La firma Mossack Fonseca (MF) habría participado en el movimiento de fondos multimillonarios, a través de sociedades anónimas y cuentas en casa de valores locales y bancos internacionales, de acuerdo con la investigación periodística global que dejaría al descubierto el mecanismo en el complejo mundo del offshore por medio de la firma panameña.
Según los registros de la firma panameña Mossack Fonseca Asset Management, a los que ha tenido acceso el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos con otros 109 medios, el exejecutivo de Siemens Hans-Joachim Kohlsdorf habría tenido una cuenta en el banco Société Générale, Bahamas, en la que habría recibido un depósito en oro valorado en unos $500 millones en noviembre de 2013.
A este cliente también se le crearían previamente cuentas temporales en la fallida casa de valores Financial Pacific para mover millones de dólares.
Justamente este domingo, 10 de abril de 2016, según un reporte de AFP, la sede del banco Société Générale en Francia fue inspeccionada y se confiscaron documentos. La operación fue realizada por personal de la Oficina Central de Lucha contra las Infracciones Financieras y Fiscales, en el marco de una investigación por supuestos casos de “blanqueo de fraudes fiscales”.
MOSSACK FONSECA Y LOS MILLONES DE SIEMENS
La confianza es el factor más importante en una relación de negocios. Mancuernas corporativas y estructuras financieras son sólidas cuando hay seguridad y credibilidad. Esto era lo que ofrecía la firma Mossack Fonseca a sus clientes: servicios con la más alta confidencialidad y protección posible.
“El equipo de ejecutivos de Mossack Fonseca está en la capacidad de asesorarlo sobre la opción que mejor se adapte a sus necesidades, de forma rápida y eficiente. Si usted requiere información sobre las alternativas que son de mayor beneficio a la hora de elegir una jurisdicción para constituir una compañía, la experiencia y conocimiento especializado de nuestros expertos será su mejor aliado de negocios”.
Así reza uno de los mensajes que la firma de servicios legales, fiduciarios y administración de activos destaca en su página electrónica.
¿Cómo lograba parte de sus objetivos?
La información obtenida por el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartida con otros 109 medios a través del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) es reveladora.
La firma Mossack Fonseca, cuyos socios y fundadores activos son Ramón Fonseca Mora y Jürgen Mossack, ha sido cuestionada por sus supuestas malas prácticas, que habrían sido expuestas de la información extraída de los millones de documentos que revelarían el núcleo de su negocio fiduciario, el tipo de clientes de su portafolio y las empresas locales que habría utilizado como aliadas para el movimiento de fondos, porque su estructura de negocio habría ido más allá de la constitución de sociedades.
Un caso particular es el de Hans-Joachim Kohlsdorf, director de Siemens Mesoamérica hasta 2009. Kohlsdorf salió del grupo tecnológico alemán justo después de estallar un enorme escándalo de sobornos. En aquel momento, la investigación de la autoridad bursátil estadounidense –U.S. Security Exchange Comission (SEC)– halló que, entre marzo de 2001 y septiembre de 2007, Siemens había realizado 4 mil 283 pagos ilegales para cerrar contratos en Venezuela, México, Rusia, Vietnam, Nigeria, Argentina y China.
Según los reportes periodísticos, el entonces director de Siemens en Mesoamérica, Kohlsdorf, estaría al tanto de los pagos que se generaron en la región.
Con este trasfondo habría llegado a Mossack Fonseca Asset Management, la división de la firma encargada de dar el asesoramiento de inversiones.
La multinacional Siemens puso fin a la práctica de sobornos con una serie de medidas, incluyendo la reestructuración de su directiva y la implementación de un código de ética.
De hecho, la decisión más notoria fue acordar el pago de mil 600 millones de dólares a las autoridades estadounidenses y europeas tras el pago de los sobornos, a fin de poder obtener contratos masivos de obras públicas en todo el mundo. Esta decisión se tomó el 15 de diciembre de 2008.
Los documentos obtenidos por el diario Süddeutsche Zeitung sugerirían que movimientos financieros cuantiosos hacían parte de la vida de Kohlsdorf, el cliente que desde empresas creadas en Panamá e Islas Vírgenes Británicas habría llegado a mover sumas multimillonarias, y que habría terminado también en la polémica y ahora fallida casa de valores panameña Financial Pacific.
