que las ganancias de la defraudación se repartieron entre ese país y Panamá. El caso en EAU concluyó en 2022.
De Emiratos Árabes a Estados Unidos
Según documentos judiciales, Greenwood e Ignatova cofundaron OneCoin Ltd. en 2014, que vendió la criptomoneda fraudulenta del mismo nombre desde su sede en Bulgaria. Comenzó a operar en Estados Unidos cerca de 2015, por lo que Greenwood fue extraditado.
Por la evidencia reunida durante la investigación, que incluyó conversaciones entre Ignatova y Greenwood, los fiscales concluyeron que cofundadores de la compañía sabían que OneCoin era un fraude, incluso refiriéndose a la criptomoneda como “monedas falsas”.
Los fiscales dicen que Greenwood también utilizó las ganancias del esquema para comprar ropa, calzado y relojes de diseñador de lujo por un total de aproximadamente $2 millones; pagar un pago inicial de aproximadamente 475,000 libras esterlinas británicas por un yate Sunseeker, y comprar propiedades inmobiliarias en países como España, Dubai y Tailandia.
Ignatova, quien también adquirió propiedades, continúa prófuga. El FBI ofrece una recompensa de $100,000 por información que conduzca a su arresto. Fue vista por última vez en 2017.