El “no” prevaleció este domingo, 2 de octubre de 2016, en el plebiscito convocado por el Gobierno colombiano para ratificar el acuerdo pactado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que buscaba ponerle fin a un conflicto armado de 52 años, que ha dejado 220 mil muertos y 8 millones de víctimas. El 50% de los colombianos (6.4 millones) le dio su apoyo al “no”, frente a un 49% que dijo “sí”.
El presidente Juan Manuel Santos, rodeado del equipo negociador del acuerdo y de su Gabinete ministerial, reconoció la derrota, y anunció que el cese al fuego se mantendrá y convocó a los seguidores del “no” a dialogar para determinar qué camino seguir.
“No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el último día de mi mandato”, prometió.
Rodrigo Londoño, “Timochenko”, jefe máximo de las FARC, expresó que su grupo mantiene la voluntad de buscar la paz. “Con el resultado de hoy, sabemos que nuestro reto como movimiento político es más grande, y nos quiere más fuertes para construir una paz estable y duradera.
Mientras que el principal promotor del “no”, el expresidente Álvaro Uribe, aseguró que está dispuesto a contribuir en un gran pacto nacional, pero reiteró que se debe corregir lo negociado.
“Insistimos en correctivos para que haya respeto a la Constitución, no sustitución; justicia, no derogación de las instituciones; pluralismo político sin que pueda percibirse como premio al delito; política social sin poner en riesgo la empresa honorable”, declaró.
Juan Manuel Santos
Mandatario de Colombia
EL PAÍS QUE RECHAZÓ UN ACUERDO DE PAZ
El domingo 2 de octubre de 2016, quedará marcado en la historia de Colombia como el día en que sus ciudadanos decidieron no ratificar un acuerdo para acabar con la guerra y darle la bienvenida a la paz.
6.4 millones de personas, en un plebiscito, rechazaron un acuerdo pactado entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, “Timochenko”, jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El documento, de 297 páginas que firmaron el lunes 26 de septiembre en Cartagena de Indias, ante la mirada del mundo entero, desde ayer en la tarde ya no tendrá ninguna validez.
Santos ya no podrá impulsar proyectos de ley ligados al pacto para acabar la guerra que ha dejado muerte, sangre y dolor desde hace 52 años en Colombia.
Salvo retrasos en la llegada de las tarjetas electorales en algunos puestos de votación, la fiesta pluralista se desarrolló en calma en la mayoría de los 32 departamentos que conforman el país vecino. Después del mediodía, el Ministerio de Defensa comunicó que un puesto electoral en el Guaviare, sufrió hostigamiento con explosivos, pero no hubo víctimas ni daños mayores.
El mal tiempo fue la principal amenaza de la contienda. En Bogotá, la capital colombiana, y donde estaban habilitadas para votar 5.5 millones de personas, la lluvia empezó a caer a eso de las 7:00 de la mañana. Las diminutas y frías gotas de agua espantaron las palomas que a toda hora se posan sobre el centro de la histórica plaza Bolívar. A pocos pasos de allí, frente al capitolio nacional, sede del Congreso colombiano, una carpa blanca que protegía la mesa de votación número uno, esperaba al presidente Santos.
El mandatario llegó a eso de las 8:30 de la mañana. Su familia, en pleno, lo acompañó. Luego de meter la papeleta en la urna, se dirigió al país: “Acabo de depositar mi voto en este plebiscito. En esta votación histórica que espero cambie la historia de este país para bien. Terminar una guerra de 52 años, el camino de la paz”, dijo un Santos optimista, y sin prever que al final del día recibiría la que es quizá la noticia más frustrante de su carrera política.
Las encuestas ponían el “sí” a ganar, la comunidad internacional se volcó a favor del acuerdo, incluso el papa Francisco anunció su visita a Colombia, luego de que se ratificara el pacto con las FARC.
Con ese entusiasmo, llegó también al capitolio Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz (1980), uno de los que ha seguido de cerca el proceso. “Estoy aquí para traerle la solidaridad y el apoyo al pueblo colombiano, hubo negociaciones para llegar a este momento, una consulta popular al pueblo a través del plebiscito es fundamental. El pueblo debe ser protagonista para construir la paz, no se puede hacer que el pueblo quede como espectador. Y de allí es muy importante este momento, no solo para Colombia, sino para América Latina y el mundo.
