El Grupo Estado Islámico se atribuyó, a través de sus canales en la red de mensajería Telegram, este martes 23 de mayo el ataque suicida en un concierto de Ariana Grande que dejó 22 muertos, mientras los jóvenes asistentes huían, algunos llevando las orejas de gatito características de la estrella pop y aferrando globos rosados.
Gritos aterrados de adolescentes llenaron el Manchester Arena después de la explosión del lunes por la noche, mientras los asistentes se atropellaban en el intento de huir.
Cincuenta y nueve personas resultaron heridas en lo que la primera ministra británica Theresa May calificó de “monstruoso ataque terrorista”.
“Nos resulta difícil comprender la mentalidad perversa y retorcida que ve en una sala atestada de niños no una escena para atesorar, sino una oportunidad para la matanza”, dijo. La campaña para las elecciones del 8 de junio fue suspendida.
La Policía de Mánchester dijo que el agresor murió en el ataque. Anunció el arresto de un hombre de 23 años en el sur de la ciudad, en relación con el ataque.
El Estado Islámico dijo el martes que “un soldado del califato plantó bombas en medio de las reuniones de los cruzados” y luego las detonó. No precisó si el atacante murió. La Policía dijo que se utilizó “un dispositivo improvisado”.
El incidente desencadenó una búsqueda de seres queridos durante toda la noche, con padres intentando localizar a sus hijos adolescentes y grupos de amigos separados tras la explosión que intentaban reencontrarse. Twitter y Facebook se llenaron de peticiones de información sobre gente desaparecida.