Ruja Ignatova, quien se autodenominaba la “cryptoqueen” -la reina de las criptomonedas-, es famosa por ejecutar las estafas más exitosas de la historia.
Con la última, ejecutada entre 2014 y 2016, logró algo increíble: juntar $4 mil millones de dólares convenciendo a inversores de que iba a crear una criptomoneda capaz de sepultar al bitcóin. Muchos de ellos, convencidos, apostaron lo suyo para la supuesta creación de ‘OneCoin’, la nueva moneda que prometía mucho pero concretó poco: nunca existió, porque Ignatova no contaba con la tecnología blockchain para crearla. Después de la hazaña, la reina de las criptomonedas desapareció.
El FBI busca desde 2017. La rastrearon sin suerte y peinaron el laberinto de empresas ficticias en busca de miles de millones de inversores: localizaron sociedades en Islas Caimán, Dubai y Guernsey. Pero algo se les pasó por alto, hasta ahora: Panamá.
Documentos judiciales del podcast The Missing Cryptoqueen de la BBC compartidos con La Prensa, revelan que en la monumental estafa de Ignatova participaron panameños: hay cuatro accionistas nominales de Panamá, personas que actuaron como propietarios de dos empresas clave en la estafa de ‘OneCoin’ para que la reina de las criptomonedas pasara desapercibida y eludiera las explicaciones.
La conexión local
A medida que la criptomoneda de Ignatova alcanzaba el apogeo de su popularidad, decenas de millones de dólares fluyeron a través de las cuentas bancarias de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) a nombre de una sociedad llamada OneCoin Limited, según un informe de transacciones sospechosas al que accedió La Prensa.
Hábil en el arte del engaño y las estructuras offshore, Ignatova se cuidó muy bien de dejar su nombre fuera de todo. Para borrar su rastro, recurrió a accionistas nominales, el nombre legal asignado a los testaferros en el universo offshore. Cuatro de ellos son de Panamá.
César Degracia Santos y Marisela Yasmín Simmons aparecen como propietarios de la mitad de OneCoin Limited, la empresa de los EAU propietaria de ‘OneCoin’ Ambos admitieron el vínculo en un juicio en EAU, iniciado por una denuncia de un miembro de la realeza emiratí.
Hay más conexión entre la estafa monumental y el Istmo
Dos accionistas nominales panameños estaban presentes en la empresa de los Emiratos Árabes Unidos que Ignatova utilizó para comprar propiedades en Bulgaria. RISG Limited, probablemente un acrónimo de los nombres de los fundadores de ‘OneCoin’ Ruja Ignatova y Sebastian Greenwood, era propiedad de dos panameños: Elva Marga Bolívar de Rodríguez y Eduardo Enrique Harris Robinson.
En 2015, cuando Ignatova compró una casa del siglo XIX en la famosa plaza Narodno Sabranie de Sofía, RISG Limited y sus accionistas panameños fueron los propietarios finales.
La evidencia de la ruta panameña en la estafa Ignatova es rotunda, pero nunca fue investigada por las autoridades locales. Hay declaraciones juradas proporcionadas por Degracia Santos y Simmons Hay en Dubái en 2021, que sugieren que las ganancias de la defraudación se repartieron entre ese país y Panamá. El caso en EAU concluyó en 2022, pero aquí nadie reaccionó.
¿Cómo “la reina de las criptomonedas” conoció a los panameños? ¿Qué tipo de vínculos tenían los locales con la trama, además de poner el nombre y llevarse una tajada de los millones?
Sin noticias en Panamá
Las autoridades locales no saben cómo Ignatova, quien nació en Bulgaria pero creció en Alemania, logró involucrarse con los panameños, pero es posible que haya establecido una relación con una firma de abogados de Panamá o un proveedor de servicios financieros.
“Obviamente hay un abogado que vende estos servicios”, dijo el procurador general de Panamá, Javier Caraballo. “Estos accionistas nominales no conocerán a nadie en Dubái”, agregó.
Consultados por La Prensa, funcionarios actuales y anteriores del Ministerio Público de Panamá dijeron que nunca han recibido ninguna solicitud del caso por parte de de organismos internacionales encargados de hacer cumplir la ley solicitando información sobre la conexión de Ignatova con los panameños que sirvieron para lavar el dinero de la estafa ‘OneCoin’. Tampoco de cualquier otra actividad que se haya llevado a cabo en su nombre en este país.
