Después de varios años de estudio y experimentación, Cuba cultivará maíz y soya transgénicos a gran escala en 2017 para disminuir su déficit alimentario, pero bajo estricto control científico y legal, anunció una fuente oficial.
"De culminar con éxito todas las pruebas requeridas por los órganos reguladores cubanos, para la primavera del venidero año 2017 podríamos empezar la introducción de (transgénicos. . . . . . ) en mayores extensiones de tierra", dijo Mario Estrada, director de Investigaciones Agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
Cuba espera obtener resultados de forma "segura y controlada" que disminuyan las importaciones de esos dos cereales, que en 2014 sumaron mas de 500 millones de dólares, dijo Estada al diario oficial Granma. .
La isla invierte cada año cerca de 2 mil 000 millones de dólares en la importación de cerca del 75% de lo que comen los cubanos, pues sus producciones son insuficientes para alimentar a 11.2 millones de habitantes y casi 4 millones de turistas.
Las investigaciones sobre cultivos transgénicos, muy polémicos a nivel mundial, comenzaron en Cuba en 1996 y los primeros ensayos en pequeña escala se hicieron en 2009, luego de promulgarse la legislación regulatoria.
Pero "los resultados no se ajustaron a las expectativas y ello determinó la interrupción de las pruebas de campo con fines productivos", agregó Estrada. . "En la actualidad trabajamos en la obtención de nuevas líneas híbridas transgénicas de maíz, que en escala de pequeña parcela experimental, muestran rendimientos potenciales de nueve ton/ha, bien cerca de los niveles alcanzados por los países líderes mundiales en esta producción", resaltó.
Igualmente se experimentó "con una soya transgénica resistente también a herbicidas, que en áreas experimentales de la empresa Cubasoy mostró un rendimiento de hasta 2.8 ton/ha, muy superior a los habituales alcanzados allí", explicó.
Granma enfatizó que "buena parte de los criterios opuestos a los organismos genéticamente modificados se sustentan en experiencias referidas al mal uso de las indicaciones tecnológicas, la falta de información, deficiente capacitación y las prácticas abusivas de determinadas empresas productoras de semillas a escala mundial", lo cual no sería el caso cubano.

