El Domus Transitoria, el primer palacio del emperador Nerón (37-68), destruido en el gran incendio de Roma en 64, abrió por primera vez al público este viernes luego de 10 años de delicada restauración.
El suntuoso palacio, otrora decorado con hojas de oro, piedras preciosas y perlas, está en ruinas. Pero los visitantes pueden ver las letrinas, muy bien conservadas, justo al lado del lugar.
El palacio fue concebido para aliviar al emperador del sofocante calor del verano romano. Según los arqueólogos, se sentaba probablemente en un trono de mármol con, delante, una hilera de fuentes, a la sombra de un toldo de seda.
Pero no pudo aprovechar mucho tiempo su Domus Transitoria, llamado así porque le permitía unir las dos colinas: Palatino y Esquilino.
La noche del 18 de julio de 64, un incendio devastó Roma. Durante una semana la ciudad ardió y destruyó también el palacio en donde las ruinas aún conservan los rastros del incendio.
Nerón dibujó entonces rápidamente e hizo construir un nuevo palacio, el inmenso Domus Aurea (La Casa de Oro), suntuoso complejo de construcciones con jardines, viñas e incluso un lago artificial.
Ironía de la historia, son las letrinas, probablemente construidas para los obreros y esclavos empleados en la vasta obra, las que resistieron mejor al paso del tiempo.
Los muros están pintados de rojo para esconder la suciedad y, en el piso, un canal alimentado con agua permitía mojar una esponja sujeta a un bastón.
Un rumor tenaz dice que fue Nerón mismo el que ordenó encender el incendio. El historiador Tácito cuenta que acusó a los primeros cristianos, que sufrían entonces violentas persecuciones.
En el sitio de Domus Transitoria lo que el fuego no destruyó se lo llevaron los sucesores de Nerón. La mayoría de las columnas, piedras y muros de mármol fueron utilizados para construir las termas del emperador Trajano (53-117).
En el sitio se instaló un recorrido en realidad virtual.
Nerón, adepto a las leyendas de la guerra de Troya, había hecho pintar los techos de su palacio con escenas míticas de la epopeya troyana, de las cuales algunas están expuestas en el Museo Palatino.
Esos frescos son atribuidos al pintor Fabulus, cuyas obras de Domus Aurea tuvieron una profunda influencia en artistas del Renacimiento como Rafael.