El desafío del FBI: Neutralizar a los asesinos atraídos por el Estado Islámico

El desafío del FBI: Neutralizar a los asesinos atraídos por el Estado Islámico


La Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) había reparado en Omar Mateen, el autor de la masacre de Orlando, pero no pudo evitar que actuara, lo que ilustra la dificultad de luchar contra estos lobos solitarios impulsados a matar en nombre del grupo Estado Islámico.

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La policía federal había interrogado a Mateen en varias oportunidades, en 2013 y 2014, por "eventuales vínculos terroristas". Pero no pudo iniciar un proceso contra él al no tener nada que reprocharle a nivel legal.

Lo mismo sucedió en 2011 cuando el FBI había identificado a Tamerlan Tsarnaev, quien dos años más tarde se convirtió en el coautor del atentado en la maratón de Boston, junto a su hermano.  

Estados Unidos está cada vez más confrontado a actos de terrorismo interno, como sucedió en Boston o en San Bernardino (California), cuando a principios de diciembre de 2015 una pareja radicalizada disparó a 14 personas.

"Parece que el tirador estuvo inspirado en diversas fuentes de información extremistas en internet", declaró Barack Obama luego de una reunión en el Salón Oval a la que asistieron, entre otros, el director del FBI, James Comey, y el secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson.  

"Esto parece similar a lo que vimos en San Bernardino, pero aún no sabemos", dijo subrayando que en esta etapa no hay "pruebas claras" de que el ataque haya sido financiado desde el exterior.

El FBI se había fijado en Mateen tras unas inquietantes afirmaciones en su trabajo, y lo había investigado durante 10 meses a partir de mayo de 2013, precisó el lunes Comey. El nombre de Mateen resurgió en julio de 2014 durante la investigación a un yihadista estadounidense del frente Al Nusra, Moner Mohammad Abusalha, muerto en Siria. Pero tampoco ahí el FBI prolongó sus investigaciones, pues ningún vínculo fuerte pudo ser establecido entre los dos hombres.

"No encuentro nada, considerando el trabajo que hicimos, que sugiera que nuestros agentes hubieran tenido que actuar de otra manera", declaró Comey.

"No podemos mantener a las personas bajo investigación indefinidamente", añadió Comey, que precisó que Mateen figuró en el registro de personas a vigilar durante los diez primeros meses de la investigación, antes de ser retirado de la lista.

Para Steve Pomerantz, exfuncionario antiterrorista del FBI, la institución policial está jurídicamente frágil en este tipo de situaciones.

"Si todo lo que Mateen hacía era visitar algunos sitios en internet" que alentaban a la yihad "y disparar locas declaraciones, era poco lo que podía hacerse contra él", explicó a la AFP. Mientras que "no traspasen la frontera de recolectar fondos para el EI o reclutar para ellos, no van contra la ley, entonces, ¿qué se puede hacer?"

"¿Ponemos bajo escucha a este tipo? Y ese caso, ¿por cuánto tiempo? ¿Lo seguimos?... Pero el número de efectivos que haría falta para eso está fuera de alcance", continuó.

Sin contar los riesgos para las libertades individuales si las autoridades deciden aumentar la vigilancia policial: por un individuo peligroso neutralizado, ¿cuántas personas inofensivas podrían encontrarse en la mira de la policía?

Para evitar que ciudadanos estadounidenses como Omar Mateen decidan asesinar, las autoridades de estadounidenses se esforzaron en desarrollar vínculos con las diferentes comunidades de origen extranjero.

El objetivo es que los más cercanos, la familia, los amigos, los maestros, los educadores, sepan a quién acudir cuando detectan señales de radicalización en alguien.

"Tener buenas relaciones con la comunidad musulmana estadounidense es crucial para la eficacia del FBI" en la prevención de actos terroristas, subrayó Comey.

"Algunas de nuestras relaciones más productivas son con personas que ven cosas y nos las dicen, y que resultan ser musulmanas", agregó.

Las autoridades de Estados Unidos también intentaron combatir las incitaciones al asesinato difundidas por el grupo Estado Islámico en internet. Así, se multiplicó el cierre de cuentas en las redes sociales.

La administración trata de estimular la constitución de una red de contrapropaganda, bajo la dirección de una estructura del Departamento de Estado, el GVE (Global Engagement Center) dirigido por un exoficial de las fuerzas especiales estadounidenses, Michael Lumpkin.

El GVE apoya a todos los que en el mundo, y especialmente en Medio Oriente, combaten de forma cotidiana en la web los llamados al asesinato y al odio del grupo EI. Pero está claro que la propuesta de los yihadistas, de convertirse en héroes de la masacre, continúa mostrando su eficacia. Es muy simple ir a matar blancos inofensivos proclamando a último momento una lealtad puramente virtual al grupo EI, revelan los expertos.

"Si quieren una respuesta para combatir las personas con ese perfil, no será una respuesta policial", estimó Steve Pomerantz.

"La única forma de reducir la violencia con armas de fuego es confiscar las armas, pero tenemos la segunda enmienda" sobre el derecho de portar armas, "así que eso no pasará jamás", agregó.

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