El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva fue sentenciado el 12 de julio miércoles a nueve años y medio de cárcel por corrupción y lavado de dinero, la persona más renombrada que es condenada como parte de una investigación que ha encarcelado a decenas de personas pertenecientes a la élite del país latinoamericano.
El juez federal Sergio Moro dictó la sentencia, pero el exmandatario permanecerá libre en lo que se realiza una apelación.
La decisión era la esperada, incluso para el equipo de defensa de Lula da Silva; sin embargo, no deja de ser sorprendente.
El carismático mandatario dejó su cargo con una alta popularidad, y se le da crédito por sacar a millones de brasileños de la pobreza y por convertir al país más grande de América Latina en un importante actor en el escenario mundial.
En muchos lugares de Brasil, Lula sigue siendo venerado por sus políticas económicas y por su papel en la lucha por la democracia durante la dictadura que vivió el país, y con 71 años es uno de los favoritos para las elecciones presidenciales del próximo año.
El caso es parte de una extensa investigación de corrupción centrada en la petrolera estatal Petrobras, la cual ha enviado a prisión a políticos y altos ejecutivos de Brasil.
El exmandatario está acusado de recibir un apartamento frente a la playa y de aceptar remodelaciones al inmueble como sobornos de la compañía de construcción OAS.
Los fiscales también alegaron que la empresa pagó para almacenar las pertenencias de Lula, pero Moro desestimó esa parte del caso.
El expresidente dijo que los cargos no tienen fundamento y rindió un testimonio desafiante ante Moro.
Ambos son vistos como héroes nacionales para algunos miembros de la sociedad brasileña.
“La condena no brinda ninguna satisfacción personal a este juez. Al contrario, es lamentable que un expresidente sea sentenciado”, escribió Moro sobre su decisión.
“No importa quién seas, la ley está por encima de ti”, agregó.
Moro dijo que no ordenó el arresto inmediato de Silva porque una condena a un expresidente es un asunto serio y consideró que se debía de escuchar primero una apelación.
El ex líder sindical que se convirtió en el primer presidente del país de la clase obrera, ocupó el cargo entre 2003 y 2010.
El caso ahora pasará a las manos de un grupo de magistrados. Si ratifican la condena, la ley brasileña establece que Lula no puede buscar el cargo de presidente.
Moro también dictaminó que Lula no puede ocupar cargos públicos por 19 años. Los abogados de Lula no respondieron inmediatamente a peticiones de comentarios, pero la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, rechazó la condena.
“El juez Moro hizo lo que los medios de comunicación y lo que la opinión pública en contra de Lula quería”, dijo la senadora.
“Esta es una vergonzosa condena sin evidencia”.
Lula es condenado a 9 años y medio de cárcel por corrupción y lavado de dinero #AFP https://t.co/eJVc3Zsbs2 pic.twitter.com/RFfERyfuhe