El ex general Rubén Darío Paredes, y los juristas Guillermo Cochez y Miguel Antonio Bernal reflexionan sobre el golpe militar del 11 de octubre de 1968.
El viernes 11 de octubre de 1968, Rubén Darío Paredes había sido relevado de su mando como jefe militar de la zona de Colón y había sido designado como jefe de zona de Veraguas. Paredes participaba en un agasajo de despedida al general Bolívar Vallarino en el cuartel de Panamá Viejo, luego de que “Arnulfo Arias lo hubiera pasado a retiro”. A su vez, Guillermo Cochez se “encontraba en la iglesia de Santa Ana conversando con el párroco Carlos Ambrosio Lewis, posterior obispo de David”. Mientras Miguel Antonio Bernal Iniciaba sus “estudios universitarios en Ciencias Políticas y Derecho en Francia”.
Las causas
Según Cochez, las causas del golpe de Estado se fundaban en: “Las arbitrariedades iniciales de Arnulfo Arias Madrid, primero al desconocer los triunfos de los diputados, inclusive de su mismo partido, como Ricardo Méndez en Panamá y Héctor Santacoloma en Santiago de Veraguas, para darle la curul a incondicionales suyos. Eso produjo repudio de quienes habían luchado para que se respetara su triunfo y él no respetaba el triunfo de los demás. Fue tanta su injerencia que también pretendió controlar las elecciones de concejales. A mí, que había llegado de tercero en la papeleta del PDC en el distrito capital, quiso darme la credencial, lo cual rehúse por no haber ganado. En segundo lugar, el irrespeto a los pactos hechos para la sucesión de Vallarino. El coronel José María Pinilla era el acordado para ser el nuevo comandante y cuando se hicieron los anuncios en el patio del cuartel de Panamá Viejo, anunciaron a Bolívar Urrutia como nuevo comandante, jubilando a Pinilla que, como consecuencia de ello, se desmayó y lo tuvieron que llevar a la clínica San Fernando”.
Por su parte, Bernal opina que: “Considero que respondía a las necesidades, en ese momento, de la política exterior de Washington, que sabían que no podían negociar un tratado con Panamá mientras hubiesen libertades democráticas. El 9 de enero de 1964 y el rechazo a los tratados “Tres en Uno”, habían fortalecido la identidad nacional”.
Por su parte, Paredes explica que dentro de la Guardia Nacional se dio un profundo malestar con el gobierno de Arias Madrid. En la misma ceremonia de paso de mando del general Bolívar Vallarino al coronel José María Pinilla, el ministro de Gobierno Norberto Zurita leyó el decreto que mandaba al retiro a Pinilla y designaba como nuevo comandante a Bolívar Urrutia, “Todos con la mirada acordamos dar el golpe”.
En apenas 11 días del gobierno, la ruptura de la promesa de respeto al orden del escalafón dentro de la Guardia Nacional fue el disparador para que Panamá iniciara 21 años de dictadura militar. Ante ese hecho que desencadenó el golpe, la reflexión sobre lo que hubiera sucedido si Bolívar Vallarino se hubiera mantenido como general en jefe de la Guardia Nacional es diversa. Para Bernal: “El golpe militar se convirtió en una necesidad para los factores reales de poder internos y externos, a raíz del arrollador triunfo del doctor Arnulfo Arias Madrid en las elecciones de mayo de 1968, a pesar de las intentonas de fraude”.
Para Cochez, la figura de Vallarino estaba destinada a salir de la Guardia Nacional: “Vallarino era garante del equilibrio dentro la Guardia Nacional. Era querido por todos. Al no aceptar ser candidato presidencial y ser comandante por 17 años seguidos quiso jubilarse. Comentan que su actitud pasiva frente a los sucesos del 9 de enero de 1964 lo había hecho quedar mal frente a los norteamericanos. Arnulfo tenía que cambiarlo porque él representaba a los que no lo querían de presidente.”. Paredes afirma que, “si Vallarino se hubiera quedado como comandante no se hubiera producido el golpe”, y agrega que si José María Pinilla hubiera tomado posesión como general, es decir que “Arnulfo hubiera respetado la sucesión, tampoco se hubiera dado el golpe”.
