Autoridades de Honduras rechazaron este miércoles las declaraciones de un supuesto militar a un medio británico, en las que acusa al Ejército de asesinar a la ambientalista Berta Cáceres en marzo pasado.
El periódico británico The Guardian publicó una entrevista con una persona que se identificó como el exsargento primero del Ejército hondureño Rodrigo Cruz, de 20 años, asegurando que él se negó a participar en el asesinato de Cáceres.
Añadió que había una "lista negra" de activistas sociales y ambientalistas a los que el Ejército tiene la consigna de eliminar.Cáceres, una conocida dirigente campesina y ambientalista, fue asesinada a tiros el pasado 3 de marzo en su casa de La Esperanza, al oeste del país.
"Esta historia contiene elementos totalmente falsos que buscan dañar la imagen del gobierno de Honduras y de nuestras Fuerzas Armadas", aseguró por su parte el ministro de Defensa, Samuel Reyes, que señaló lo que considera inconsistencias en la declaración al diario británico.
El Departamento de Estado de Estados Unidos aseguró a través de su portavoz, John Kirby, que "no tenemos evidencia creíble sobre una lista de personas (a ser abatidas).
No estoy diciendo que no existe, estoy diciendo que no la hemos visto".El ministro hondureño desmintió que Cruz haya pertenecido al Sétimo Batallón de la Policía Militar, el cual -dijo- ni siquiera existe porque "los batallones de esa fuerza solo llegan hasta el sexto".
También desmintió la versión de Cruz de que pertenecía a la fuerza especializada Tesón porque a ésta solo pertenecen oficiales y suboficiales.Asimismo rechazó la afirmación de Cruz de que recibió entrenamiento del FBI de Estados Unidos porque "nunca el FBI ha participado en un entrenamiento militar en Honduras".
Reyes anunció que a través de la cancillería, Honduras exigirá al periódico británico hacer las "rectificaciones" de la información y recordó que las personas que asesinaron a Cáceres están detenidas.
Cinco personas están presas por la muerte de la ambientalista, incluido un militar, que fue dado de baja, y un ejecutivo de la compañía DESA que construye una planta hidroeléctrica en territorio de la etnia indígena lenca, a la que Cáceres pertenecía.La dirigente ambientalista había recibido múltiples amenazas de muerte por movilizar a los lencas contra la construcción de dicha represa