Tras más de medio año de suspensión en el juicio por corrupción internacional en Panamá debido a las artimañas dilatorias de Valter Lavitola, el Colegio de jueces de la II sección penal del Tribunal de Roma escuchó los alegatos defensivos del acusado –que rechazó los cargos- acerca de su papel intermediario en los contratos de compra a las subsidiarias de Finmeccanica por 250 millones de dólares en 2010.
Durante poco más de una hora, Lavitola contestó a las avezadas preguntas del fiscal Paolo Ielo, con respuestas a menudo contradictorias, si bien el código de procedimiento penal italiano contempla que el imputado se escude en la mentira durante la deposición ante el tribunal.
El fiscal inquirió a Lavitola sobre la función que debía desempeñar Agafia Corp., la empresa constituida por él días antes de firmarse el tratado bilateral por Ricardo Martinelli y Silvio Berlusconi, que la acusación retiene como un mero instrumento que debía canalizar los $25 millones en coimas que iban a ser desviados.
“La regulación panameña prevé que toda empresa que opera en el territorio tenga un agente residente, un domicilio fiscal. Por eso las subsidiarias de Finmeccanica designaron a Agafia Corp. como agente comercial”, contestó el acusado.
A este respecto, Ielo puso en duda la efectividad real del contrato de consultoría por valor de $25 millones entre Agafia Corp y las filiales de Finmeccanica: Selex, Telespazio Argentina y Augusta Westland, ya que la empresa ya contaba con la agente residente Marlen Paolo, la abogada que además se encargó de interponer la querella a la diputada perredista Balbina Herrera.
-“¿Entonces por qué era necesario que Finmeccanica pagara $25 millones a Agafia, el 10% del total?", repreguntó con asombro el fiscal.
- “Es uno de los nudos que no se entiende”, declaró Lavitola.
- “Quizá soy yo el que no lo entiendo”, sentenció el fiscal.
Después, Lavitola reconoció que Agafia Corp. también debía actuar como consultora en la frustrada construcción de las cárceles modulares. Este caso sigue aún en la fase de investigación por parte del Tribunal de Nápoles.
Asimismo, el imputado intentó justificar la apertura de una cuenta bancaria en Bulgaria aduciendo inverosímiles excusas. “Es más ventajoso fiscalmente”, dijo en un principio.
“En Panamá es imposible abrir una cuenta bancaria. Sólo las personas importantes pueden hacerlo”, añadió después.
"Si el presidente Martinelli hubiera estado vinculado a esta sociedad, nadie hubiera tenido problemas para abrir la cuenta bancaria porque era socio de dos bancos", especificó más tarde.
Finalmente admitió que tramitó la cuenta bancaria en Bulgaria para que Martinelli no tuviera que pagar el 30% del monto en concepto de impuestos en Panamá.
Durante el interrogatorio, Ielo hizo referencia a la interceptación de la conversación telefónica número 103 del sumario, del 13 julio 2011, en la que Lavitola explica al otro imputado, el ex director comercial de Finmeccanica, Paolo Pozzessere, que pretende llegar a un acuerdo con el entonces presidente Martinelli para quedarse con el 35% de la sociedad Agafia Corp.
Es decir, Lavitola pretendía adjudicarse, al menos, $8 millones de los $250 millones que habría pagado el Estado panameño por los contratos firmados con Finmeccanica.
Ante la perplejidad de la sala, el reo -que lleva desde abril de 2012 privado de libertad- dijo que en esa conversación estaba mintiendo.
“¿Mintió entonces o ahora?”, incidió Ielo confuso. “En esta conversación entre ustedes queda clara la tratativa, queda claro que están cerrando el contrato”, añadió.
En otra ocasión, Lavitola reconoció que Martinelli no quería saber nada del “dinero que estuviera fuera de lo oficial”, reconociendo, en cierto modo, que existió una comisión en el contrato.
Durante la declaración de Lavitola, en la que estaba presente la abogada italiana que acompañaba en el pasado a Santiago Fascetto, brazo derecho de Martinelli, para seguir las audiencias, reconoció que Martinelli no quería saber nada del “dinero que estuviera fuera del contrato oficial”.
“Oculté Agafia Corp. porque Martinelli no quería oír hablar de dinero fuera de los contratos oficiales”, aseveró.
Preguntado sobre el inicio de su relación con Martinelli, Lavitola contó que lo conoció en el año 92.
“Por aquella época yo tenía un negocio de importación y exportación de pescado italiano en Brasil e intenté vendérselo para el Súper 99”, comentó.
Además, definió a Panamá como como “un jardín de la casa de Estados Unidos” al tiempo que relató con tono despectivo que sólo se trabaja “de martes a jueves, entre fiesta y fiesta”. Según puso de manifiesto, fue Berlusconi quién lo acreditó de manera no oficial como su persona de confianza al tiempo que se atribuyó el mérito de la firma entre Italia y Panamá del Tratado para evitar la Doble imposición, que casi seis años después no ha sido ratificado.
Finalmente, Lavitola terminó su exposición de los hechos asegurando que fue instrumentalizado por el coloso Finmeccanica. "Se rieron de mí y me usaron para cultivar una relación con Berlusconi", exclamó.
Este periódico se acercó al final del juicio a Pozzessere, el otro acusado que declarará ante el tribunal el próximo martes 26 de enero, y le preguntó qué le parecieron las afirmaciones de Lavitola.
“Sus mentiras me causaron tres meses de cárcel”, afirmó con semblante serio, dejando las dependencias judiciales.