Es más: Caraballo y otros altos funcionarios de la oficina del procurador general nunca habían oído hablar del caso, hasta que La Prensa los contactó.
Lo cierto es que las revelaciones sobre la conexión de Ignatova con Panamá llegan en un momento delicado para el país, ya que el expresidente Ricardo Martinelli enfrenta cargos penales por utilizar una empresa ficticia, New Business, para presuntamente lavar dinero. Ese caso también involucró el uso de accionistas nominales.
El 29 de mayo pasado, el presidente del Colegio de Abogados de Panamá, Juan Carlos Araúz, emitió un comunicado defendiendo el uso de directores nominales, diciendo que la práctica había sido representada injustamente en el caso New Business.
“Los servicios corporativos de Panamá tienen, y siempre han tenido, un alto nivel”, dijo el Araúz en un comunicado publicado en Twitter. También señaló que los directores nominales “no tienen responsabilidad de los actos que desarrollen los beneficiarios finales de las sociedades anónimas”.
En su declaración, evitó mencionar el uso de accionistas nominales, una práctica que en la industria se considera muy poco ética.
¿Quién es el vínculo local?
La gran pregunta es, ¿quién era el hombre (o la mujer) de Ignatova en Panamá?
Si bien es imposible saberlo con certeza sin una investigación de las autoridades, hay un punto de partida lógico: las conexiones de los accionistas nominales de Ignatova con otros operadores y sociedades en Panamá, al mismo tiempo en que ella formó sus empresas en los EAU.
Una posibilidad es un agente llamado Juan Carlos Mosquera, que tiene conexión con los cuatro panameños usados por Ignatova para ocultar su nombre. Es la pieza que une ambos puntos: el agente en común.
Juan Carlos Mosquera creó en 2014 unas 30 empresas como agente residente que tienen a Harris, DeGracia Santos, Bolívar de Rodríguez o Simmons como directores nominales. Tres años después, en 2017, continuaron compartiendo con Mosquera la junta directiva de otra sociedad: NTL and Associates.
Si bien los cuatro accionistas nominales trabajaron también para otras sociedades, la mayoría de sus nombramientos entre 2014 y 2017 fueron para empresas creadas por Mosquera o NTL and Associates.
Mosquera mismo actúa como agente residente de 128 empresas constituidas en Panamá, mientras que NTL and Associates lo es de otras 41 empresas más. Casi todas utilizan uno o más de los hombres y mujeres que han estado conectados con Ignatova para la estafa millonaria de las monedas falsas.
NTL and Associates es una incógnita: no tiene un sitio web y nadie la conoce en el minúsculo universo de bufetes y abogados del Istmo. Según el Registro Público de Panamá, sus oficinas están ubicadas en el piso 50 del Tower Financial Center, donde comparte oficina con otra firma llamada NTL Wealth, especializada en ayudar a las personas a obtener un segundo pasaporte, según publica en su web.
“Obtener un segundo pasaporte podría ser una de las mejores inversiones que jamás hará”, publicita NTL Wealth en su sitio web, y agrega: “Ofrece el beneficio de por vida de tener más opciones para vivir, viajar, hacer negocios, invertir y potencialmente incluso ahorrarle una fortuna en impuestos”.
La Prensa contactó a NTL Wealth para consultarle sobre su servicio de “segundo pasaporte” y su vínculo con NTL and Associates, pero nunca recibió respuesta. Tampoco respondió sobre su relación con Mosquera.
Los funcionarios de Panamá han comenzado una investigación preliminar del caso y examinaron los registros de inmigración, para conocer si Ignatova alguna vez viajó a Panamá.
A pesar de las preocupaciones sobre el lavado de dinero, en 2020 las autoridades de los EAU levantaron el congelamiento de las cuentas de OneCoin Limited. Es decir, los fondos se pusieron a disposición de la fugitiva Ignatova, a pesar de que enfrenta cargos de fraude y lavado de dinero en los Estados Unidos.
(Con información de Ereida Prieto Barreiro y de Rob Bryne de la BBC)