Las crisis políticas en Nicaragua y Venezuela sobrevuelan desde este lunes 16 de julio el encuentro de cancilleres europeos, latinoamericanos y caribeños que busca mostrar que están "del mismo lado" en un momento de "equilibrio global de poder" cambiante.
"Desde nuestra última reunión que tuvo lugar hace dos años (...) el equilibrio global de poder está cambiando más rápido que nunca", dijo la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, al inicio de la reunión entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Aunque la agenda de esta reunión de dos días aborda oficialmente el cambio climático, el comercio o el desarrollo sostenible, la situación en Nicaragua y en Venezuela se abordarán al margen del encuentro, como ya llevó a cabo el ministro español Josep Borrell con su par venezolano Jorge Arreaza. Según el ministerio de Asuntos Exteriores español, Borrell le expuso su "profunda preocupación" por la situación en la Venezuela de Nicolás Maduro, país al que la UE ha impuesto una serie de sanciones desde noviembre por socavar, en su opinión, la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos.
Sin embargo, el canciller español marcó poco antes en rueda de prensa el cambio de actitud del nuevo gobierno socialista, al asegurar que "España no va a abanderar las líneas duras de las sanciones cuando haya un problema en América Latina", y abogó por el "diálogo" y las "exigencias" a Caracas.
Jorge Arreaza, quien no hizo declaraciones a la prensa a su llegada a la reunión como su par nicaragüense Paul Oquist, calificó en su cuenta en Twitter de "cordial y productiva" la reunión con el español, con quien comparte su apuesta "por el diálogo con respeto mutuo y la cooperación integral". La situación en Venezuela obligó precisamente a la presidencia pro tempore de la CELAC, ejercida por El Salvador, a reemplazar la tercera cumbre de mandatarios de ambos bloques prevista el pasado mes de octubre en San Salvador por la reunión ministerial de dos días en Bruselas.
Los países americanos reunidos en el Grupo de Lima, al que pertenecen Brasil, Argentina, Chile y Costa Rica, entre otros, rechazó asistir entonces a la cumbre. La reunión ministerial se celebra ahora con la preocupación en torno a otro país bolivariano del ALBA: Nicaragua. Protestas opositoras se iniciaron el pasado 18 de abril contra una reforma al sistema de pensiones, pero derivaron a una demanda generalizada para la salida del poder del presidente Daniel Ortega, un exguerrillero de 72 años. Desde entonces, fallecieron unas 280 personas.
Francia, en la línea de la diplomacia europea que recordó la obligación de Managua de proteger a la población, llamó este lunes a las autoridades nicaragüenses a cesar la "represión" y a "implementar concretamente su compromiso a favor del diálogo".
El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo que pidió a su canciller Roberto Ampuero llevar el tema a la cita, mientras que la ministra costarricense, Epsy Campbell, adelantó que pedirá al foro un pronunciamiento sobre la crisis en Nicaragua.
Las autoridades nicaragüenses también solicitaron la mediación de la UE, indicó a la AFP una fuente diplomática europea, para quien aceptarlo habría supuesto "una pérdida de credibilidad" ante un "régimen autocrático y cleptocrático". Más allá de ambas crisis, presentes en otros foros regionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), el presidente estadounidense, Donald Trump, también sobrevuela el ambiente del encuentro bautizado "Construyendo puentes y reforzando nuestra asociación para afrontar los desafíos globales".
"Las viejas alianzas se están poniendo en cuestión y otras nuevas están emergiendo (...) Se plantea la amenaza de nuevas guerras comerciales", dijo Mogherini ante los responsables de los 61 países de la UE y de la CELAC, para quien "en medio de esa confusión", ambos bloques están "del mismo lado".
La reunión se produce en un contexto de tensión entre Trump y sus socios comerciales, desde México hasta China, por sus pesados aranceles siderúrgicos y de tensiones también con la UE, bloque con el que mantiene diferencias en la política nuclear iraní, el Acuerdo de París sobre clima o Naciones Unidas.
Para el canciller luxemburgués, Jean Asselborn, "en el contexto actual, un contexto difícil, la CELAC y la UE deben cooperar de manera más estrecha en los principales foros internacionales", como en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Desde su nombramiento como alta representante para la Política Exterior en 2014, Mogherini impulsó las relaciones del bloque con América Latina, uno de cuyos éxitos ha sido la reanudación completa de las relaciones con Cuba y la derogación de la conocida como Posición Común de 1996.
El acuerdo comercial con el Mercosur, en negociación desde hace casi 20 años, se mantiene como la asignatura pendiente. El encuentro UE-CELAC tiene previsto abordar el comercio el martes, la víspera de una reunión entre los cancilleres de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay con la comisaria europea de comercio, Cecilia Malmström.