Los incendios en la Amazonía cobraron el jueves repercusión internacional, con llamados de la ONU y de líderes mundiales para "proteger" el pulmón del planeta y convocatorias a protestas mundiales contra el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que denuncia una "psicosis ambiental".
"Estoy profundamente preocupado por los incendios en la Amazonía. En medio de la crisis climática mundial, no podemos permitirnos más daño a una gran fuente de oxígeno y biodiversidad. La Amazonia debe ser protegida", tuiteó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que el mundo enfrenta una "crisis internacional". Y agregó que pretende "hablar de esta urgencia" que golpea la cuenca del Amazonas -una zona 7.4 millones de km2, con el 60% en Brasil- en la cumbre de las principales economías mundiales (G7) de este fin de semana en Biarritz, en el suroeste de Francia.
Macron incluyó, sin embargo, en su tuit una foto sin relación con los hechos, anterior a 2003.
Bolsonaro le replicó vía Twitter: "La sugerencia del presidente francés, de que asuntos amazónicos sean discutidos en el G7 sin participación de los países de la región, evoca una mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI".
El impacto de los fuegos y las humaredas que se iniciaron preocupa a países vecinos. Perú decretó el jueves el alerta, ante la probabilidad de que las llamas se propaguen.
- O Governo brasileiro segue aberto ao diálogo, com base em dados objetivos e no respeito mútuo. A sugestão do presidente francês, de que assuntos amazônicos sejam discutidos no G7 sem a participação dos países da região, evoca mentalidade colonialista descabida no século XXI.
Grupos ambientalistas llamaron a movilizarse el viernes por el cuidado de la selva. El movimiento de la joven sueca Greta Thunberg, promotora de una iniciativa mundial de lucha contra el cambio climático, convocó concentraciones frente a embajadas y consulados de Brasil.
La causa movilizó igualmente a figuras del espectáculo y el deporte, como Madonna, el actor Mark Hamill o el futbolista Cristiano Ronaldo.
"¡¡¡Esto es la devastación de Brasil, de los pueblos indígenas que viven allí- y de las plantas y las especies animales de la más importante reserva de biodiversidad!!!", escribió Madonna en Instagram, aunque igualmente con una foto antigua, de 1989.
Entre enero y el 21 de agosto, el organismo de observaciones espaciales INPE registró en Brasil 75 mil 336 focos de incendio, un 84% más que en el mismo periodo de 2018. Ese número muestra un aumento de 2 mil 493 focos respecto al lunes.
De acuerdo con especialistas, la multiplicación de los siniestros se da en un marco de avance rápido de la deforestación en la región amazónica, que en julio se cuadruplicó respecto al mismo mes de 2018, según datos del INPE.
El exministro de Medio Ambiente de Perú y actual director de Clima y Energía de la oenegé ambientalista WWF, Manuel Pulgar-Vidal, atribuyó la proliferación de incendios a "la laxitud de la política de control de la deforestación el dia de hoy en Brasil".
Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, atribuye en cambio los siniestros a la sequía y acusa a oenegés de tratar de crear una "psicosis ambiental", después de haber insinuado que algunas de ellas pudieron haber provocado intencionalmente algunos incendios.
"Esa psicosis ambiental no deja hacer nada. Yo no quiero acabar con el medio ambiente. Yo quiero salvar a Brasil", declaró el mandatario de ultraderecha, que preconiza la apertura de reservas indígenas y de zonas protegidas a actividades agropecuarias y a la minería.
En Salvador (noreste), donde se realiza una conferencia internacional sobre el cambio climático, un alto funcionario brasileño sostuvo que Brasil tiene un uso racional de la tierra y cumple con las disposiciones del Acuerdo de París contra el calentamiento global.
"Le estamos enseñando al mundo cómo producir (...) En todo el mundo, el promedio del uso de la tierra para la agricultura supera el 50%. Nosotros solo usamos el 29%", afirmó el secretario de Relaciones Internacionales del ministerio de Medio Ambiente, Roberto Castelo, abucheado por grupos ambientalistas.
El poderoso sector del agronegocio, que dio un apoyo clave a Bolsonaro en las elecciones de 2018, empieza a manifestar preocupación por las consecuencias que podría tener un aislamiento de Brasil en temas ambientales.
También los gobernadores de los estados amazónicos de Brasil criticaron al gobierno por posturas que llevaron a la suspensión de recursos de Noruega y Alemania para un fondo de preservación de la selva tropical.
"Esta semana dos grandes medios de la prensa alemana esbozaron la idea de que ya era hora de empezar a boicotear los productos brasileños" y que eso ocurra "es una cuestión de tiempo", dijo al diario Valor el presidente de la Asociación Brasileña del Agronegocio (ABAG), Marcello Brito.
