"¡Qué bueno volver a encontrarnos y hacerlo en esta tierra que nos recibe con tanto color y calor!", exclamó el papa Francisco en su primer acto en el Campo Santa María la Antigua -en los terrenos de la cinta costera de la avenida Balboa-, como parte de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), "una fiesta de alegría y esperanza para la Iglesia toda y, para el mundo, un enorme testimonio de fe".
A los jóvenes repartidos en la cinta costera, el papa les dijo que reconocía el sacrificio de muchos por estar aquí.
"Venimos de culturas y pueblos diferentes. Hablamos lenguas diferentes, usamos ropas diferentes. Cada uno de nuestros pueblos ha vivido historias y circunstancias diferentes. ¡Cuántas cosas nos pueden diferenciar! Pero nada de eso impidió poder encontrarnos y sentirnos felices por estar aquí", mencionó.
También los animó a perder el miedo, a avanzar con energía renovadora "y [con] esa inquietud constante que nos ayuda y moviliza a ser más alegres y disponibles... Ir adelante no para crear una Iglesia paralela un poco más 'divertida' o cool en un evento para jóvenes, con algún que otro elemento decorativo, como si a ustedes eso los dejara felices. Pensar así sería no respetarlos".
Francisco también aplaudió a los jóvenes que desmienten y desautorizan aquellos discursos que "se empeñan en sembrar división, en excluir o expulsar a los que 'no son como nosotros", y remarcó que el amor verdadero "no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior".
"Sabemos que el padre de la mentira prefiere un pueblo dividido y peleado, a un pueblo que aprende a trabajar juntos", agregó.
El discurso del papa -el tercero de los 10 que tiene previsto pronunciar en Panamá- estuvo antecedido de una colorida aunque sencilla ceremonia en la que los jóvenes tuvieron un papel protagonista: aclamaron a Francisco en su recorrido en papamóvil por la cinta costera, presentaron a un grupo de santos patrones (en varios idiomas) y le entregaron obsequios. Por Panamá, el futbolista Felipe Baloy y el nadador César Barría le regalaron una estola confeccionada por artesanos de la etnia guna. Francisco la lució en el acto.
En determinado momento, el papa hizo una pausa en su discurso para pedir a los jóvenes que enviaran un saludo a su antecesor Benedicto XVI. Al fondo de la tarima, a la izquierda del pontífice, fue colocada una imagen de la virgen Santa María la Antigua, patrona de Panamá.
También agradeció al arzobispo José Domingo Ulloa y su equipo "por ayudar a que Panamá hoy sea, no solamente un canal que une mares, sino también canal donde el sueño de Dios siga encontrando cauces para crecer y multiplicarse e irradiarse en todos los rincones de la tierra".
Según el comité organizador, hasta este 23 de enero, 110 mil 584 personas habían retirado sus acreditaciones para participar en la JMJ. De esa cantidad, 85 mil 884 son peregrinos; 450 son obispos; 2 mil 250 son sacerdotes; 2 mil 500 son periodistas, y 19 mil 500 son voluntarios.
La JMJ concluye este domingo. El viernes 25 de enero, la agenda incluye una liturgia penitencial con los jóvenes privados de libertad recluidos en el Centro de Cumplimiento de Menores que está en Las Garzas de Pacora, en la mañana, y un viacrucis en el Campo Santa María la Antigua, a las 5:30 p.m.
