Costa Rica intentaba salir este lunes 9 de octubre de la devastación causada por el paso de la tormenta tropical Nate, que dejó 11 muertos en el país y provocó derrumbes, arrasó viviendas y dejó comunidades enteras aisladas.
Aunque sus efectos se sintieron con mayor intensidad el miércoles y jueves pasados, el país permanece con alerta roja en gran parte de su territorio por el riesgo de que nuevas lluvias provoquen nuevas tragedias debido a la saturación de los suelos por los aguaceros del último mes, según la Comisión Nacional de Emergencias.
“La magnitud de los daños que ha provocado la tormenta tropical Nate en toda la infraestructura vial del país es de proporciones titánicas”, advirtió el ministro de Obras Públicas y Transportes, Germán Valverde.
El ciclón dejó al menos 32 muertos en toda Centroamérica y el fin de semana tocó tierra en Estados Unidos con fuerza de huracán, aunque sus daños en ese país fueron menores a los esperados.
En Costa Rica, equipos de rescate intentan restablecer el transporte en las carreteras que continúan bloqueadas para llevar ayuda a numerosas comunidades aisladas, mientras más de 11 mil 300 personas permanecen en albergues.
El presidente Luis Guillermo Solís advirtió de las dificultades que han tenido las autoridades para alcanzar zonas incomunicadas por la persistencia del mal tiempo en partes del territorio.
“El efecto que ha tenido la tormenta tropical Nate ha sido devastador en el país, no es algo que puede atenderse con un poquito más de ayuda, se necesita mucho más ayuda”, declaró Solís el domingo en un acto público de recaudación de ayuda organizado por la empresa de comunicación Repretel.
“Hay inundaciones, hay deslaves, hay derrumbes todavía, abrimos calles y vuelven a caer los terraplenes. Llegamos con dificultad por vía aérea a lugares donde no podemos llegar por tierra, y se nos cierra el clima de nuevo”, lamentó.
En la localidad sureña de Palmar Norte, unas 200 personas permanecían en un albergue sin condiciones de regresar a sus casas, arrasadas por las lluvias y la crecida del río Térraba.
“Aquí siempre hemos tenido llenas (de río) pero nunca como esta, todo el mundo perdió todo, nosotros perdimos la ropa, las camas, la comida, todo”, narró Xenia Guzmán, vecina de la comunidad austral de Palmar Sur a la televisora Teletica.