La opinión de una corte internacional que dijo que Costa Rica debería permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo alteró la carrera presidencial en la nación centroamericana, convirtiendo a un candidato evangélico contrario a esta medida, y que tenía apenas un 2% de apoyos en las encuestas, en el principal aspirante en los comicios de hoy domingo.
Tras la decisión del mes pasado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Gerardo Fabricio Alvarado, un periodista de 43 años con una destacada carrera como predicador y cantante cristiano, saltó al 16.9% en una encuesta publicada el 31 de enero por el Centro de Investigaciones en Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (CIEP).
Los rivales más próximos a Alvarado son Antonio Álvarez Desanti, del Partido Liberación Nacional con el 12.4%, y Carlos Andrés Alvarado, con quien no guarda parentesco y que es el candidato del gobernante Partido Acción Ciudadana, que tendría el 10.6% de los apoyos del electorado.
Si ninguno de los aspirantes obtiene más del 40% de los votos, los dos primeros pasarán a un balotaje el próximo 1 de abril. La misma encuesta mostró que poco más de dos tercios de los costarricenses se oponen al dictamen del tribunal, que instó al gobierno a conceder a las parejas homosexuales derechos como el de adopción y a recibir herencias y otros beneficios de sus parejas.
Para Costa Rica, un país profundamente católico, el fallo sobre el matrimonio gay fue un “shock externo” para la campaña, dijo el analista político Francisco Barahona a The Associated Press.
"Fabricio es un candidato joven, de buena dicción, con buen manejo ante las cámaras, pero también fue el único que reaccionó de manera radical en oposición a lo que planteó la Corte Interamericana, lo que produjo que una buena parte del electorado conservador lo pusiera en su radar”, apuntó Barahona.
Alvarado calificó la opinión de la corte como una “violación de la soberanía” y una “imposición externa” e incluso barajó la idea de retirar al país de la corte, auspiciada por la Organización de Estados Americanos, que tiene su sede en la capital del costarricense, San José.
Esto le valió la aprobación tácita de líderes evangélicos y católicos quienes, aunque tienen prohibido participar de forma explícita en los comicios, han pedido a los electores que respalden a candidatos con “valores cristianos”.
Alrededor del 76% de los costarricenses se identifican como católicos y el 14% como evangélicos, según los datos de CIA World Factbook.
Ana Cecilia Sánchez, una oficinista de 53 años, es una de los muchos indecisos que sostienen que no votarán por un candidato que respalde el matrimonio gay. “Para mí el tema de los valores y los principios es muy importante en toda sociedad, porque la base de la sociedad es la familia (...) Uno se pregunta qué va a pasar con Costa Rica si se quitan los valores cristianos", manifestó Sánchez.
Adrian Pignataro, politólogo de la Universidad de Costa Rica, señaló que el país ha visto una marcada erosión en la lealtad de partido y que esta elección expuso una fractura social entre los valores laicos y religiosos. "No es que esta división sea nueva, son valores que estaban ahí pero que en esta campaña se activaron con un hecho puntal y un partido de manera estratégica se mostró a favor de una de esas posturas”, dijo Pignataro.
El politólogo ve un paralelismo con los comicios de 2006, cuando los votantes estaban polarizados por visiones encontradas sobre la economía: una que favorecía la apertura a través de negociaciones comerciales con Estados Unidos y otra más proteccionista.
Carlos Alvarado, es también un candidato joven con apenas 38 años. Es periodista de profesión y comenzó su carrera política como encargado de comunicación del Partido Acción Ciudadana y fungió como ministro de Trabajo en el gobierno del actual presidente, Luis Guillermo Solís.
Su candidatura ha estado marcada por los escándalos de corrupción que salpicaron a personas próximas al ejecutivo de Solís y por el persistente problema del déficit.
Pero como el único candidato importante que apoya abiertamente el matrimonio homosexual, Carlos Alvarado sufrió recientemente un impulso de alrededor del 5% en las encuestas al atraer a los votantes liberales que se oponen a la postura contraria de Gerardo Fabricio Alvarado.
Álvarez, un empresario agrícola de 59 años que fue elegido presidente de la Asamblea Legislativa en dos ocasiones y fue ministro durante la primera presidencia de Óscar Arias entre 1986 y 1990, se presenta con la promesa de crear 150 mil nuevos empleos, reducir el déficit y modernizar el transporte público.
Antonio Álvarez también está en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo, aunque respalda la idea de reconocer ciertos derechos a las parejas gays.
El abogado y exministro de Seguridad Juan Diego Castro, era uno de los favoritos en las encuestas hasta diciembre por su postura firme contra el crimen. Pero cayó a la cuarta posición luego de perder el respaldo de algunos votantes por sus ataques directos durante tras los debates y después del fallo sobre los enlaces gays en enero.
El resultado de los comicios de hoy está en el aire ya que más de dos tercios del electorado se declaran indecisos, según la encuesta del CIEP. "No me llama la atención ninguno", dijo Berlioth Hidalgo, una trabajadora de limpieza de 35 que todavía no se ha fijado en ningún aspirante. "En este país solo hay peleas, corrupción, no se sabe dónde va la plata, mucho niño pobre”.