El senador y expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica, manifestó este martes 17 de julio que recordaba nombres y compañeros que dejaron su vida en Nicaragua peleando por un sueño, sus declaraciones se dieron en el Senado uruguayo, donde esta tarde se aprobó una declaración que condena los actos de violencia y represión a los derechos humanos en Nicaragua por parte del gobierno de Daniel Ortega.
La propuesta presentada por el oficialismo fue aprobada por unanimidad, y exige al gobierno "el cese inmediato de la violencia contra el pueblo".
Durante su intervención, Mujica expresó: "Siento que algo que fue un sueño se desvía, cae en autocracia y entiendo que quienes ayer fueron revolucionarios perdieron el sentido de que en la vida hay momentos en los que hay que decir me voy".
La moción aprobada insta al gobierno de Ortega a participar en encuentros de diálogo y pide elecciones libres y transparentes, sin miedo e intimidaciones. De igual manera, la oposición presentó una propuesta que reclamaba la renuncia inmediata del mandatario Ortega, pero no fue aprobada.
Un video publicado por el portal TNU (Televisión Nacional de Uruguay) muestra la sesión de este martes, en el que se escuchan las distintas intervenciones de los senadores. En ella se ve al senador José Amorín Batlle, quien destaca que "es necesario condenar al Gobierno de Nicaragua con la misma fuerza y entusiasmo con que condenábamos a la dictadura de [Anastasio] Somoza". Mientras que Jorge Larrañaga expresa su indignación, y señala que no comprende cómo los gobiernos se hacen sordos frente a tanta injusticia, y agregó que hasta el papa Francisco se ha lavado las manos en este conflicto de manera lamentable.
Esta tarde, en la ciudad de Masaya, 30 kilómetros al sur de Managua, fallecieron dos personas durante un ataque de fuerzas policiales y paramilitares contra los residentes, quienes protestaban y se protegían entre barricadas.
Reportes recientes indican que más de 280 personas han muerto desde que estallaron las protestas el pasado 18 de abril contra el gobierno por una reforma al sistema de pensiones, que se convirtió en una demanda para la salida del poder de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