"La pregunta es: ¿a quién le interesa transformar a Brasil en un paria ambiental?", agregó, antes de esbozar una respuesta: "Nosotros no podemos transformar al presidente de la República. Lo que nuestro sector puede hacer es trabajar, de forma unísona, para tratar de revertir los daños un máximo posible".
Cinco cosas a saber sobre la Amazonía
La Amazonia es el bosque tropical más grande del mundo, con una superficie de 5.5 millones de kilómetros cuadrados, un tesoro ecológico amenazado por la creciente deforestación y los incendios forestales. He aquí algunas de sus características principales:
La cuenca del Amazonas, que abarca 7.4 millones de kilómetros cuadrados, cubre casi el 40% de América Latina y se extiende por nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Alrededor del 60% está en Brasil.
La selva amazónica, de la cual 2.1 millones de kilómetros cuadrados son zonas protegidas, alberga un santuario de biodiversidad único en el mundo. Una cuarta parte de las especies de la Tierra se encuentran allí, es decir, 30 mil tipos de plantas, 2 mil 500 especies de peces, mil 500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2.5 millones de insectos, según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).
En los últimos 20 años, se han descubierto 2 mil 200 nuevas especies de plantas y vertebrados.
La Amazonia contiene un tercio de los bosques primarios del mundo y, a través del río Amazonas y sus afluentes, proporciona el 20% del agua dulce no congelada de la Tierra.
El Amazonas es el río más grande del mundo y, según algunas versiones desde que se realizó una nueva investigación en 2007, es también el más largo, con una extensión de hasta 6 mil 900 kilómetros.
El bosque actúa como un sumidero de carbono, absorbe más CO2 del que emite y libera oxígeno, además de almacenar de 90 mil a 140 mil millones de toneladas de CO2, lo que ayuda a regular el calentamiento global, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Pero la deforestación está reduciendo esta capacidad de absorción de CO2.
La Amazonia ha estado habitada durante al menos 11.000 años y hoy cuenta con 34 millones de personas, de las cuales dos tercios viven en ciudades.
Casi tres millones son indios que integran unas 420 tribus diferentes, de las cuales alrededor de 60 viven en total aislamiento, según la OTCA. Los indios del Amazonas hablan 86 lenguas y 650 dialectos.
La tribu amazónica más grande es la Tikuna, que cuenta con unos 40.000 miembros que viven en Brasil, Perú y Colombia, según la organización Survival International.
El jefe indio brasileño de la tribu Kayapo, Raoni Metuktire, es el principal activista en la campaña contra la deforestación en el Amazonas y ha viajado por el mundo durante tres décadas pidiendo la preservación del bosque y su población indígena.
Manaos es la capital del estado de Amazonas (norte), la más grande de Brasil y abarca 1,5 millones de km2.
Fundada por los portugueses en 1669 a orillas del río Negro, cerca de su confluencia con el río Amazonas, Manaos tiene una población de 1,8 millones de habitantes.
Después de una rápida expansión a fines del siglo XIX debido al comercio del caucho, la ciudad entró en un gran declive hasta la creación de una zona de libre comercio en 1967.
Manaos ahora vive principalmente de su sector industrial, importando repuestos e insumos y exportando productos finales, especialmente equipos electrónicos.
Después de Sao Paulo y Río de Janeiro (ambas en el sureste), Manaos es el tercer centro económico principal de Brasil.
Según el WWF, casi el 20% de la selva amazónica ha desaparecido en el último medio siglo, y esto se está acelerando.
Desde que el presidente de Brasil, el utraderechista Jair Bolsonaro, asumió el poder a principios de 2019, la tasa de deforestación medida en julio fue casi cuatro veces mayor que el año anterior, según un sistema satelital conocido como DETER, que es utilizado por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).
Según el INPE, que rastrea la tala de la selva tropical, alrededor de 2.254 km2 de la selva amazónica fueron cortados en julio, un aumento del 278% respecto al año anterior.
Las principales causas de la deforestación son la producción de soja y ganadería, la construcción de represas hidroeléctricas y carreteras, la industria minera y los incendios forestales.
Además de su rica biodiversidad, la Amazonia es rica en recursos minerales como oro, cobre, tantalio, mineral de hierro, níquel y manganeso.
Sectores de la floresta ahora están siendo devoradas por los incendios.
Las cifras del INPE muestran que se registraron cerca de 73 mil incendios forestales en Brasil entre enero y agosto, la cifra más alta en cualquier año desde 2013. La mayoría de ellos se registraron en el Amazonas.
Eso es de alto impacto si se compara con los 39 mil 759 en el mismo lapso del año pasado.