Ascanio Arosemena Chavez, nació un 22 de diciembre de 1944. Era el mayor de seis hermanos y su familia vivía a una cuadra de la avenida de Los Mártires, en ese tiempo se llamaba 4 de julio.
Estudió en el Instituto Nacional hasta cuarto año. Después se cambió a la escuela Profesional Isabel Herrera de Obaldía.
En el Instituto jugaba fútbol de portero, cuando estaba en la profesional llegó a ser el capitán de la selección de fútbol. Practicaba béisbol, natación. Era miembro de la agrupación “El Gran Combo” con otros institutores, donde hacían presentaciones en los saraos de los viernes y bailaban las coreografías del famoso conjunto musical de salsa.
En la Profesional participaba en la tuna carnavalesca y también en la Cruz Roja Juvenil de Panamá.
Los fines de semana trabajaba en dos lugares de apuestas de caballos para ayudar en casa. Trabajaba en contabilidad y manejaba el dinero desde el mediodía hasta las 6:00 p.m.
Ascanio era un pela’o panameño, que bailaba salsa, birriaba fútbol y camaroneaba los fines de semana para ayudar a su familia. Él era un panameño, como todos nosotros.
Y al momento de apoyar, estoy bastante seguro que no lo hacía sabiendo que iba a pasar a la historia como un mártir. Lo hizo por ayudar a sus pasieros del Instituto Nacional cuando más lo necesitaban.
El 9 de enero él no había participado de las acciones iniciales de sus antiguos compañeros del Instituto Nacional. Todo indica que se enteró de los sucesos y fue a apoyarlos.
Cuando llegó, auxilió a Ricardo Hurtado, y lo ayuda a caminar. Esa fue la foto que lo inmortaliza, él es el que sale con el brazo izquierdo extendido. Mientras lo apoyaba, recibió un balazo por la espalda entre su torax que perforó su pulmón y aorta, terminando con su vida.
El 11 de enero se le dio el último adiós, en la iglesia de Santa Ana, y fue sepultado en el cementerio Amador acompañado de un numeroso público. Si van al cementerio Amador podrán visitar su tumba.
Su corta vida es una gran lección a Panamá, para luchar por los nuestros, no se necesitan tener un montón de títulos, ni grandes posesiones.
Ascanio, un panameño como todos nosotros, pasó a la historia de Panamá como un héroe por ayudar a sus amigos y hacer lo que sintió correcto.
Hasta siempre, Ascanio. ¡Nos vemos en el siguiente FRENTIAO!