Recoleta es un barrio como de otra época, donde siempre caminan señores con pañuelo de seda en el bolsillo del pecho y las novedades no son bienvenidas. Por estos días, cuando el invierno tomó la ciudad de Buenos Aires y los cafés de estilo francés huelen a los “cortados” que algún mozo arrima junto a las medialunas con una amabilidad antigua, un video lo trastocó todo.
La escena parece de ciencia ficción por haber salido de uno de los puntos más elegantes de la capital de Argentina: una mujer atraviesa el frío de la noche porteña para acercarse a hablar con otra en la puerta de un edificio. Al minuto, le lanza un manotazo tan potente como para marearla, la agarra de los pelos y la arrastra con una fuerza desquiciada hasta tirarla al piso de la vereda, fuera del alcance de la cámara de seguridad que capturó la escena inicial.
Fue el 11 de julio pasado. El video circuló esta semana por las redes sociales y enseguida llegó a todos los medios del país, con algo más de información y títulos rimbombantes como “escándalo” o “brutal agresión”: la agredida era la portera; la agresora, la esposa de un diplomático panameño que hasta el pasado lunes 24 de julio trabajaba en la embajada de Panamá en el país del sur. Sus nombres son Juliana Gómez y Yéssica Pinedo Quintero, esposa del agregado de negocios Carlos Lawson.
También aparecieron tomas con nuevos ángulos: Juliana noqueada en el piso, inmóvil, sin poderse levantar, pese a la ayuda del diplomático que también estaba allí. “Quedé inconsciente”, contó en una entrevista televisiva.

Los vecinos quedaron horrorizados. Juliana dijo que terminó con dos costillas rotas y bajo tratamiento médico. “Tengo mucho miedo de esta gente”, contó en una entrevista televisiva.
Aparentemente, la pelea llegó tras una seguidilla de reclamos: de Gómez a la familia de Pinedo Quintero porque dejaban la puerta del ascensor abierta, lo que impedía que otros vecinos lo usaran; de Pinedo Quintero a Gómez porque se atrevió a “retar” a su hija por dejar la puerta del ascensor abierta. “Me dijo brutalmente y con tono fuerte: ‘Ahora mismo voy a dejar el ascensor abierto y vaya arriba a tocarme el timbre, a ver con qué te encontrás”, dijo Juliana al canal TN.
Cuando pudo incorporarse, llamó a la policía y la esperó con Pineda Quintero y su esposo, el diplomático Carlos Lawson. Entonces, según ella, sucedió lo siguiente: “Vino la policía, el diplomático llamó a alguien, le pasó con el policía, hablaron como 20 minutos y arreglaron todo como querían”. De ahí en más, la cosa siguió empeorando.
Juliana dijo que recibió cartas para impedirle hablar del diplomático, además de otro tipo de amenazas. Tenía mucho miedo y pocas opciones, así que decidió ir a la embajada y entregar en un sobre la denuncia, los estudios médicos y los videos de las cámaras de seguridad. El lunes 24 de julio hubo noticias.
Comunicación en relación al lamentable acontecimiento que involucra a un diplomático panameño. pic.twitter.com/ITXLHtTBL3
— Cancillería de Panamá (@CancilleriaPma) July 25, 2023
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá tomó la decisión de “retirar al diplomático acreditado en la Embajada de Panamá en Buenos Aires, así como a su familia, en vista que no existen las condiciones para mantenerlo en dicha sede”.
También aclaró que la jefa de la delegación diplomática “ha tomado contacto con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina”, para ponerse a disposición de las autoridades, “colaborar en el esclarecimiento de los hechos” e “informar el retorno del funcionario y su familia a Panamá”.
Mientras los panameños se escandalizan en Twitter por la “vergüenza internacional”, en el coqueto barrio porteño el diplomático y su familia comenzarán a armar las valijas. Por unos pocos meses, ya que habían llegado al edificio en marzo pasado, pudieron saborear las calles afrancesadas del rincón al que le dieron un espectáculo que, puertas adentro, fue motivo de risa para los porteños.