El final de su carrera en el Órgano Judicial no fue fácil. Alexis Ballesteros, juez cuarto de circuito Penal de Panamá, denunció hace dos semanas haber recibido presiones e instrucciones de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia: José Ayú Prado, Alejandro Moncada Luna, Wilfredo Sáenz y Secundino Mendieta, para fallar determinados procesos penales.
Su valentía le costó la destitución, misma que hasta ayer no estaba en firme, por estar pendiente de una reconsideración. La tarde de ayer, martes, Ballesteros decidió renunciar, consciente de que esa reconsideración se la iban a negar.
Al dejar de ser juez –y ya como un particular– accedió a una entrevista con La Prensa, donde reitera que sus superiores le amenazaron con despedirlo sino fallaba a favor de los amigos del presidente de la República, Ricardo Martinelli. Hoy teme por su vida y la de su familia. Pero aspira a que, con lo denunciado, se respeten los derechos de sus otros colegas, tanto jueces como funcionarios del Órgano Judicial, cuando sean destituidos u obligados a renunciar.
¿Por qué se atreve usted a denunciar presiones para fallar casos?
Tengo la convicción de que los superiores no deben intervenir en las actuaciones de los jueces de circuito. Tenía 13 años en la institución y nunca antes me percaté de esta situación. Producto del temor, quizás colegas no se atrevan a denunciar, pero ahora me han comentado de una serie de casos que me hubiese gustado tuviesen la valentía que he tenido yo. Para mí es triste la situación que se ha dado porque se cuarta lo que siempre soñé: hacer carrera dentro de la entidad.
¿Por qué hasta ahora decide denunciar esas presiones?
Deseo aclarar. Se ha mencionado que por qué en el caso de Balbina [Herrera] sí y en el otro [La Prensa vs TCT] no. Cuando se da el caso de Balbina en el 2012 y estaba en el Juzgado Undécimo, el magistrado Wilfredo Sáenz me llama y me llevó al despacho de Alejandro Moncada Luna. Me piden que tuviese cuidado con ese caso; mi respuesta fue que me dejaran resolver en derecho, que no se entrometieran en las decisiones porque tenía un criterio e iba ser difícil cambiarlo. Ellos me dijeron que tenemos el apoyo del más alto mandatario. Créame que mi decisión en ese caso fue en derecho y por eso fui llamado de nuevo para elogiarme. En ese momento, se llamó a Salo [Salomón Shamah] y se le dijo que no había problema. Es decir, Sáenz y Moncada tenían ya la situación arreglada. Luego se me dice que fue la mejor decisión que pude haber tomado, que no tuvieron que decirme mayores cosas ni intimidarme. Ellos me dijeron que la decisión sería duramente atacada, pero no me preocupara porque tenían el apoyo, no solamente en el Ejecutivo con Shamah, quien es la persona directa que se conecta con el boss, sino también del entonces procurador quien se encargaría del resto, o sea, el señor [José] Ayú Prado.
¿No se cuestionó entonces su decisión?
La decisión, culminada la investigación, se advierte que los delitos se mantienen y obvio lo remito al municipal porque escapa de mi competencia. Traigo a colación esta situación porque en su momento, no fueron más allá en su actuar.
¿Qué sucedió en el caso de Gabriel Btesh?
En el caso de Ezra Abadi Betesh y Moisés Watnick recibo la llamada telefónica del magistrado Sáenz a finales de abril de 2013 y me pregunta si tenía ese expediente. Le respondí que no revisaba los casos, sino que veo expedientes que están en mi despacho con proyectos de fallo pendientes de firmar o los que van a audiencia y esos los veo en horas de la madrugada, apenas llegaba a las 5:15 a.m. Yo reviso, y Watnick tenía dos procesos. Le pregunto a Sáenz y él me dice: ‘Me interesa en donde se involucra a Btesh’. De allí fuimos a la oficina de Moncada y se me dice que en ese caso había que decretar la prescripción puesto que Gabriel Btesh, familiar de Ezra, era muy amigo del señor Presidente [Martinelli], desayunaba, almorzaba y cenaba con él. Nuevamente realiza la llamada a Salo. Allí se me dice: ‘Lo haces, o lo hace la persona que vendrá, recuerde que esa posición suya es interina y se vence el 31 de diciembre’. Le dije que tenía que correrle traslado al Ministerio Público y a las partes, porque ya Sáenz había revocado un sobreseimiento en ese caso y los llamó a juicio. Además, ya se había negado un incidente de prescripción. Me dice que lo hiciera de oficio, sin correr traslado porque ellos cubrían todo. La prescripción que decreté fue apelada por las partes (víctimas) y fue confirmada por el Segundo Tribunal. Ese expediente está en archivo. Me sentí torcido de brazo, puesto que, o lo hacía yo o lo hacía cualquiera. Recibí una orden directa de los superiores. Es ahora que decido comunicarlo porque se me estaba tratando de hacer lo mismo en otro proceso y como juez me sentiría mal. Eso que ellos pidieron (caso Btesh), en derecho, jamás cabe y es mi criterio.
