La calidad del aire que respiran los habitantes en la ciudad de Panamá se desconoce porque actualmente ninguna institución hace este trabajo de forma habitual. No existe una red con estaciones de monitoreo.
La red de monitoreo con que se contaba en la ciudad capital dejó de funcionar entre 2012 y 2013, aproximadamente, debido al deterioro del equipo y la falta de recursos.
Así lo manifestó el director del Instituto Especializado de Análisis (IEA) de la Universidad de Panamá, Goy Navas, quien detalló en una entrevista con La Prensa que este servicio comenzó con la aprobación de la Ley 36 de 17 de mayo de 1996, pero lo dispuesto en la normativa sobre el financiamiento de los gastos ocasionados por la instalación y funcionamiento de la red no se materializó.
Añadió que la Universidad de Panamá financió con fondos provenientes de sus ahorros y donaciones internacionales dicho servicio hasta que ya no fue sostenible.
El director del IEA subrayó que se llegó a tener en funcionamiento por varios años estaciones de monitoreo en sitios estratégicos en áreas de San Miguelito, el Hipódromo (corregimiento Juan Díaz), Casco Antiguo (corregimiento de San Felipe), Curundú (corregimiento de Ancón) y el Campus Universitario Central “Dr. Octavio Méndez Pereira”.
También se instalaron estaciones de monitoreo en Balboa, Chanis y Pedregal, sin embargo, poco a poco todas se fueron desmontando por falta de mantenimiento y dificultades en la logística para el desplazamiento del personal para el cuidado de estas, remarcó Navas.

Panamá logró establecer una red de estaciones de monitoreo con el apoyo del gobierno de Suiza, a través de un proyecto que se llevaba a cabo en Centroamérica.
La importancia del monitoreo de la calidad del aire surgió debido a los incendios que se producen en el relleno sanitario de cerro Patacón que generan un humo tóxico y dañino para la salud.
El Ministerio de Ambiente informó que impulsa un proyecto piloto para instalar estaciones de monitoreo de la calidad de aire, así como adquirir una estación de referencia para la validación de los datos generados.
De hecho, la institución ambiental reconoció que las principales deficiencias que tienen en el tema es la ausencia de estaciones de monitoreo y la falta de recursos para el acceso a tecnología y capacitación.
Costo de una nueva red
Actualmente, para contar con una red de medición y análisis de contaminantes ambientales se requiere una inversión inicial para la compra de equipos e insumos de alrededor de $1 millón.
No obstante, lo más costoso sería el mantenimiento anual de estos equipos y contar con el financiamiento del recurso humano debidamente calificado en estas tareas, y una infraestructura de laboratorios para el desarrollo de las pruebas de laboratorio que la actividad demanda, precisó Navas.
Acotó que la situación que se origina en el vertedero de cerro Patacón mina la salud de la población de estas áreas y en edades tempranas aparecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares provenientes de esa exposición crónica a estos riesgos ambientales.

Para Navas, si se prioriza el monitoreo de los contaminantes que emanan de cerro Patacón cuando hay un incendio, habría que definir el perímetro de acción y definir los puntos de muestreo, alejándose diametralmente del centro del problema, así como los parámetros a medir, la duración de la intervención, entre otras variables a considerar.
Sostuvo que el costo anual de la red depende del número de monitores en los puntos de muestreo que está asociado al personal para la recolección y el ensayo de las muestras (y tipos de ensayos) y la logística de desplazamiento (que debe incluir el transporte y la contratación del recurso humano para el muestreo), además del equipo e insumos analíticos para la realización de los ensayos de laboratorio.
En Panamá, el aire que se respira es cada vez más tóxico, al grado que amenaza la salud humana, debido a las emisiones de los vehículos, la quema de combustibles y los incendios, entre otros contaminantes.
La situación quedó en evidencia en la reciente clasificación realizada por IQAir, junto a la organización ambiental Greenpeace, con apoyo de ONU Hábitat y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) en 2022, ya que la concentración de PM2.5 en el aire —partículas tan finas que solo alcanzan las 2.5 micras de diámetro— supera los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire.
En el ranking ambiental, Panamá tiene un promedio de 9ug/m3, es decir, casi el doble de lo establecido por la OMS. La calidad del aire es moderada, según la clasificación del organismo ambiental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la exposición anual a PM2.5 es de 5 microgramos por metro cúbico (ug/m3), luego de que en el 2021 endureció sus estándares, ya que antes era de 10 (ug/m3).
El miembro de la Sociedad Panameña de Epidemiología y Modelaje Matemático y especialista en salud pública Arturo Rebollón explicó que este humo tóxico que se genera cada vez que hay un incendio en el relleno sanitario de cerro Patacón está afectando a casi un millón de personas en la ciudad capital.
“No hay que hacer análisis para demostrar que este aire es tóxico, porque es derivado de la quema de basura y otros productos que pueden estar en un vertedero. Por ello es importante que se tomen medidas con urgencia”, dijo.
Para Rebollón, los efectos de este humo tóxico puede que no se vean hoy, pero a largo plazo tiene un impacto que puede desencadenar en enfermedad pulmonar crónica o cáncer, entre otras.