Los vínculos entre las diferentes divisiones de Mossack Fonseca y Kohlsdorf se habrían iniciado en 2007, a través del ecuatoriano Lutz Lorenz y la sociedad Gillard Management Inc., justo cuando la tormenta de los sobornos azotaba a Siemens y se esparcía a nivel internacional y los medios se hacían eco del escándalo en diversas partes del mundo.
En febrero de 2008, el mismo Kohlsdorf y Lorenz habrían viajado a Panamá para reunirse –en el centro comercial Multiplaza– con Dirk Brauer, ejecutivo de Mossack Fonseca Asset Management.
La sola presencia de Kohlsdorf en este encuentro sugeriría que se trataba de una operación muy importante.
En esa reunión habrían acordado firmar toda la documentación necesaria para lograr la exitosa transferencia de fondos, según habría compartido Brauer a otros miembros de la firma.
“Súper. Excelente. Suena bien, y parece que se pondrá mejor”, habría respondido el abogado panameño Ramsés Owens, que para entonces era parte del staff de Mossack Fonseca.
Owens era el gerente de Mossfon Trust Corporation y, por lo tanto, recibía los avances logrados con los clientes que, además de necesitar sociedades anónimas, también requerían de los servicios de la fiduciaria del grupo.
Después de aquel encuentro, habría quedado claro que los nuevos clientes estarían inquietos por una cuenta en Suiza, y una de las soluciones que Mossack Fonseca habría presentado fue abrir una cuenta temporal en Financial Pacific, donde podrían depositar fondos que serían movidos en transacciones posteriores.
Financial Pacific era la casa de valores que desde 2005 Owens describiría como la empresa de servicios financieros con la que Mossack Fonseca tenía la “mejor experiencia en Panamá”.
Owens habría hablado del mismo negocio cuyo ADN quedó al descubierto años más tarde, tras acusaciones de fraude, que a la postre terminaron en señalamientos y denuncias en las que se advierte que la casa de valores era una entidad que prestaba su estructura para lavar dinero. (Ver nota: El lado oscuro de Financial Pacific).
En septiembre de 2008, –seis meses después de aquella reunión en Multiplaza en la que habrían participado Kohlsdorf y Lorenz con representantes de la firma panameña– habrían empezado a observarse algunos movimientos en la cuenta que Kohlsdorf y Lorenz habrían tenido en Financial Pacific.
Los clientes habrían pedido una transferencia por el monto de $4.1 millones desde la cuenta que la sociedad Gillard Management tenía en esta casa de valores. La transacción sería a favor de Siemens AG.
Para esta misma fecha, en Mossack Fonseca se habría hablado de preparar un contrato de inversión para manejar $32.4 millones para lo cual Owens habría ordenado hacer no uno, sino varios documentos contractuales.
El propósito habría sido segmentar el multimillonario fondo, con la finalidad de que el banco, a través del cual moverían el dinero, “no diera problemas”, habría dicho Owens en su momento.
El abogado, que trabajó en la firma hasta 2011, habría dado la instrucción de hacer varios contratos; estos deberían estar bajo el nombre de Gillard Management, Equifera Alliance, S.A. y Casa Grande Development, sociedades que finalmente estarían vinculadas con Kohlsdorf y Lorenz.
Un dato curioso habría sido la existencia de un contrato entre Equifera Alliance S.A. y Siemens AG.
Según la información a la que ha tenido acceso el Süddeutsche Zeitung, en este contrato, Equifera Alliance se habría comprometido a pagarle a Siemens AG $32.4 millones a raíz de diferentes negocios relacionados con la empresa alemana.
Cuando quedaron expuestas las operaciones sospechosas de las filiales de Siemens AG en América Latina, se descubrió que estas se daban a través de cuentas bancarias con diferentes bancos y a través de compañías offshore durante varios años.
Por este caso, Siemens llegó a un acuerdo con las autoridades alemanas, que contemplaba que el dinero que quedaba en esas cuentas bancarias sería devuelto a los libros de la empresa.
Según medios alemanes, cuando el fiscal de la causa interrogó a Kohlsdorf, no pudo probar ningún delito, por lo que el juicio en su contra no prosperó.