¿Usted resolvió en el caso Btesh, a pesar de que tenía un criterio diferente?
Porque fui obligado, fui obligado. Créame que si no lo hubiese hecho yo, lo hace el que siente allí. Esa era la línea.
Luego de esta decisión, el 6 de mayo pasado, Ballesteros es enviado al Juzgado Cuarto Penal.
En el caso de Corprensa contra TCT, ¿qué fue lo que sucedió?
A mí me llaman [Secundino Mendieta y Sáenz] antes de carnavales y se me dice la situación de la famosa incidencia. Yo les dije: hábleme claro, necesito que me hable claro. Me dicen: El caso de La Prensa usted lo tiene y debe resolverlo de esa manera. Dije: Magistrado, déjeme verificar el expediente. Y al hacerlo, definitivamente yo no podía emitir esa decisión, para mi criterio va contra derecho. Es allí donde ellos [magistrados Mendieta y Sáenz] me dicen o lo resuelve o se va. Mi persona ha sido la única que se ha atrevido a darlo a conocer públicamente a través de mis abogados y ahora de manera personal. Hemos recibido donaciones de jueces y magistrados, apoyando la causa pero no se atreven a hablar por el simple hecho de que pasa lo mismo, tienen miedo a perder su sustento porque entrar a carrera judicial no es fácil, es bien difícil.
Se ha señalado que usted denunció y a la vez es cómplice por haber cedido ante esas presiones.
Licenciado, créame que no soy cómplice. En este caso soy víctima, si fuese cómplice ni siquiera lo hubiese puesto en conocimiento de mis abogados. La ley es clara, el artículo 360 del Código Penal y le doy lectura: quien con violencia, intimidación o engaño impida, obstaculice o imponga a un servidor público o a la persona que le presta asistencia, la ejecución u omisión de un acto propio del legítimo ejercicio de sus funciones será sancionado con prisión de dos a cinco años. Si no estoy de acuerdo, me estoy oponiendo a esas intimidaciones, quienes son los partícipes, las personas que llamaron y me dijeron: o lo haces o lo haces. Ellos a través de la intimidación...dígame usted si lo amenazan y le dicen si no haces ese acto, pierdes tu trabajo y 13 años de carrera. Ahora de víctima, voy a pasar a victimario. No. La ley es clara.
¿Le piden la renuncia luego del proyecto de fallo donde ordena hacer audiencia (caso Corprensa contra TCT)?
Después de carnavales, me llaman insistentemente los magistrados Mendieta y Sáenz. Yo le manifesté que estaba resolviendo el proyecto como parte del Tribunal de Apelaciones y Consultas: yo como ponente y los jueces quinto y sexto deben secundarlo. El juez quinto Enrique Paniza me hizo observaciones de eliminar un párrafo y que avalaba el proyecto. Yo contesté por escrito, tomé en cuenta las observaciones, se mantiene el proyecto y pasó al juzgado sexto en lectura. Jorge Brown (juez sexto) renunció un viernes (13 de marzo), el lunes (17 de marzo) entró una nueva jueza (Celia de Duncan) y al día siguiente me llaman y me dicen: “Necesitamos que renuncies y te vayas de vacaciones”. Le respondí que me dijeran los motivos y me contestan que por ser interino. Y yo le dije al magistrado Mendieta que él era interino también y si es así, los dos deberíamos renunciar… sarcásticamente esa fue mi respuesta. Le dije: “No tiene proceso administrativo contra mí y me tiene que dar las razones por escrito, y de otro modo no lo voy a hacer”. Me dijo que me daba hasta el viernes (21 de marzo) para renunciar. Ballesteros no renunció y el lunes 24 de marzo, le entregaron la resolución de destitución.
¿A usted lo destituyen porque supuestamente dio una entrevista a La Prensa, siendo juez?
Es falaz. Yo jamás he dado entrevista a los medios de comunicación hasta hoy [ayer], conozco cuáles son mis deberes y derechos. Cómo juez a mí no se me permite dar entrevistas. La entrevista que pueda dar me lo pide el departamento de prensa que está dentro de la institución y ellos publican lo que di como información, no doy yo declaraciones. Otro motivo por el que pueda dar declaraciones es que el presidente José Ayú Prado me de autorización y eso no ha ocurrido, yo jamás me he presentado ante un medio de comunicación. La noticia sale en virtud de que me están pidiendo la renuncia sin sustento jurídico, yo recurro ante un abogado porque necesito asesoría y esa fue la persona que publicó ante los medios la situación que se da dentro de la institución.
