Dos días antes de las primarias republicanas y ocho meses después del asesinato de feligreses negros en la ciudad de Charleston, las tensiones raciales hierven en Carolina del Sur pese a que los candidatos presidenciales aseguran que el estado superó la tragedia.
La primera votación presidencial en el sur de Estados Unidos suponía mostrar el dinamismo de la región, su convicción religiosa y resiliencia ante recientes tragedias y el resultado de los esfuerzos para neutralizar un símbolo visto por muchos como carburante del odio: la bandera confederada.
Sin embargo, las divisiones raciales y políticas, la incomprensión y la hostilidad entre distintos sectores de la población solo se han endurecido de cara a las primarias.
“Los corazones de la gente no han cambiado”, dijo a la AFP Anthony Scott, un afroestadounidense cuyo hermano Walter fue asesinado por un policía blanco en North Charleston en abril, en un caso de brutalidad policial que golpeó a la nación. Los candidatos republicanos ignoran a las comunidades negras del estado, señaló.
“No veo que ningún esfuerzo se esté haciendo” en el partido, mayoritario en Carolina del Sur en las últimas nueve elecciones presidenciales, para modificar esa actitud, agregó.
El favorito en los sondeos, el magnate Donald Trump, y su más cercano rival, Ted Cruz, realizaron mítines el martes, en los que pocos o casi ninguno de sus simpatizantes eran afroestadounidenses.
Por el contrario, entre los demócratas, que tendrán sus primarias en el estado una semana más tarde, Hillary Clinton y Bernie Sanders compiten con uñas y dientes por el respaldo de la comunidad negra, según señalan analistas.
El 55% de los votantes demócratas de Carolina del Sur en 2008 eran negros. Aunque el 28% la población del estado es afroestadounidense, solo uno de los siete diputados por Carolina del Sur en el Congreso es de esa comunidad.
En julio, la remoción de la bandera Confederada de una sede estatal ordenada por la gobernadora republicana Nikki Haley, unas semanas después de que un joven ingresó a una iglesia de la comunidad negra y mató a nueve personas, fue vista como un punto de inflexión positivo en las relaciones entre las comunidades.
Las protestas violentas que golpearon varias ciudades del país después de numerosos casos de discriminación racial no llegaron a materializarse en Carolina del Sur. “¿Por qué no pasó aquí?”, se preguntó el candidato republicano y senador Marco Rubio en Beaufort el martes.
“Porque en el centro de este estado está la iglesia. Cuando estas horribles tragedias ocurrieron, especialmente en la iglesia Mother Emanuel, fue la iglesia la que estuvo en el centro de la respuesta del estado”. Pero la orden de Haley, quien se ganó elogios del presidente Barack Obama, no ha calmado las aguas.
“Hizo que algunos se amargaran más”, comentó Scott. Es el caso de Rollis Smith, miembro de los Hijos de los Veteranos Confederados, que se considera como una sociedad protectora del legado de la Guerra Civil con unos 3 mil 500 miembros en Carolina del Sur. “Me hirió profundamente”, comentó Smith. “La herencia sureña y los valores cristianos están siendo atacados”.