El Senado brasileño inició este miércoles 11 de mayo de 2016 una histórica sesión para decidir si abre un juicio de destitución a la presidenta izquierdista Dilma Rousseff, acusada de maquillar las cuentas públicas. El plenario de la Cámara Alta comenzó los debates una hora más tarde de lo programado, en una jornada que se prevé extensa.
La oposición afirma que cuenta con la mayoría simple de 41 votos para aprobar el juicio y apartar del poder a la primera mujer presidenta de Brasil por seis meses, antes de adoptar una decisión definitiva.
La presidenta aduce que gobernantes de la oposición que la precedieron practicaban las mismas maniobras fiscales y que no cometió ningún “crimen de responsabilidad”, un cargo que puede ser castigado con el proceso de destitución según la Constitución.
Si el Senado obtiene los 41 votos necesarios para juzgarla, Rousseff será apartada de la presidencia durante la duración del proceso, por un máximo de 180 días.
El vicepresidente Michel Temer, un exaliado del gobierno al que Rousseff acusa de traición, asumirá la presidencia de forma interina. Y si Rousseff es finalmente declarada culpable, Temer quedará al frente del país hasta 2018, fin previsto de su mandato.