Cubanos que han arriesgado todo para llegar a Estados Unidos celebran el acuerdo alcanzado esta semana por los países centroamericanos para comenzar su salida gradual de Costa Rica, donde han permanecido varados durante varias semanas.
La operación comenzaría la semana próxima como un "plan piloto" con un grupo de 50 a 200 personas del total de 8 mil migrantes que se encuentran actualmente en el norte de Costa Rica alojados en albergues temporales.
El plan consiste en trasladar a los cubanos vía aérea a El Salvador y desde allí viajarán en buses a través de Guatemala y México hasta la frontera con Estados Unidos.
"Hubo mucha alegría, todo el mundo fue corriendo a tratar de llamar a Cuba para decir 'íYa nos vamos! íYa dentro de poco", dijo Yaniuska Sousa, una de las cubanas albergados en una iglesia metodista de la ciudad costarricense de Liberia, 300 km al norte de la capital.
Ella y su esposo vendieron su casa en Cuba por 8 mil dólares, de los cuales la cuarta parte la gastaron en boletos aéreos para viajar a Ecuador.
El resto del dinero se lo pagaron a 'coyotes' (traficantes de personas) en Colombia y a policías corruptos que les exigían sobornos. La pareja tuvo que dejar a sus dos hijos con sus parientes en Cuba mientras ellos hacían el arriesgado viaje.
El esposo de Yaniuska, René Martí, explicó que hay bandas en Colombia y Guatemala que raptan a los niños de los migrantes para cobrar rescates, aparte de que el cruce de ríos durante la travesía es muy peligroso.
"Un río o un mar se debe cruzar entre Panamá y Colombia. En este mar hay cubanos que han perdido la vida", aseguró.
Casi llorando, Sousa dijo que una vez que hayan llegado a Estados Unidos, planean trabajar duro para poder traer a sus niños junto a ellos. Como muchos otros, esta pareja aseguró que sus diminutos salarios en Cuba -de 20 a 40 dólares mensuales- no cubren las necesidades básicas y que su viaje tiene motivaciones económicas.
La vida tan dura que viven los cubanos es "resultado directo de la política que hay en Cuba", afirmó Sousa.
Con la ayuda de iglesias y de la Cruz Roja, los cubanos se las arreglan para vivir en los albergues mientras esperan poder continuar su viaje. Y la vida continúa.
Una explosión de alegría afuera hizo a Sousa y otras mujeres salir de la cocina donde preparaban alimentos para los migrantes.
"Un bebé", exclamaba una mujer mientras sostenía en alto la imagen de un ultrasonido médico que confirmaba su embarazo.
La pareja, una radiante madre con su estómago distendido bajo un "top" blanco y su compañero, que vestía camiseta y gorra de un equipo de béisbol estadounidense, se abrazaron mientras otros migrantes aplaudían.
Los migrantes cubanos quedaron entrampados en Costa Rica desde mediados de noviembre cuando Nicaragua, un aliado del gobierno cubano, les cerró el paso por su frontera.
La ciudad costarricense de Liberia, cercana a dicha frontera, es el punto de partida previsto para que los cubanos puedan evitar el paso por Nicaragua volando hasta El Salvador.
Sin embargo, los detalles aún están siendo ultimados y los funcionarios costarricenses afirman que no serán dados a conocer públicamente porque los países involucrados en la operación han pedido "discreción" por razones internas.
Estados Unidos también ha participado en las negociaciones, pero mantiene un bajo perfil.
Este país mantiene una política desde 1969 de aceptar a cualquier refugiado cubano que logre llegar a su territorio. Pero al mismo tiempo, Washington trabaja para distender décadas de antagonismo propio de la guerra fría con el régimen comunista de Cuba.
Una reconciliación anunciada hace un año ha hecho poco para aliviar las dificultades que enfrentan los cubanos comunes, que están huyendo este año en cantidades récord.
El martes pasado, el embajador de Estados Unidos S. Fitzgerald Haney y una congresista de Texas, Kay Granger, se reunieron con el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, y el canciller Manuel González en el aeropuerto de Liberia.
Los funcionarios estadounidenses declinaron hablar con la prensa, pero una vocera de la embajada dijo que el tema de los cubanos fue discutido por Granger durante una visita "de rutina".
Más tarde, González dijo en conferencia de prensa que, aunque Costa Rica ha hecho todos los esfuerzos por albergar a los cubanos y negociar la continuación de su viaje, ya no aceptará la entrada de nuevos migrantes.