Donald Trump llega este viernes a su sexta semana en la Casa Blanca a la ofensiva ante el surgimiento de nuevas revelaciones de contactos entre su entorno y responsables rusos, que frustran su intento de recomponer unos caóticos 40 días en el poder.
Antes de abandonar Washington por su resort Mar-a-Lago en la soleada Florida, por cuarta vez en cinco semanas, Trump acusó a sus adversarios políticos de emprender una "caza de brujas" sobre lazos con Moscú durante la campaña electoral, que el millonario niega.
Trump denunció también fuga de información confidencial, apuntando el dedo a sus propios servicios de inteligencia, encargados desde el año pasado de investigar la campaña de desinformación y piratería atribuida a Moscú para desestabilizar el proceso electoral estadounidense e impulsar al magnate a la Casa Blanca.
El nuevo escándalo gira alrededor de Jeff Sessions, un fiel aliado del presidente, que como secretario de Justicia tiene al FBI (Policía federal) bajo su mando, y que el jueves se apartó de cualquier investigación sobre el rol de Rusia en los comicios.
Luego de que Sessions dijera bajo juramento en el Senado que "no tuvo comunicaciones con los rusos", periodistas reportaron que, de hecho, se reunió con el embajador de Moscú en Washington, Serguei Kisliak, en dos oportunidades en los meses previos a las elecciones.
Sessions afirmó que era parte de su rol como senador encontrarse con diplomáticos, y que con el embajador ruso hablaron de "cosas normales". Pero la oposición demócrata no perdió la oportunidad, y pide que el exsenador renuncie y sea investigado por perjurio.
"Jeff Sessions es un hombre honesto", manifestó Trump.
El presidente ha negado cualquier vínculo con el Kremlin, desde que las agencias de inteligencia estadounidenses acusaron públicamente a Moscú de tratar de interferir en las elecciones de noviembre a favor del magnate.
Pero a cuenta gota han surgido nuevos reportes de encuentros de figuras de su entorno con el embajador ruso. Durante la convención de investidura del Partido Republicano, en julio en Cleveland (Ohio, norte), dos exconsejeros del entonces candidato, J.D. Gordon y Carter Page, se reunieron con Kisliak, reportó el diario USA Today.
Justamente, el ocultamiento de conversaciones telefónicas con el embajador ruso le costaron el cargo al exasesor de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, quien renunció el 13 de febrero.
El hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., recibió al menos 50 mil dólares por pronunciar un discurso en una conferencia en París, organizada por un centro de análisis cercano a Moscú, el Center of Political and Foreign Affairs.
En octubre, Kisliak estaba en la Trump Tower, en Nueva York, para una corta visita en la que se reunió con el influyente yerno del presidente electo, Jared Kushner, así como con Flynn.
"La gente está escogiendo hacer juegos políticos, deberían estar avergonzados", dijo Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, a la cadena FoxNews.
"Toda esta historia es una manera de los demócratas de salvar la cara por perder una elección que todos pensaban que ellos debieron ganar", dijo Trump.