La noche del pasado 30 de mayo un adolescente de 16 años murió cuando intentaba robar una tienda en San Miguelito. El atacante sufrió varios impactos de bala por parte del dueño del comercio.
El ministro de Seguridad, Juan Pino, advierte que hay un incremento en la participación de menores de edad en actos delictivos de alto perfil, como robos a manos armada, venta de drogas y delitos sexuales. En el primer cuatrimestre de este año, según datos aportados por Pino, 265 menores de edad estuvieron relacionados a casos delictivos de alto impacto, 27 de ellos vinculados a homicidio, robos 111, hurto 79, drogas 11.
Las edades de los infractores oscilan entre 15 a 17 años de edad; jóvenes que deberían estar en las escuelas. Un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y el Ministerio de Educación detalló que entre 2019 y 2020 había 100 mil niños y adolescentes entre 5 y 20 años de edad fuera de la escuela.
Pino advierte que muchos de estos jóvenes terminan en pandillas.
Cifras del Ministerio Público (MP) revelan que entre enero y abril 2022 se han presentado un total mil 261 denuncias de hechos delictivos que involucran a menores de edad. Para ese mismo período de 2021 la cifra alcanzaba las mil 63. Un año antes, en 2020, se reportaron 999 denuncias durante el mismo cuatrimestre.
El fiscal antipandillas, Alexis Medina, apunta que en Panamá existen un total de 178 organizaciones criminales de este tipo en todo el país, en la que tienen una alta participación menores de edad, que ingresan a sus filas reclutados en las calles. Medina revela que están bajo investigación 31 pandillas ligadas a delitos de robo, homicidio y extorsión. Estos grupos, dice tienen un gran poder de adaptación. Por ejemplo, cambian de nombre, ocupan nuevos territorios y ya no usan tatuajes.
El sociólogo Luis Carlos Herrera, plantea que no existen programas definidos para la prevención de la delincuencia juvenil, hay mucha improvisación y no se da continuidad a lo que se trata de implementar.
Apunta que un alto índice de disfuncionalidad de los hogares y el abandono escolar son factores que inciden en este fenómeno.
Considera que las políticas para el abordaje de esta situación deben fundamentarse en evidencia científica para luego establecer programas a mediano y largo plazo. Ello, sustenta, requiere de investigación y evaluación constante de los programas.