El presidente de Perú, Ollanta Humala, llega al final de su mandato con su nivel más bajo de popularidad y debilitado por las denuncias contra su esposa, Nadine Heredia, que han centrado la agenda política de Perú, a las puertas de las elecciones del próximo mes de abril.
A pocos meses de las elecciones del 10 de abril, las denuncias contra la primera dama por presuntas irregularidades en las aportaciones económicas que recibió el gobernante Partido Nacionalista en las campañas electorales de 2006 y 2011 se han convertido en la peor crisis política del Gobierno de Humala.
Tanto la popularidad de Nadine como la de Humala han caído en picado en los últimos meses a medida que han ido surgiendo nuevas denuncias contra la primera dama por un presunto delito de lavado de activos y se han abierto varias investigaciones tanto a nivel judicial como parlamentario.
Heredia también es investigada por la Fiscalía por un presunto desbalance patrimonial y lavado de activos presentado entre 2006 y 2009, un caso que fue archivado en 2010, pero que el Tribunal Constitucional decidió en octubre pasado que se siga investigando.
Para el presidente Humala, lo que existe es una campaña para eliminar políticamente a su esposa, que es la principal figura del oficialismo y que no puede ser candidata presidencial en 2016, dado que está impedida por la legislación electoral por ser familiar directo del mandatario saliente.
Pero las denuncias han tenido su eco en la opinión pública y, según una reciente encuesta, la aprobación de la gestión del presidente Humala, cayó en noviembre a 11%, su nivel mas bajo. Heredia, quien niega cualquier acto ilegal en sus funciones como dirigente del gobernante Partido Nacionalista, ha pasado del 40% de aceptación en 2014 al actual 8%.
El protagonismo de Heredia ha sido una constante durante todo el mandato de Humala y su supuesta injerencia en asuntos gubernamentales el origen de varias crisis políticas. Además del desgaste por las denuncias contra Nadine, que se ha convertido en el principal blanco político de la oposición, el Gobierno de Humala, que concluirá su gestión en julio de 2016, también se ha debilitado por la desbandada en las filas oficialistas y por la pérdida del control del Congreso.
En medio de este escenario y en un contexto de desaceleración económica, Perú está ya inmerso en una campaña electoral que se prevé muy agitada, y en la que parte como favorita en los sondeos Keiko Fujimori, la hija del exmandatario Alberto Fujimori, preso por delitos de corrupción y lesa humanidad, con un tercio de la intención de voto.
En la contienda electoral también participan los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo, que tampoco se escapan de las denuncias de corrupción. En segundo lugar en las encuestas figura el exministro de Economía del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) Pedro Pablo Kuczynski, conocido popularmente por sus iniciales PPK, quien confía en pasar a la segunda vuelta, prevista para el mes de junio, junto a Keiko Fujimori.