En los casos que usted mencionó que le dieron instrucciones en los despachos superiores, ¿siempre se mencionó la relación de los mismos protagonistas: presidente de la República: Ricardo Martinelli, Salomón Shamah, José Ayú Prado, Gabriel Betesh...?
Para el 2013, el presidente del Segundo Tribunal era Sáenz; de allí nos trasladábamos a la Corte y siempre se mencionaba que habían conversado con Salo Shamah y que él era la conexión directa con el boss.
¿Quién era el boss?
Entiendo yo que es el Presidente.
¿Ricardo Martinelli?
Exacto. Eso es lo que ellos decían y créame que cómo superiores, yo no le voy a decir lo contrario, solamente me toca escucharlos.
¿Solamente mencionan el nombre de Ricardo Martinelli cuando lo llaman por el caso Btesh?
Sí. No se refieren al boss. Dijeron que (Gabriel Btesh) desayunaba, almorzaba y cenaba con el presidente (Ricardo Martinelli). Si es cierto, no me consta, pero me lo dijeron.
¿Cuál fue la situación qué se dio luego que usted envía dos cartas a los magistrados Mendieta y Sáenz? ¿Cómo era el ambiente?
Tenso. Hasta el sol de hoy, siento temor no solo por mi persona, sino también por mi familia. Si ellos trataron de hacer estas maquinaciones para que diera una resolución contraria a derecho, me siento así. Ante tanto silencio en la Corte, no puedo dejar de pensar que se esté fraguando cualquiera actitud para atacarme o perseguirme. Por eso el motivo de mi renuncia. Y en los días que estuve en el juzgado, antes de incapacitarme, por la descompensación en mi salud mental y física, tenía temor de resolver.
En el interín de que se resolviera la reconsideración, su despido estaba en suspenso, ¿usted por qué se incapacitó por unos días?
Imagínese. Yo no duermo, he dejado de comer, siento que personas me siguen, las llamadas que mi abogado señaló, sí las recibí...
¿Llamadas de?
De un teléfono privado, las cerré y borre. Voy a cortar la línea de este número que tengo. Ya he cortado tres líneas de celular en seis meses, por la simple y sencilla razón de estar cuidándome como juez, para evitar que personas se me acerquen. La tarea de ser juez no es solo resolver, es bien difícil.
¿Qué fue lo que le dijeron en la llamada?
Que me iban a dañar, a desacreditar mi imagen. Ya lo hicieron, en el periódico Crítica salió que resolví casos de otros juzgados y jamás he trabajado en esos tribunales… crean el morbo de esas situaciones.
¿Señalaron que usted había resuelto incidentes de nulidad en procesos de drogas?
Lo comenté en un momento con Luis Bethancourt, asistente de Ayú Prado, y lo he comentado con los asistentes de las fiscalías de drogas. No están realizando el trabajo, no es que mi persona o cualquier juez por el solo hecho de ser casos de drogas, deben resolver contrario. La función de nosotros es resolver velando las garantías que le asiste a toda persona. Quienes resuelven las incidencias son los jueces, si el Tribunal Superior no está de acuerdo las revoca, pero eso no significa que esa decisión se debió a actos irregulares.
¿Cuántas incidencias de nulidad en casos de drogas, usted resolvió?
Dos en el Juzgado Undécimo y una en el Juzgado Cuarto. Estadísticamente en casos de nulidades de drogas, mi relación es casi nula. La última decisión que tome, por la situación de presión, yo la puse en conocimiento de los magistrados superiores. Me dijeron que no estaban hablando de eso, sino del caso de La Prensa. La duda es el por qué las decisiones de los jueces de circuito en casos de nulidad pueden ser catalogadas de irregulares y cuando son concedidas por el Segundo Tribunal, entonces no. Se me acusa que di libertades y ahora no encuentran a los imputados, mis decisiones no fueron arbitrarias. Apliqué medidas restrictivas de impedimento de salida del país, habrá que preguntar a las autoridades por la manera en que esas personas salieron del país.
¿Qué lo motiva a presentar su renuncia a pesar de que está pendiente se resuelva una reconsideración a su despido?
Sabemos cuál va ser la decisión, pero yo tengo un padre y una madre que no duermen. Yo tampoco duermo. Siento temor por la familia, mis hermanos y por mí (en este momento se le aguan los ojos y se le quiebra la voz).
¿Qué hará luego que sale de la institución al renunciar?
Me tomaré unos días de descanso porque esto no ha sido fácil, ni para mis abogados. Traer a la luz pública una situación que muchos saben y no se han atrevido. Me llevo la satisfacción de que fui el primero, no sé cuál sea el pensar de los demás jueces y colegas. He recibido llamadas de algunos que me dicen: ‘te apoyamos, pero acuérdate el día de mañana vas a litigar y esas resoluciones en segunda instancia te la van a revocar’. Luego de descansar, voy a analizar las acciones legales con mis abogados. Me siento inconforme con las publicaciones en mi contra, no soy maleante, yo veré contra quien procedo.
