A Misael Mosquera, líder indígena de Colombia, le preocupa que disidentes de las FARC “generen nuevamente conflicto” en el país.
Sin embargo, autoridades y expertos esperan que la mayoría de rebeldes se desmovilice y respete el acuerdo de paz alcanzado con el gobierno.
La preocupación sobre el grado de acatamiento del pacto sellado el 24 de agosto entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos no es nueva, pero con el cese al fuego bilateral y definitivo que empezó a regir la semana pasada tras 52 años de confrontación, las dudas se dispararon.
El mandatario colombiano ha salido a aplacar los miedos y, en entrevista con la AFP, dijo que “en este tipo de procesos siempre hay algunos que quedan por fuera, que deciden no someterse” a lo acordado, pero que en el caso de las FARC existe “bastante comando y control” de la cúpula sobre los frentes.
“Lo que he percibido es que el grueso de las FARC va a entrar en el proceso. En estos procesos dicen que hay un 10% (de disidencia), pero yo creo que en este caso va a ser mucho menor”, aseguró Santos, advirtiendo que quienes sigan al margen de la ley tendrán que enfrentar “toda la fuerza del Estado”.
Pero Mosquera, líder indígena de Tacueyó, en el convulso departamento del Cauca (oeste) y donde a mediados de los años 1980 un disidente de las FARC masacró a unos 180 rebeldes por considerarlos infiltrados, tiene sus reservas.
“Si queda algún grupo armado, llámense disidentes o que luego se conformen grupos aparte sin control (...), nos preocupa porque pueden empezar nuevamente a generar problemas en la comunidad, a hacer robos, asesinatos, amenazas”, explicó Mosquera.
A comienzos de julio, miembros del Frente Primero de las FARC, en el Guaviare (centro-este), informaron en un comunicado que habían decidido no plegarse al acuerdo de paz, porque con éste el Estado perseguía solo la “desmovilización de las guerrillas” y no solucionar “los problemas sociales y económicos del país”.
Inmediatamente, Santos les advirtió que ésta sería “su última oportunidad”. La misma comandancia del bloque guerrillero les dijo que no someterse al acuerdo los dejaría “por fuera” de la organización. Y explicó que como las FARC toma sus decisiones “por mayoría”, y son de cumplimiento obligatorio, se impide “la conformación de disidencias de cualquier orden”.