El pasado miércoles 19 de julio falleció Sebastián Paniza Paredes, uno de los más destacados arquitectos restauradores de Panamá.
Paniza fue Director Nacional del Patrimonio Histórico, subdirector general encargado del Instituto Nacional de Cultura y presidente del capítulo panameño del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos).
Nació en la ciudad de Panamá en 1941 y realizó sus estudios en el Colegio de La Salle. Posteriormente viajó a México donde se graduó de arquitecto en el Tecnológico de Monterrey y luego se especializó en España en restauración histórica y preservación de sitios monumentales.
Paniza tuvo una larga carrera de servicio público teniendo como mentora a la Dra. Reina Torres de Araúz en la década de 1970. Junto a ella, dirigió los trabajos de restauración del Fuerte San Lorenzo en la costa caribeña y supervisó las obras que lograrían el rescate del edificio de la Aduana de Portobelo y de las fortalezas que componen el conjunto monumental de dicho sitio.
De igual manera, fue parte del equipo original que trabajó en el rescate de la antigua estación del Ferrocarril de Panamá para convertirla, en 1976, en el Museo del Hombre Panameño (hoy Museo Reina Torres de Arauz, en reconstrucción) y así como en la recuperación del sitio arqueológico de El Caño, en Coclé, y de la Iglesia de San Francisco de la Montaña, en Veraguas.
Pero su mayor pasión fue, sin duda, el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá, al que dedicó muchos años al rescate del conjunto histórico y del cual fue uno de sus residentes más conocidos. Como arquitecto, fue uno de los pioneros en el proyecto de convertir el antiguo edificio de la Compañía Universal del Canal Interoceánico (Canal francés), en la Plaza Catedral, en lo que hoy se conoce como el Museo del Canal.
Su huella también quedó plasmada en los distintos esfuerzos que a través de los años se llevaron a cabo por el rescate de la muralla que delimita el centro histórico y de las plazas Catedral y Herrera, así como en los primeros trabajos de restauración del Teatro Nacional y de varios de los templos católicos, además de la rehabilitación de numerosas viviendas privadas.
A la par de sus múltiples aportes para la puesta en valor del sitio, fue un feroz defensor del conjunto histórico, librando batallas públicas contra los proyectos privados que pretendían exceder la altura máxima permitida o que deformaban las fachas originales del lugar. Combatió con firmeza el proyecto de la Cinta Costera III, advirtiéndole públicamente al gobierno de turno que se “estaba jugando con el patrimonio de la nación” por las funestas consecuencias que la obra iba a tener sobre el entorno del centro histórico.
Fue conocida también su oposición al traslado de oficinas públicas al Casco - como fue el caso de su batalla contra el traslado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Amador al centro histórico, pues abogaba por un plan para liberar el centro histórico de las mismas.
De notar fueron sus esfuerzos por lograr la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de las fortificaciones de Portobelo y San Lorenzo en 1980 y de los conjuntos monumentales de Panamá Viejo y el Casco Antiguo de la ciudad capital en 1997.
Paniza fue miembro de la junta directiva de la Cruz Roja Panameña y voluntario por más de tres décadas. También cultivó las artes escénicas, participando en numerosas obras de teatro nacional y como socio del Teatro en Círculo.
Luego de una batalla contra el cáncer, falleció apenas cumplidos los 82 años.