¿Siente que se va con la frente en alto, pero no de una buena manera?
Si me hubiese ido de la manera en que ellos querían, ahora mismo estaría en la misma situación de los otros jueces que se han ido. Lo que pasa es que nadie dice nada.
Esos jueces que menciona, ¿renuncian o los despiden por no someterse a las mismas presiones?
Exacto. Me voy con la frente en alto, con la tranquilidad y que el día de mañana pueda estar por los pasillos y no se me señale como a otras personas.
Sus otros colegas que se han ido, ¿nunca se han atrevido a hablar así como usted?
No tengo contacto con ellos, la relación fue laboral cuando había pleno de jueces. Si ellos quisieran actuar, que sean ellos los que hablen...
¿Tampoco los juzga?
Tampoco los juzgo, pero no sé los motivos. Mi persona sale de un juzgado cuarto lleno de satisfacción, porque tribunal que toque, tribunal que dejé en buena lid de trabajo. Las personas que me conocen saben que es así. En el juzgado 11 deje una relación de 150 expedientes en trámite y en el juzgado cuarto había 2 mil 885 sin trámite y antes de quedar incapacitado dejé mil 209.
¿Por qué había tanto interés por el caso de Corprensa contra TCT y las presiones contra usted?
Porque hay partes involucradas, de acuerdo a lo que me comunicó Wilfredo Sáenz y Secundino Mendieta, allegadas al presidente (Ricardo Martinelli). Incluso guarda relación a las nuevas directrices de presidencia (de la Corte Suprema de Justicia), eran esas. Si es cierto, habría que preguntarles a ellos.
¿Usted nunca ha ejercido como abogado independiente?
No.
¿Qué piensa hacer?
Reitero que voy a tomarme unos días de descanso para liberar la presión y el estrés, conversaré con mis abogados y de allí no me queda de otra, litigar. Espero tener apoyo de mis amistades para que me tomen en cuenta en casos que necesitan un abogado distinto.
¿Ha pensado que cuando le toque litigar, los magistrados que usted involucra le fallen en contra?
Sí, es evidente. Créame que tengo dos vías: defender a las partes en determinados tribunales y luego de la decisión, comunicarle al cliente que busque otro abogado para la segunda instancia, o seguir trabajando hasta el final.
¿Tenía conocimiento de que con su despido querían hacerle un show para denigrarlo por las denuncias que ha hecho?
En los pasillos de la Corte se rumoraba que una vez terminada mi incapacidad y retornara a mi puesto, me iban a llevar hasta seguridad para notificarme y retirarme escoltado de la institución. Mi decisión de renunciar no es producto de esos rumores, sino porque mi mamá, mi papá, mis hermanos, se encuentran afectados y para ponerle fin a esto es mejor me retire de la institución con la frente en alto.
¿Nunca ellos salieron a desmentir lo que planteo en las dos cartas a Mendieta y Sáenz y en la denuncia ante la Asamblea Nacional?
Jamás. Salió un comunicado en la web donde señala que los interinos deben poner a disposición sus cargos. Y luego en otra nota de la web señalan que los magistrados del Segundo Tribunal jamás han hecho eso de llamar a los jueces para dar instrucciones. No tienen nada en contra mía.
¿Ni por escrito le respondieron?
Nada. No tengo un proceso administrativo que puedan decir que tuve un acto irregular. Y eso me trae como satisfacción que quizás los jueces que no se han atrevido a hablar se les respeten el debido proceso para sus destituciones.
¿Qué piensa del proceso disciplinario que se inicia después de las denuncias que hizo?
Eso es otro motivo por el que renuncio. Si nos ponemos a pensar, presenté la respectiva denuncia. Sin embargo, el magistrado presidente de la Corte, José Ayú Prado, solicita la investigación, no por mis denuncias sino por la solicitud de la Alianza Ciudadana y la del diario La Prensa. Luego se hace el reparto a Harry Díaz y al propio Ayú Prado, quien es señalado en la denuncia que yo hice. De manera que creo que eso no va para ningún lado, eso va quedar en nada.
¿Qué apoyo ha recibido de los gremios de abogados, Colegio Nacional de Abogados, Movimiento de Abogados Gremialistas, entre otros?
Vía telefónica, muchas llamadas, no solo de abogados, sino de personas que me conocen. Algunos del Colegio Nacional de Abogados me han manifestado su apoyo. Siento que el apoyo, más que beligerante, enérgico, ha sido bastante débil. Agradezco a quienes sí estuvieron presentes en la conferencia de prensa.