Alexis Jiménez y Manuel Murillo, los dos hombres que la noche del pasado miércoles 20 de julio obstruyeron el paso a la caravana de más de 50 vehículos que transportaba productos agrícolas a la capital, ya están en manos de las autoridades.
Jiménez se entregó ayer viernes 22 de julio en la Procuraduría General de la Nación, en Calidonia. Antes de eso, la Policía Nacional había ofrecido $5 mil para quien diera detalles sobre su paradero.
Llegó a la sede del Ministerio Público a las 12:00 mediodía, con su abogado Ramiro Samaniego.
Frente a decenas de periodistas y camarógrafos que lo esperaban, Jiménez se autoproclamó “perseguido político” y “un líder social”.
Con una Biblia en su mano izquierda, a gritos, aseguró: “yo le dije al convoy que diera la vuelta y se fuera por Gualaca”, refiriéndose a los sucesos de esa noche.
Nunca explicó a los medios cómo hizo para llegar de Chiriquí a Panamá, con las vías cerradas por las protestas de los últimos días. Fue trasladado en avión a Chiriquí, a donde se llevan a cabo las investigaciones.
Mientras que Murillo, quien se entregó el pasado jueves, ya pasó por ese proceso.
Un Juzgado de Garantías de Chiriquí aceptó imputarle cargos por la supuesta comisión de los delitos de lesiones personales, apología del delito, extorsión y contra las libertades individuales.
Además de bloquearle el paso a los camiones que movilizaban los alimentos, Murillo fue más allá: amenazó con incendiar las mulas si la Policía no le entregaba a dos de sus compañeros que fueron arrestados. Todo eso quedó grabado en un video.
Mientras tanto, la Fiscalía Regional de Chiriquí tomó declaración a varios de los camioneros que fueron retenidos en Viguí el pasado miércoles, a fin de establecer la participación exacta de Jiménez y Murillo en los hechos.
En videos compartidos por los conductores se narran los acontecimientos. Algunos, incluso, hablan de “secuestro”.
La Policía Nacional también anunció que presentó una serie de denuncias tras los enfrentamientos con manifestantes, registrados en Santiago, Veraguas, luego de que tres agentes fueron retenidos en una residencia, otros siete resultaran heridos y tres vehículos tipo patrulla fueran destruidos. Pero los manifestantes también denuncian “represión” y exceso de fuerza por parte de la Policía.