Según los referidos medios, Kohlsdorf habría encontrado una manera de transferir el dinero que supuestamente fue utilizado para pagar sobornos en América Latina a Siemens, quienes posteriormente certificaron que todos los fondos fueron devueltos.
Sin embargo, de acuerdo con los registros de Mossack Fonseca Asset Management, a los que ha tenido acceso el Süddeutsche Zeitung, Kohlsdorf habría tenido una cuenta en el banco Société Générale, Bahamas, en la que recibió un depósito en oro valorado en unos $500 millones, en noviembre de 2013.
Dicho depósito, según el Süddeutsche Zeitung, habría entrado al sistema bancario de Bahamas, a través de Mossack Fonseca Asset Management.
Esta misma cuenta también habría recibido depósitos en diferentes monedas. En octubre de 2012, por ejemplo, supuestamente recibió $65 mil; en marzo de 2013, $64 mil, y en noviembre de ese mismo año, habrían llegado otros $422 mil. La cuenta mostró transacciones en dólares australianos, libras esterlinas y euros.
El diario intentó contactar a Kohlsdorf para conocer el origen de los fondos y obtener su versión de los hechos, pero no fue posible.
Las conexiones entre los casos de corrupción de Siemens y las sumas de dinero que se habrían movido a través de cuentas pertenecientes a su exdirector debieron haber encendido luminosas alertas rojas en Mossack Fonseca.
Cuestionado ahora sobre este tema, Owens aseguró –vía correo electrónico– que no recordaba siquiera el nombre del cliente, pero estaba seguro de que quien lo había atendido sí le hizo el llamado due diligence, como en todos los casos “sin excepción”.
¿Por qué razón utilizaban Financial Pacific y no un banco, como dice la firma que es la generalidad?
“En la generalidad siempre se usaban bancos. No recuerdo la razón, pero puede ser que por unos meses usaron a Financial Pacific y después se desencantaron con ellos”, respondió Owens.
Se le preguntó, además, sobre las razones por las que se habrían hecho varios contratos para segmentar la suma de $32.4 millones con la finalidad de no alertar a los bancos, pero Owens dijo: “la verdad no recuerdo esto”.
Este diario envió un cuestionario a Ramón Fonseca Mora y a la directora de Asuntos Legales, Sara Montenegro, pero al cierre de esta edición no habían respondido las preguntas vinculadas con el tema.
En el pasado reciente, Montenegro afirmó que la firma fue pionera en Panamá en el due diligence, mientras que Fonseca asegura que el 90% de sus clientes es profesional, es decir, bancos, fiduciarias, firmas de abogados y contadores que, a su vez, revenden las sociedades a sus clientes finales “que a veces se meten en problemas”.
BORRANDO LAS RELACIONES
Hace un año, cuando ya todo estaba dicho respecto a los manejos irregulares de Financial Pacific y de la relación de esta firma con el expresidente Ricardo Martinelli, los más altos directivos de Mossack Fonseca habrían empezado una pesquisa interna para terminar con cualquier relación que la firma hubiera tenido con la casa de valores Financial Pacific.
Ramón Fonseca Mora habría pedido un reporte al respecto y habrían salido a relucir varias sociedades creadas, principalmente para West Valdés, uno de los directivos y dueños de Financial Pacific.
Entre estas se encuentran: Boquete International Investments, S.A., Crystal Palace, Inc., Serton Tradign, S.A., y Speedrunner Foundation. La sociedad Crystal Palace, Inc., fue una compañía creada para Valdés y su socio Iván Clare.
En tanto, Speedrunner habría sido la fundación en la que, a través de otras dos sociedades, Valdés habría solicitado a la fiduciaria de Mossack Fonseca, en 2006, preservar y administrar el patrimonio de su familia.
Boquete International Investments, S.A., por su lado, habría sido la estructura legal por medio de la cual se comprarían fincas que más tarde serían vendidas. El concepto habría sido discutido con el entonces gerente del negocio fiduciario, Ramsés Owens, quien en 2006 habría dado las directrices para que se atendiera con urgencia la solicitud de Valdés.
Cinco años más tarde, la firma habría recomendado renunciar de las sociedades, ya fuera del consejo fundacional o declinar como accionistas, de acuerdo con la información obtenida por las revelaciones filtradas en millones de documentos que obtuvo el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos con otros 109 medios a través del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), en las que quedaron al descubierto las supuestas malas prácticas de la firma de abogados Mossack Fonseca.