La injerencia de los Estados Unidos
Uno de los factores que históricamente se ha considerado como un pilar del régimen militar fue el apoyo del gobierno de los Estados Unidos. Paredes explica que en realidad “estaban intentando desactivar el golpe”, ya que en los primeros días, cuando todavía Arnulfo Arias estaba asilado en la Zona del Canal, el entonces jefe del Comando Sur le pidió a Torrijos y otros altos oficiales que se echarán para atrás y que devolvieran el poder a los civiles, “Torrijos se resistió”. Por su lado Bernal considera que el rol de los Estados Unidos en el golpe fue: “Decisivo pues consolidó a los golpistas económica, política y militarmente desde el mismo día del golpe. Eso ha sido ampliamente documentado con el paso del tiempo.”. A su vez Cochez dijo: “Estados Unidos de América, al ver que Arnulfo Arias Madrid no cumplió sus compromisos con la Guardia Nacional y ver su autoritarismo en la escogencia de los diputados, se percata de que era mentira de que había cambiado. Es así como apuestan por los golpistas. Cuentan de que, inclusive, cuando en febrero 1969 deciden sacar a Boris Martínez, los norteamericanos dan el go para hacerlo al asegurar Torrijos que no pasaría nada a lo interno de la Guardia Nacional”.
Los 21 años de dictadura
El golpe del 11 de octubre de 1968 fundó un régimen que evolucionó y se mantuvo en el poder a lo largo de 21 años hasta que la invasión militar de los Estados Unidos, el 20 de diciembre de 1989, terminó con la dictadura del general Manuel Antonio Noriega. Es por lo tanto muy obvia la necesidad de explorar la razón por la que los militares se pudieron mantener en el poder a lo largo de esos 21 años. Bernal reflexiona que: “La brutal represión que practicó la dictadura desde sus inicios, el decidido y permanente apoyo de Washington al militarismo, el engaño que la demagogia, el populismo y el entreguismo sembraron en la población, la complicidad de las cúpulas de organizaciones empresariales sindicales y partidistas con el militarismo y el mar de corrupción que instauró tempranamente la dictadura.” facilitaron su permanencia. En cambio Paredes explica la duración del régimen militar fundamentado en el legado de Torrijos. Lo compara por ejemplo con otro de los padres del golpe militar el mayor Boris Martínez y dice: “A pesar de que Boris Martínez superaba a Omar Torrijos en su perfil profesional… era más castrense, él no hubiera logrado lo que consiguió Omar”, agrega que Torrijos " seducía” a cualquiera y por eso logró tantos cambios para el país. Cochez tiene una explicación centrada en las fuerzas políticas existentes en Panamá: “Por la división que se dio en la clase política. Los liberales apoyaron a los militares y siempre soñaron en que los llamarían a gobernar. Los panameñistas, luego de que Arnulfo se exilia en Miami, pierden cohesión e impiden el desarrollo de otros liderazgos que no sean el de Arnulfo Arias Madrid que estaba en Miami. En Panamá se queda sin apoyo [David] Samudio. Así nos pasamos hasta los tratados.”.
Lecciones para la historia
Guillermo Cochez considera que las lecciones de este capítulo de la historia de Panamá se pueden entender así: “Lo que ocurrió en 1968 fue el producto de la corrupción de las élites políticas, fundamentadas unas en políticos corruptos y otras en el caudillismo de Arnulfo Arias Madrid. Curiosamente, en 1989, al entrar en “democracia” esas élites regresan como si nada: Rosas en Molirena, Arnulfo Arias Madrid [sic] en el Panameñismo, Franco en el Liberal. Lo único diferente fue el Partido Demócrata Cristiano con su líder Arias Calderón. Por eso duramos en el poder 15 meses. Los otros, simplemente, no aceptaban que las cosas se manejaran de otra forma. Por eso estamos hoy en panoramas bastantes parecidos a los de 1968.”. Miguel Antonio Bernal aplica el siguiente razonamiento a los aprendizajes derivados del golpe de 1968: “Las que aún no hemos terminado de aprender: que “el precio de la libertad es de una eterna vigilancia” y que “la lucha contra el Poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. A su vez Rubén Darío Paredes concluye que en cuanto a la gran lección que debe quedar del golpe se acoge: “... a las palabras del jurista Carlos Bolívar Pedreschi cuando manifestó que: ‘la clase política se descapitalizó en su liderazgo y perdió todo el apoyo y confianza de los gobernados”.