El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo que no hay pruebas que puedan justificar su detención al ser arropado el sábado por el pleno del Partido de los Trabajadores, después de que la fiscalía general pidiera su encarcelamiento.
"Hoy supe que la fiscalía pide mi condena, mi prisión, no sé por qué. En cualquier lugar del mundo, para ser condenado o acusado debe haber pruebas. Aquí en Brasil no", dijo el exmandatario al cerrar el 6º congreso del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasilia.
La fiscalía general en Curitiba (sur), capital de la operación Lava Jato, pidió esta mañana al juez Sergio Moro que dicte una orden de prisión contra el líder histórico de la izquierda brasileña, de 71 años, por corrupción y lavado de dinero.
Moro debe determinar si Lula (2003-2010) recibió un tríplex en el balneario de Guarujá (Sao Paulo) de la constructora OAS, a cambio de su influencia para obtener contratos en Petrobras.
El mandatario más popular de la historia reciente de Brasil, que enfrenta cinco juicios por corrupción, insistió una vez más en que es víctima de una persecución judicial y mediática para impedir que sea candidato presidencial.
Lula, de hecho, dijo que respetaba al Ministerio Público, pero criticó el "infantilismo" de los fiscales de la operación Lava Jato, quienes desde su punto de vista, llevan más de dos años tratando infructuosamente "de encontrar un dólar, un peso o un real de sobornos" en sus cuentas.
Al grito de "¡Ole, ola, Lula, Lula!" y "¡Lula, presidente!", el PT cerró filas en torno al exmandatario, la esperanza para resurgir de sus cenizas tras los escándalos de corrupción y la destitución hace un año de la expresidenta Dilma Rousseff.
La formación alejó cualquier posibilidad de debatir postulaciones alternativas, apoyada por las encuestas anteriores a la crisis que tiene contra las cuerdas al presidente conservador Michel Temer desde hace dos semanas.
"Este partido está con usted (Lula), para protegerlo, para ayudarlo, para estar juntos en esta caminata por la presidencia de Brasil", dijo emocionada la senadora Gleisi Hoffmann, elegida el sábado como presidenta nacional del PT en el lugar del veterano Rui Falcao.
La primera mujer en dirigir el partido fundado en 1980 fue exjefa de gabinete de Rousseff y es una de las pocas políticas investigadas por el escándalo de corrupción en Petrobras cuyo caso se encuentra ya en proceso de juicio en el Supremo Tribunal Federal (STF).