El próximo 15 de febrero fue el plazo que ayer le dieron los indígenas de la etnia ngäbe buglé al presidente de la República, Juan Carlos Varela, para que de una vez por todas anule el contrato de construcción de la hidroeléctrica de Barro Blanco, o de lo contrario tomarán acciones de fuerza.
Bernardo Bejerano, miembro de la iglesia Mama Tata, máximo organismo de la comarca, explicó que el movimiento para conservar su territorio es pacífico.
Agregó que por el momento no tienen contemplado realizar ninguna acción de fuerza, pero todos los representantes de las etnias que estuvieron concentrados en el encuentro que sostuvieron en la región de Caña Blanca, en Tolé, provincia de Chiriquí, llevaron la información a las diferentes comunidades.
Bejerano tampoco descartó que pasada la fecha otorgada al mandatario se puedan tomar otras acciones, las cuales no especificó.
Para permanecer en Caña Blanca, lugar a donde invitaron a Varela, los indígenas improvisaron viviendas hechas con varas y pencas, donde duermen y cocinan.
En días pasados el Presidente manifestó que el diálogo debe imperar en el tema de la hidroeléctrica.
“Esta es una situación difícil, que hay que dialogar”, sostuvo.
Algunos indígenas consultados explicaron que tienen aproximadamente un año de estar en el lugar, mientras que otros indicaron que su presencia ha impedido que la empresa que construye la hidroeléctrica continúe deforestando el sitio.Reiteraron que el río Tabasará, donde se construye el proyecto, no se vende, por lo que lo defenderán hasta las últimas consecuencias.