Todos estamos atentos de lo que va a ocurrir aquí y puede servir de ejemplo aquí, y puede servir de ejemplo también para otros conflictos que hay en el mundo, como es el caso de Medio Oriente. Israel y Palestina, que llevan 60 años de guerra. Hay conflictos hoy, que la humanidad tiene que buscar los caminos de solución, así que me alegro de estar con ustedes. Conozco Colombia desde hace muchísimos años”, dijo.
El expresidente Álvaro Uribe, la cara visible de la campaña a favor del “no”, también votó en la mesa número uno. Llegó a las 9:30 a.m., acompañado del exvicepresidente de la República Francisco Pacho Santos, y del ex candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga.
Uribe, quien gobernó Colombia en dos oportunidades, hizo varias preguntas que claramente iban destinadas a Santos: ¿Por qué redujo el umbral electoral del 50% al 13%? ¿Por qué 297 páginas acordadas con las FARC, de temas diversos, los llevan a una sola pregunta? ¿Qué le van a decir a 140 mil presos colombianos que, en promedio, han cometido delitos menos graves que los de las FARC?
Es precisamente Uribe, de acuerdo con analistas, el claro ganador de la contienda de ayer. Políticamente, lo eleva por encima de Santos. “La gente en las ciudades decidieron sobre la guerra que se lleva a cabo en el campo”, dijo a La Prensa, el periodista y analista político, Juan Manuel Ramírez.
El mapa democrático muestra que el “no” ganó en departamentos como Antioquia, fortín político de Uribe. También ganó en Cundinamarca, cuya capital es Bogotá, ciudad donde paradójicamente ganó el “sí”. El eje cafetero (Caldas y Risaralda) fue otra zona que rechazó los acuerdos.
Ramírez dice, además, que “Colombia demostró que tiene un talante democrático, como país, un Estado que le consulta a la gente sus decisiones. No era una obligación someter a refrendación en un plebiscito este proceso de paz. Constitucionalmente no era necesario, y lo cierto es que ganó el “no”, es la voluntad de la gente y eso hay que respetarlo, porque creo que esa es la gracia y la fortaleza de las instituciones. En ese sentido, gana la institucionalidad del país. Creo que ese es un mensaje muy importante para enviarle, pues, a la comunidad internacional, porque hay una gran preocupación por lo que sigue. Las partes tendrán que sentarse, el ‘no’ tiene voz, y hay que juntar esas partes para que se pongan de acuerdo y decidir cuál es el paso a seguir”.
De la campaña del “no”, uno de los primeros en reaccionar fue el exvicepresidente Francisco Santos: “el triunfo del “no” es el triunfo de una paz con justicia”.Santos, días antes de las elecciones, había dicho que si ganaba el “no”, había que sentarse con el Gobierno “rápidamente” para mirar los temas en los que se podían poner de acuerdo.
Timochenko, en tanto, dijo que las FARC mantienen su voluntad de buscar la paz, y reiteran su disposición de solo usar la palabra como arma de construcción hacia el futuro. “Con el resultado de hoy, sabemos que nuestro reto como movimiento político es más grande, y nos requiere más fuertes para construir una paz estable y duradera”. Le mandó un mensaje directo a Colombia: “Al pueblo colombiano que sueña con la paz, que cuente con nosotros. La paz triunfará”.
Santos, reconoció la derrota. Lo hizo desde el Palacio de Nariño, donde le acompañó el equipo negociador de los acuerdos, y su Gabinete. “Como jefe de Estado, soy el garante de la estabilidad de la nación y esta decisión democrática no debe dañar dicha estabilidad, como presidente conservo intactas mis facultades y mi intención de buscar la paz”, añadió.
Prometió que se mantendría el cese al fuego, al igual que manifestó que a partir de hoy convocaría a todas las fuerzas que apoyaron el ‘no’ para buscar consensos. “No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato, porque ese es el camino para dejarle un mejor país a nuestros hijos”, añadió.
Con el 99.9% de las mesas, la elección quedó así: 13 millones de los 34.8 convocados salió a las urnas. De esos, 6.3 millones votaron por el “sí” (49.7%) mientras que 6.4. millones votaron por el “no” (50.2%).