Todo comenzó con una huida masiva. Docenas de jóvenes retenidos en un abarrotado albergue estatal a las afueras de la capital de Guatemala salieron en masa por las puertas el martes por la noche. La mayoría fueron atrapados y encerrados en sus habitaciones.
El miércoles 8 de marzo por la mañana alguien prendió fuego varias colchonetas en el sector de las mujeres, según las autoridades. Las llamas se propagaron con rapidez por dos residencias, matando al menos a 33 chicas e hiriendo a docenas más, la mayoría con quemaduras de segundo y tercer grado.
Del lugar fueron recuperados 19 cuerpos calcinados mientras que entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves a otras nueve jovencitas se les fue apagando poco a poco la vida debido a la cantidad de humo inhalado y las severas quemaduras, indicaron los hospitales General San Juan de Dios y Roosevelt, adonde habían sido llevadas para su tratamiento.
Padres angustiados escribieron los nombres de sus hijos en trozos de papel y los entregaron al personal del albergue suplicando información mientras otros acudieron a los dos hospitales y a la morgue.
Las autoridades trabajaban para identificar a las víctimas, aunque señalaron que en algunos casos serán necesarias pruebas de ADN. En el hospital Roosevelt el doctor Marco Antonio Barrientos pidió a los padres que esperaban afuera que llevaran fotografías, historiales dentales y detalles sobre tatuajes u otros rasgos distintivos.
La vendedora callejera Piedad Estrada llegó al hospital con una fotografía de su hija de 16 años. Dijo que la adolescente estaba embarazada y que llevaba nueve días en el albergue porque se había escapado de casa.
Estrada buscó en los hospitales y en la morgue, pero no consiguió información. Mostró la foto a los trabajadores de un hospital pero le dijeron que no podían darle ninguna certeza porque tenían cinco chicas totalmente vendadas.
El miércoles por la noche, en la morgue, Patricia Ramírez dijo que su nieta de 15 años era una de las fallecidas. Explicó que su hija, la madre de la joven, había identificado el cuerpo quemado en el albergue pero que las autoridades le dijeron que no se lo entregarían hasta hacer una prueba de ADN.
Ramírez dijo que la familia procede de una región al este de la capital, en el departamento de Jutiapa, y que la joven llevaba un año en el recinto estatal.
Las heridas llegaron en ambulancia a los hospitales, algunas medio desnudas, con quemaduras y trozos de piel que se desprendían de sus cuerpos.
Una adolescente de 15 años que fue llevada al Hospital Roosevelt para ser atendida dijo a The Associated Press que cuando comenzaron las protestas se refugió en el techo de su dormitorio con otras compañeras ante el temor de que muchachos alojados en el centro las atacaran. Por la mañana "vi el humo en el lugar. Olía a carne", dijo.
Horas después del incendio el gobierno expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y prometió una exhaustiva investigación. En un comunicado agregó que antes del incendio las autoridades habían solicitado que los jóvenes en el albergue que tuvieran antecedentes delictivos fueran trasladados a otras instalaciones. El director del centro fue despedido, según el comunicado.
El Hogar Seguro Virgen de la Asunción, rodeado de árboles y de un muro de nueve metros, se construyó para alojar a 500 jóvenes aunque en el momento del incendio acogía al menos a 800. Entre los internos había menores bajo tutela del gobierno tras haber sufrido abusos, así como jóvenes con antecedentes delictivos que habían cumplido sus condenas pero no tenían adónde ir.
Las quejas por presuntos abusos y malas condiciones de vida en el superpoblado centro eran frecuentes.
El procurador de Derechos Humanos, Jorge Eduardo De León, señaló que la noche anterior al siniestro se habían escapado varios menores y que al menos 102 habían sido localizados. Refirió que algunos declararon que habían huido porque eran maltratados por los chicos de mayor edad.
"Según afirmaron, los grandes tienen el control y les agreden constantemente... También se quejaron de la alimentación, que además de escasa es de mala calidad", afirmó.
En 2013 una adolescente de 14 años fue asesinada en el albergue. Los investigadores dijeron que había sido estrangulada por uno de los internos.