La semana pasada, en la recta final de la audiencia preliminar por los sobornos de Odebrecht, el abogado Luis Eduardo Camacho González, que defiende a Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli Linares, pidió un sobreseimiento a favor de sus representados, porque los dineros que recibieron de la constructora no son una coima, sino el pago por la prestación “de un servicio”.
“¡Queremos que a los hermanos Martinelli se les juzgue por haber hecho lobismo!”, le dijo Camacho a la juez Baloísa Marquínez.
Pero eso no es lo que los hijos del expresidente Ricardo Martinelli Berrocal (2009-2022) le confesaron al juez Raymond Dearie, de la Corte del Distrito Este de Nueva York, el pasado 20 de mayo.
“He cometido un crimen y quiero responsabilizarme por eso, cualquiera que sea la sentencia que la Corte me imponga… Los que más han sufrido por este asunto son mis compatriotas, la gente de Panamá. Espero poder rendir cuentas en mi país”, dijo Ricardo Alberto.
“En los 23 meses que he estado encarcelado, he tenido suficiente tiempo para pensar y reflexionar sobre mis errores. Nunca en mi vida me había sentido tan arrepentido. Y quiero resarcirme disculpándome por mis errores”, señaló Luis Enrique.
Así está en los documentos divulgados este miércoles 5 de octubre por la oficina del juez Dearie, que contiene la transcripción de la audiencia oral celebrada el 20 de mayo pasado. La Prensa tuvo acceso al documento, a través de los registros electrónicos de la Corte.
Los hermanos fueron condenados a 36 meses de prisión, al declararse confesos de un cargo para conspirar para lavar al menos $28 millones en coimas de Odebrecht, utilizando el sistema financiero estadounidense, siguiendo -según ellos- instrucciones de su padre. Conforme fue anotado en una ficha técnica de la Oficina de Prisiones del Departamento de Justicia de Estados Unidos, quedarán en libertad en enero de 2023.
El juez Dearie también impuso una multa de $250 mil y ordenó el archivo de cuatro cargos adicionales que enfrentaba Luis Enrique y de otros dos que había contra Ricardo Alberto. Aunque les informó ese día que la condena era apelable, ninguno de ellos se opuso.
“Si la experiencia de estar encarcelados por este periodo de tiempo, separados de sus familias y seres queridos, no logra [que cambien], entonces nada menos que clavos en la tumba lo hará”, sentenció Dearie.
La juez Marquínez todavía no ha decidido si acoger o no la solicitud de enjuiciar a los Martinelli Linares, así como a su padre y otras 47 personas. Para todos ellos, el Ministerio Público pidió llamamiento a juicio por la presunta comisión del delito de blanqueo de capitales.