Entre socios y empleados habrían ido y venido correos electrónicos en los que se habría preguntado cómo los ejecutivos al frente de Financial Pacific se habían convertido en clientes. Informarían que llegaron de la mano del abogado Ramsés Owens, a lo que Ramón Fonseca habría contestado: “Dios los cría y ellos se juntan”.
Cuando Fonseca habría dicho eso, Owens tenía cuatro años de haber dejado la firma.
El lado oscuro de la casa de valores Financial Pacific
La segunda intervención de Financial Pacific, en 2014, terminó con una liquidación forzosa y repleta de tropiezos. Uno de los más importantes fue la falta de información que ha impedido el rastreo del dinero que se invertía a través de la casa de valores. Financial Pacific fue intervenida, por segunda vez, el 2 de julio de 2014, desde las 2:45 de la tarde. Cuatro horas y media después, las bases de datos denominadas “Desa” y “Prueba” desaparecieron de los archivos de la compañía. Se pudo determinar, sin embargo, que en esa empresa las cuentas de inversión se abrían sin completar la documentación exigida.
La Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) reconstruyó parte de la información de las operaciones de Financial Pacific, gracias a los reportes suministrados por empresas relacionadas con estas operaciones, como es el caso del corresponsal Bank Audi, en Suiza. Por ejemplo, la cuenta High Spirit, en la que figura como beneficiario y firmante Aaron Ronny Mizrachi, hoy prófugo, cuñado del expresidente Ricardo Martinelli, se abrió en marzo de 2010 con varios depósitos procedentes del Bank Audi de Suiza, pero no se identificó qué persona o sociedad enviaba los fondos. En este caso en particular, la SMV detectó la entrada y salida de dinero que no correspondía a la actividad de una casa de valores, por lo que denunció la posible comisión de delitos financieros y blanqueo de capitales.
La SMV pidió a la Corte Suprema de Justicia que investigara lo que, a su juicio, era una asociación para configurar una conducta criminal, utilizando información confidencial para sacar un provecho económico. Los fondos que recibía High Spirit, algunos de procedencia desconocida, se utilizaron para comprar acciones de empresas, como Petaquilla Minerals e Inmet Mining.
Transacciones muy parecidas a esta se hubiesen podido hallar si la base de datos de Financial Pacific no hubiese sido borrada por sus propios empleados.
Mientras ocupaba la Presidencia de la República, Martinelli, sus familiares y socios compraron acciones de la canadiense Petaquilla Minerals, a través de varias cuentas de inversión, valiéndose de información privilegiada. Las cuentas en cuestión llevaban por nombre: High Spirit Overseas, Distribuidora Comar, S.A., y Ricardo Martinelli.
El exmandatario siempre intentó desvincularse de la malograda casa de valores, pero Ignacio “Nacho” Fábrega, exdirector de Supervisión de la SMV –hoy bajo prisión, tras haberse declarado culpable de suministrar información confidencial a Financial Pacific– dijo que actuó por instrucciones del expresidente Martinelli, y el exadministrador de la Autoridad de Turismo, Salomón Salo Shamah.
Reveló que el expresidente era socio de Financial Pacific; que aportó $3 millones para su capitalización; que dio instrucciones para que se evitara la primera intervención, por orden de la SMV, e intentó tapar el fraude, calculado en $12 millones.
De hecho, cuando el ente regulador trató de tomar el control de la empresa en 2012, sus exdirectivos Iván Clare y West Valdés hicieron todo cuanto estuvo a su alcance para evitar que se conocieran las entrañas de la casa de valores. Lograron, aparentemente de la mano del expresidente Martinelli, que la Corte Suprema suspendiera el primer proceso de reorganización, ordenado en la casa de valores, luego que el entonces magistrado Alejandro Moncada Luna –hoy condenado por falsedad ideológica de documentos públicos y enriquecimiento injustificado– admitiera un amparo de garantías.
Con ello, asumieron nuevamente el control de la empresa, lo que le habría dado tiempo para borrar las transacciones que allí se hicieron y luego venderla al grupo brasileño Mendo Sampaio. Bajo la administración de Clare y Valdés fue cuando la firma Mossack Fonseca habría redireccionado a sus clientes, calificando a Financial Pacific como la casa de valores por excelencia.