El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, acusó a sus opositores políticos de intentar un golpe de Estado conforme el Gobierno abandonaba la capital debido a la violencia provocada por el fin de los subsidios a los combustibles la semana pasada.
En un discurso nacional, Moreno dijo que estaba trasladando la rama ejecutiva a la ciudad portuaria de Guayaquil debido a amenazas de seguridad.
El presidente dijo que los aliados de su predecesor, Rafael Correa, se habían infiltrado en las manifestaciones en un intento por derrocar a su Gobierno, aunque no proporcionó pruebas de ello.
Durante la cuarta noche de un estado de emergencia, los manifestantes en la capital Quito causaron daños menores al edificio del Congreso de Ecuador y entraron violentamente en la oficina del contralor general al otro lado de la calle.
Los manifestantes también atacaron una instalación de producción de petróleo, una importante planta de lácteos, docenas de plantaciones de rosas y quemaron vehículos policiales y militares mientras las fuerzas de seguridad tenían dificultades para contener la violencia.
Moreno reiteró que no restablecerá los subsidios al combustible. En la región amazónica, los manifestantes entraron en las instalaciones del campo petrolífero de Sacha, lo que llevó a las autoridades a cesar la producción allí, causando la pérdida de 70 mil barriles de una producción de 550 mil barriles diarios de Ecuador.