Como una movida de ajedrez en la que se mueve a la Reina para que gane el Rey, The Wall Street Journal (WSJ) describe las intenciones del presidente panameño Ricardo Martinelli de continuar gobernando Panamá.
La democracia en Panamá está una vez más "contra las cuerdas" y la continuidad de Martinelli representaría "otro paso atrás en el camino hacia la libertad" de la región, advirtió en su última columna la periodista y editorialista de The Wall Street Journal, Mary O'Grady.
La columnista, especialista en temas latinoamericanos, sostiene que la candidatura a vicepresidenta de Marta de Martinelli es una movida del Presidente, ante el impedimento constitucional de optar por una reelección inmediata en el cargo.
Pronostica, además, que la demanda de inconstitucionalidad que se presentó hace dos semanas contra esa postulación sea finalmente rechazada por el pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), donde "el Presidente parece apostar a que cinco de los nueve jueces que habitualmente votan a su favor lo vuelvan a hacer".
O'Grady sostiene también que hay una falta absoluta en la transparencia de las finanzas públicas y que "decenas de millones de dólares" están siendo usados para publicitar las obras del gobierno con miras a la elección.
"En una flagrante violación de la prohibición constitucional de hacer campaña en su calidad de presidente, Martinelli promueve abiertamente la fórmula de CD".
También se refiere a las últimas embestidas al Tribunal Electoral
Según O'Grady, Martinelli se la pasa "atacando" la fiabilidad e imparcialidad del Tribunal Electoral (TE) –"como si tratará de socavar su autoridad"– porque se anticipan unos resultados "estrechos" en los comicios del 4 de mayo. En ese sentido menciona la táctica de Martinelli de "vilipendiar públicamente a sus adversarios y utilizar la autoridad tributaria –es decir, la DGI– para atacarlos".
La columnista reprocha el silencio del Departamento de Estado de su país y menciona con extrañeza que aunque el actual es uno de los periodos de mayor gasto en obras públicas, ni una empresa estadounidense (todas sujetas a la ley contra prácticas corruptas en el exterior) ha obtenido contratos importantes.
Lea aquí la columna de O'Grady, "El rey de Panamá mueve a la reina".