El gobierno de Estados Unidos volverá a cerrar parcialmente por falta de fondos, por segunda vez en dos semanas, tras fracasar en el Senado la votación de un acuerdo presupuestario antes de la medianoche del jueves, cuando venció el financiamiento vigente.
El gobierno no tiene ahora fondos y deberá licenciar a cientos de miles de funcionarios. Esto ya pasó entre el 20 y el 23 de enero, empañando el primer aniversario de la toma de posesión del presidente Donald Trump.
Este nuevo cierre podría durar poco, ya que se espera que el Senado programe una votación en la madrugada para extender los fondos que, de aprobarse, pasará a la Cámara de Representantes y luego será enviada al presidente para su firma temprano el viernes.
El gobierno se preparaba desde temprano desde para el "shutdown", dijo un alto funcionario bajo condición de anonimato, instando a los legisladores a poner "sin demoras" el proyecto aprobado en el escritorio de Trump para su promulgación.
La iniciativa, que extiende el gasto federal por apenas seis semanas para dar tiempo a la redacción del proyecto final, aumenta el tope de la deuda para los próximos dos años, permitiendo poner fin a la financiación a corto plazo que se ha vuelto la norma y que ha impedido que el gobierno planifique inversiones de largo aliento.
El texto recoge los lineamientos del acuerdo presupuestario bipartidista alcanzado el miércoles y debía aprobarse en una votación rápida en el Senado, lo cual requiere el consentimiento de los 100 miembros, pero un senador, Rand Paul, se opuso.
Este republicano del ala conservadora tomó la palabra para cuestionar duramente el aumento de la deuda, y en particular la irresponsabilidad fiscal de su propio partido. "No puedo con toda honestidad y buena fe simplemente mirar para otro lado porque mi partido ahora es cómplice de los déficits", dijo.
"Si uno está en contra del déficit del (expresidente Barack) Obama, pero está a favor de los déficits republicanos, ¿no es esa la definición misma de hipocresía?", agregó.
El líder de la bancada demócrata del Senado, Chuck Schumer, advirtió sobre la inminente crisis fiscal. "Estamos en territorio riesgoso", dijo.
Según las reglas del Senado, el líder de la mayoría, Mitch McConnell, puede citar a una nueva sesión a la medianoche como muy pronto, y luego llevar a cabo una votación de procedimiento sobre el proyecto de ley del gasto una hora después. Luego seguiría una votación final.
Antes de la suspensión el jueves, un lugarteniente de McConnell, el senador John Cornyn, tomó la palabra y en un tenso intercambio con Paul pidió su consentimiento para mover la votación a las 22H30, luego a las 23H00, 23H30 y después a la medianoche, en un esfuerzo por evitar o al menos minimizar el cierre. Paul objetó cada pedido.
La suerte del acuerdo es incierta en la Cámara baja. Los republicanos creen que la iniciativa aumentará significativamente la deuda pública, cuando la reforma impositiva aprobada en diciembre generó una masiva caída en la recaudación. Y algunos representantes demócratas, entre ellos la líder de la minoría Nancy Pelosi, también manifestaron su oposición dado que el acuerdo no contempla el futuro de los "dreamers", inmigrantes llegados ilegalmente de niños.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, se mostró optimista. "Creo que vamos a estar bien", dijo en una entrevista radial.
El acuerdo incluye un aumento de 300 mil millones de dólares del límite de los gastos militares y no militares para este año y 2019. Además de la expansión del presupuesto militar, promesa de Trump, el compromiso otorga, como quería la oposición, un aumento comparable en otros rubros, como la lucha contra la adicción a los opiáceos, un seguro de salud para niños pobres, inversiones en infraestructura, y un paquete de 90 mil millones de dólares de ayuda por desastres naturales.
Los demócratas han atado el tema del financiamiento a una solución permanente para los "dreamers", cuya indefinición forzó el "shutdown" de enero. Los "dreamers" estaban protegidos de la deportación con el DACA, un decreto de la era Obama. Pero Trump lo derogó en septiembre pasado, fijando el 5 de marzo como fecha límite para que el Congreso legisle.