El silencio de los condenados

El silencio de los condenados


El 23 de diciembre de 1993, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia llamó a juicio a 10 personas por el homicidio de Hugo Spadafora, entre estas a Manuel Antonio Noriega, Francisco Eliécer González Bonilla y Julio César Miranda Caballero. Noriega, Bonilla y Miranda optaron por un juicio en derecho.

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El 20 de octubre de 1994, el Tribunal Superior del Tercer Distrito Judicial condenó a 20 años de cárcel solo a estos tres, y a Noriega en ausencia por estar preso en Estados Unidos. Un jurado de conciencia absolvió a los demás.

En 2004 abandonó la cárcel el coronel (r) Luis Papo Córdoba, ex jefe militar de la zona de Chiriquí, señalado por supuestamente haber dado la orden de desaparecer a Spadafora por instrucción de Noriega. Había sido absuelto por el crimen, pero fue condenado por el homicidio de Edwin Heredio Amaya. Hoy, convertido en pastor evangélico, evita a toda costa hablar del tema.

En 2010, Bonilla y Miranda recobraron su libertad de forma anticipada. Miranda vive en Chiriquí y ha preferido guardar silencio sobre lo ocurrido.

Algo similar ocurre con Bonilla, quien hasta 2013 estuvo empleado en el municipio de Santiago de Veraguas y hoy vive en Chiriquí. Dice haber sido un chivo expiatorio, pero no da más pistas.

Noriega volvió al país en 2011, extraditado desde Francia, a cumplir condenas por más de 60 años.

El pasado 25 de junio, leyó una declaración en televisión en la que pidió “perdón” a “cualquier persona que hubiese ofendido como jefe o subalterno militar”. Pese a que el periodista Álvaro Alvarado le preguntó sobre el caso Spadafora, Noriega evitó referirse a ese o a cualquier otro caso en particular. 

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