La cámara de Diputados de Brasil realizó este viernes, 18 de marzo, la primera sesión de las 15 previstas para que una comisión especial recomiende la apertura o el archivamiento de un pedido de juicio de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff.
El presidente de la Cámara, Paulo Cunha, quiere acelerar este paso del proceso, para que se complete en un plazo de un mes.
“Es mejor que sea rápido para que el país pueda conocer su verdadera agenda. No podemos quedarnos con una única agenda que sea la del impeachment (...) Podría ser en 30 días”, dijo Cunha tras dar por iniciado el trabajo del cuerpo legislativo.
“Lo más probable es que sea en la semana del 20 o del 27 de abril”, añadió.
Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), fue acusada por un grupo de juristas apoyados por la oposición de haber aumentado gastos sin permiso del Congreso y de tapar agujeros del presupuesto con préstamos de bancos estatales en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015.
El plan de Cunha, un fino conocedor de la cámara abiertamente enfrentado con Rousseff, es que la comisión de 65 diputados constituida el jueves funcione todos los días posibles, hasta cumplir las 10 sesiones previstas para la defensa y las cinco para que sus integrantes lleguen a un dictamen y hagan una recomendación a los 513 diputados federales de Brasil.
Un eventual parecer favorable a un juicio de destitución debe ser aprobado por los dos tercios de la Cámara (342 diputados). De no lograr ese número, el pedido será archivado.
Si la cámara de Diputados aprueba un pedido de impeachment, y el Senado, de 81 escaños, lo ratifica por mayoría simple, Rousseff será apartada automáticamente de su cargo por un plazo máximo de 180 días.
Y su destitución definitiva ocurririía si el Senado la vota al cabo del proceso, esta vez por mayoría de dos tercios (54 senadores de un total de 81).