Siete países participaban este lunes 20 de noviembre con equipos sofisticados en la búsqueda del submarino argentino perdido hace cinco días con 44 tripulantes en aguas del Atlántico sur, agitadas por un persistente temporal que complica aún más la identificación de alguna señal del sumergible.
Fracasado hasta el momento un avistaje en superficie, las esperanzas están puestas en detectar una nueva llamada satelital desde el submarino que permita localizar su posición.
El sábado siete intentos de comunicación con las que no se pudo establecer contacto llenaron de fe a los familiares que aguardan una señal de vida del submarino.
Pero el domingo un silencio sepulcral volvió a ensombrecer la espera y generó incertidumbre sobre si las llamadas, de breves segundos y débil señal, habían provenido del ARA San Juan.
La zona de búsqueda inicial era un área de 300 kilómetros de diámetro a 450 kilómetros de la costa argentina en el Golfo San Jorge. Allí el submarino navegaba de regreso de Ushuaia (extremo austral) hacia su apostadero de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, cuando se contactó por última vez el miércoles pasado.
Pero la posibilidad de que el submarino se halle a la deriva sin propulsión y sometido a vientos de 90 kilómetros por hora y gran oleaje por varios días, obligó a ampliar la zona casi siete veces.
“Hombres de acero, los esperamos en casa” reza uno de los improvisados carteles frente a la base naval de Mar del Plata, ciudad de residencia de la mayoría de los tripulantes, entre ellos Eliana Krawczyk, de 35 años, jefa de armas y primera mujer submarinista de Sudamérica.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Brasil, Chile y Uruguay sumaron buques y aviones al despliegue argentino de trece embarcaciones militares y media docena de aviones.